El papel de las plataformas digitales en la economía Colombiana

El papel de las plataformas digitales en la economía Colombiana

Por: Roxana Méndez González

Las plataformas digitales han pasado a ser fundamentales en nuestro diario vivir, al punto que no podemos concebir actividades tan rutinarias como alimentarnos, hacer compras, desplazarnos y demás, sin usarlas.

Del mismo modo, me atrevo a decir que gran parte de la población siente tranquilidad al pensar que, en una eventual crisis o pérdida de empleo, podrían optar por convertirse en prestadores de servicios de las plataformas, ya que, debido a su flexibilidad y modelo, se configuran como una alternativa de generación de ingresos fácil y segura.

El tema es claro, y en el discurso parece sensato, pero no es el caso de Colombia, donde las plataformas han perdido la batalla varias veces frente a una eventual legislación, que les permita facilitarle la vida a la gente y contribuir a la reactivación de la economía. Aunque resulta alentadora la reciente decisión del Tribunal Superior de Bogotá, en el caso de Uber.

Las razones son muchas, pero entre ellas, la que más pesa es que, a pesar de ser un tema de actualidad, el gobierno, y la sociedad en su conjunto, no conocen cómo funcionan las plataformas, como modelo tecnológico y como modelo económico.

Por este motivo, Fedesarrollo, decidió embarcarse en el estudio de las plataformas digitales, y el impacto que tienen estas en el país, los hallazgos son bastante interesantes, quédense conmigo…

Fedesarrollo, reveló en el estudio que las plataformas digitales aportan entre 0,2% y el 0,3% del PIB. Adicional, contribuyen a la formalización y el desarrollo, puesto que el 43% de las firmas aducen que su afiliación a las plataformas los ha llevado a aumentar el uso del internet, el 37% a aceptar medios digitales de pago, 20% a pagar más impuestos, el 14% a llevar registro de contabilidad, 18% a registrarse en la Cámara de Comercio y el 45% de los prestadores de servicios afirman que las plataformas los ha llevado a abrir una cuenta bancaria.

Cifras bastante interesantes, ¿verdad?, pero eso no es todo, en temas de empleabilidad, las plataformas digitales generan alrededor de 200.000 empleos, traen beneficios en torno a la flexibilidad laboral, ofrecen alternativas de generación de ingresos.

También, el 39% de los repartidores afirman que estarían desempleados si no existieran las plataformas digitales, un dato relevante justo después de que el DANE, publicara sus cifras de desempleo, donde reveló que este llego al 21,4%.

Por ese motivo, es importante empezar a avanzar en el marco regulatorio de las APP y atender el llamado del Presidente de Alianza In, David Luna, quien invita a todos los actores de la vida nacional a trabajar articuladamente el tema, advirtiendo que la tecnología avanza más rápido que la legislación.

Este es  un tema que ha hecho parte del debate nacional, recientemente el  representante a la Cámara por Bogotá, Mauricio Toro, afirmó que el ciudadano debe ser el centro de atención y  que tiene  derecho a escoger con libertad el modo en que usa la tecnología para suplir sus necesidades, siendo el  Estado el responsable de  actualizar la normativa para estar en armonía con la innovación.

Además, en un análisis sobre las plataformas digitales en Colombia, Erick Rincón, profesor del Rosario, afirmó que  un factor que impide adecuadamente la implementación de la  economía colaborativa es:  “La falta de articulación de las entidades del Gobierno encargadas de definir una regulación diferencial que reconozca los nuevos modelos de negocios, pero que garantice los derechos de los consumidores y que elimine o modere las asimetrías regulatorias”.

Ya lo anticipaba Alicia Arango, ministra de Interior cuando ocupaba la cartera de trabajo, que en su momento afirmaba: “El mundo no nos va a esperar“ y es totalmente cierto. Sí Colombia no regula y permite que operen las plataformas digitales y aún más en tiempos de crisis, nos vamos a ver envueltos en una crisis económica mucho peor, y no solo eso, también nos quedaremos rezagados como los países retrógrados que le dan la espalda a la tecnología y se quedan sumidos en la desgracia y el atraso.

Por estas razones expuestas, debemos apuntarle a la reactivación económica a través de las nuevas tecnologías y entenderlas como un instrumento de cambio y un pasaporte al futuro, solo así podremos ser un país competitivo y de avanzada.

 

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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Los límites éticos de la inteligencia artificial

Roxana Méndez González*
@roxanapaganini

Llegó el 2020 y con él muchos avances a nivel tecnológico, cultural, social, entre otros. Nos encontramos en un punto donde ya no es prematuro pensar en la posibilidad de que los robots no solo se encuentren en escenarios donde deban tomar decisiones difíciles, sino también, decisiones éticas.

Déjenme ilustrarlos con un ejemplo, un automóvil llega a su casa a las 8 am para cumplir con la tarea específica de llevarlo a su trabajo. Usted se sube en el asiento trasero del automóvil, deja su maleta al lado y saca su Kindle para continuar con la lectura del libro que lo tenía tan enganchado la noche anterior. Un viaje rutinario, donde nunca se han presentado inconvenientes en el trayecto, inclusive por la hora hay poca congestión, sin embargo, hoy ocurre algo inusual y terrible: son dos niños que cruzan la calle de manera imprudente sin percatarse de la velocidad a la que va el automóvil, con la viva esperanza de alcanzar a pasar… no hay tiempo para frenar, solo hay una opción y es girar a la izquierda, aunque no es lo más viable ya que una moto se aproxima, otro dato, el automóvil no tiene conductor, solo es usted y la máquina.

Ninguno de los resultados es ético, estrictamente hablando, pero en ese orden de ideas, ¿cuál es el menos ético? Este dilema provocado por los niños cruzando de manera imprudente frente al automóvil es una variación contemporánea del dilema del tranvía, un experimento mental en ética ideado por la filósofa británica Philipa Foot, gran estudiosa de la ética aristotélica, contribuyendo al resurgimiento de la ética normativa, que básicamente consiste en la siguiente situación:

Un tranvía avanza sin frenos y está a punto de atropellar a 5 personas que se encuentran sobre la carrilera, usted está a un lado del camino y tiene la opción de activar una palanca que puede salvarles la vida ya que esta hará que automáticamente el tranvía se desvié, pero, matara a una persona que está en el otro carril. Usted solo tiene 10 segundos para tomar la decisión, si no hace nada, mueren 5 personas, si hace algo, muere una ¿usted qué haría?

Este cuestionamiento ha existido durante décadas y aún divide a los filósofos, específicamente a los utilitaristas, los cuales argumentan que es necesario actuar en pro de la felicidad y el bienestar de las mayorías, sin embargo, ya no es un tema meramente humano, estamos hablando de “máquinas éticas”.

Puede que usted piense que estamos lejos de estos escenarios, pero y si fuera así, ¿por qué el Massachusetts Institute of Technology (MIT), inició un proyecto llamado Moral Machine, donde se evidencia claramente como por medio de los datos de crowdsourcing se pueden entrenar a las máquinas de manera efectiva para tomar mejores decisiones éticas en el contexto de los automóviles autónomos?¿por qué la comisión de ética en Alemania sobre la conducción automatizada muestra especial preocupación por dichos casos y recomiendan programar a las máquinas de tal manera que se priorice la vida humana en todo momento?

A partir de estos planteamientos surgen muchas incógnitas como: ¿qué rol tomarían los humanos en torno a la ética imbuida en los robots? ¿será el gobierno quien decida? ¿sus fabricantes? o ¿propiamente el consumidor? Y de ser así, ¿usted podrá entrar a un concesionario y seleccionar la programación ética del automóvil de la misma manera que el color?

Es un tema inquietante que invita a la reflexión, lo animo a que usted me diga si ha reflexionado sobre la robótica en el futuro y los límites éticos de la inteligencia artificial.

*Miembro de número de la dirección de Emprendimiento.