Por: Alejandro Martínez Guzmán*
@almartinezguz

Alejandro Ramírez
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Hoy día es usual que el común denominador de las personas asocie los emprendimientos con conceptos como e-commerce, blockchain, machine learning, open data y apps, entre otros. Este fenómeno se debe, en menor o mayor medida, a la visibilidad que han adquirido estos temas a raíz de la novedosa economía naranja y la bien reconocida cuarta revolución industrial. 

Es así como resulta innegable el impulso que han adquirido este tipo de proyectos tanto a nivel nacional como internacional a raíz de los constantes (pero aún incipientes) impulsos que han recibido de los estados, organismos internacionales y por supuesto, del sector privado. En Colombia, basta ver ejemplos como Ruta-N o Rappi para comprender el verdadero impacto que ha causado este fenómeno.

Sin embargo, aún cuando este tipo de iniciativas sean sumamente loables, y sin perjuicio de que sea necesario buscar mecanismos y estrategias más efectivas para promoverlas, también es cierto, que la sociedad debe cambiar su perspectiva frente al emprendimiento. Así, resulta necesario empezar a dar mayor importancia a otro tipo de proyectos cuyo valor parece haber sido despreciado, pero que tienen una relevancia incuestionable como lo es el caso de los emprendimientos sociales. 

Como puede deducirse de su definición, los emprendimientos sociales son aquellos cuyo objetivo principal involucra de forma directa la búsqueda de soluciones a problemáticas sociales y culturales. Este tipo de proyectos, resultan de gran importancia para el siglo XXI y son de especial interés especialmente para países como Colombia, en los que se viven procesos de transformación de gran envergadura social, como la actual etapa de posconflicto surgida a partir de la celebración de los acuerdos de paz con las una vez llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC – EP).

Desde el año 2016, se abrió la puerta a una serie de retos para la sociedad colombiana. Uno de los principales y quizás, el más importante de ellos, habida cuenta las dimensiones que tiene y los efectos que puede llegar a producir en Colombia, es la búsqueda por integrar nuevamente a todos los actores del conflicto armado, reconciliando víctimas y victimarios, promoviendo su reincorporación a la sociedad civil. Pues bien, es dentro de este marco general en donde se debe destacar la importancia del emprendimiento social, pues sin lugar a duda, sirven como mecanismo para la reincorporación y la generación de paz. 

A partir de una lectura del Acuerdo de Paz se evidencia cómo se contemplaron, de manera acertada, mecanismos jurídicos e institucionales que buscan incentivar la realización de este tipo de proyectos. Así, se destaca la creación del Consejo Nacional de la Reincorporación (CNR), el censo socioeconómico y los incentivos brindados para la realización de proyectos productivos por valor de 8 millones de pesos para cada uno de los excombatientes. 

Como resultado de estas iniciativas, se tiene que, para el mes de septiembre de este año, de acuerdo con pronunciamientos hechos por el consejero para la estabilización Emilio Archila, se han ejecutado 29 proyectos productivos colectivos de los excombatientes y alrededor de 350 proyectos individuales por un valor total de 24.836 millones de pesos.

Todo lo anterior, no es otra cosa sino reflejo de que existen verdaderas herramientas para la creación de emprendimientos sociales dentro del marco del Acuerdo de Paz, con miras a lograr la reincorporación de los excombatientes y garantizar la paz en Colombia. A pesar de ello, se debe mencionar que aún se deben aunar esfuerzos para explotar las oportunidades que existen a raíz del posconflicto. 

En primer lugar, es esencial promover la creación de un verdadero ecosistema de emprendimiento alrededor del proceso de paz que involucre no solamente a los excombatientes, sino también a las víctimas del conflicto armado; es decir, a todos aquellos quienes de alguna forma tuvieron relación o fueron afectados. Hay evidencia de proyectos exitosos que dieron origen a emprendimientos sociales en comunidades afectadas por el conflicto como es el caso de Las Tejedoras de Mampuján, quienes, desde los Montes de María, iniciaron un proceso de superación de los trágicos eventos vividos a través de un proyecto productivo y han superado problemáticas sociales, generando también bienestar y fortaleciendo su comunidad.

Por otra parte, se debe continuar contando con el apoyo del Estado y de organismos internacionales que realicen seguimiento y acompañamiento a la creación de estos proyectos. Deben crearse espacios propicios para capacitar a los futuros emprendedores, bien sean excombatientes o víctimas, de modo que puedan adquirir conocimientos para fortalecer sus proyectos. Igualmente se debe propiciar por el Estado, a través de entidades como Procolombia, el apoyo a los nuevos emprendimientos sociales cuyo enfoque sea la creación de productos destinados a la exportación o en materia de turismo ecológico y turismo comunitario, debido al gran potencial que tienen en los mercados extranjeros por tratarse de temas de interés a nivel internacional y por la imagen de país que se ha venido construyendo a raíz de la celebración de los acuerdos de paz.

Es igualmente necesaria la presencia del sector privado dentro de este ecosistema, especialmente por la labor que cumple dentro de la cadena productiva de estos emprendimientos, por el apoyo a la innovación y a la implementación de tecnologías dentro de los proyectos y por la financiación a través de nuevas líneas de crédito para estos proyectos. En este punto, el rol fundamental recae sobre los medios de comunicación, cuya labor es difundir estos emprendimientos facilitando su consolidación dentro y fuera del país.  A modo de conclusión, se debe mencionar que a pesar de los avances que se han realizado al respecto, el camino que falta por recorrer es inmenso y los retos que hay que enfrentar son aún mayores. Debemos, como ciudadanos, hacer un esfuerzo para promover la creación y el fortalecimiento de estos emprendimientos en tiempos de paz. Todo esto con el objetivo de permitir la reincorporación de los actores armados, buscar la reparación de las víctimas del conflicto armado y construir en conjunto con todos los sectores un país en paz.   

*Columnista invitado del Tanque de Pensamiento AlCentro.

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