Por: Andrés M. Heredia Castro*

Con la llegada de la tecnología al mundo financiero Colombia se ha venido consolidando como el tercer ecosistema Fintech mas importante de América Latina después de México y Brasil[1]. Este gran reconocimiento no solo se da como respuesta a una banca colombiana aun muy tradicional donde en muchas ocasiones se depende de sucursales físicas y engorrosos tramites, sino por la dificultad en cuanto a requisitos o “papeleo” para acceder a servicios financieros básicos.

Todos estos proyectos financieros basados en tecnología se convertirán en importantes impulsores de la Inclusión Financiera en Colombia pues muchos de sus desarrollos se concentrarán en llegar a segmentos del mercado que, o están inconformes con sus actuales servicios o simplemente no encajan dentro de los objetivos comerciales de la actual banca.

Sin embargo, a pesar del gran aporte que las Fintech y los desarrollos tecnológicos harán a la Inclusión Financiera, existe un considerable riesgo donde precisamente por el fácil, rápido e intuitivo acceso a dichos servicios, el bienestar financiero de algunos usuarios en el mediano y largo plazo se afecte, pues estas innovaciones harán que con un par de clics se pueda acceder a créditos e inversiones sin conocer a fondo las responsabilidades financieras que estos servicios conllevan.

Con desarrollos cada vez mas intuitivos y visualmente agradables, los colombianos podrán endeudarse e invertir fácilmente quizás pasando por alto la conveniencia, propósito y viabilidad financiera de esa importante decisión.

Por esta razón, reconociendo los grandes beneficios que seguirá trayendo la tecnología, es importante que las iniciativas de Inclusión Financiera vengan acompañadas de Educación Financiera bajo el liderazgo y supervisión del Estado, donde se le enseñe al usuario a analizar y comprender las condiciones, beneficios o perjuicios reales que les traerá adquirir dichos productos.

La Educación Financiera, preferiblemente desde temprana edad, le podrá enseñar a los futuros usuarios que endeudarse para cubrir gastos o caprichos del día a día, a la final no es sostenible; les podrá generar un criterio financiero que los motivará a indagar, preguntar y asesorarse cuando en el mercado surjan promociones que “garanticen” exorbitantes rentabilidades o cuando insistentemente ofrezcan en redes sociales créditos que se aprueban en pocos minutos.

De esta manera, si se aúnan esfuerzos para garantizar Inclusión con Educación entre el Estado, las nuevas Fintech y la actual banca que poco a poco ira sacando al aire sus Neobancos, la economía colombiana será la gran beneficiada pues quienes accederán a los nuevos servicios serán personas más informadas, responsables y por ende críticas que los llevará a aprovechar al máximo las herramientas de un ecosistema financiero en constante cambio.

Director Educación Financiera de Alcentro*


[1] Fintech: Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y Caribe –  Finnovista y el BID 2019.

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