Por: David Luna
dluna@mit.edu

Históricamente el día de la madre ha sido en uno de los días más violentos del año en el país. Es asombroso y contradictorio: el día que destinamos para demostrar gratitud y amor a nuestras madres por su cariño y entrega, se convierte a la vez en el día en que herimos profundamente su corazón con nuestras acciones. En la última década fallecieron más de 1.360 hombres por las riñas registradas y 127 mujeres también fueron víctimas fatales.

Si el record del día de la madre nos deja boquiabierto, les comparto estas cifras de la Cámara de Comercio de Bogotá: en la ciudad las 74.624 riñas son causa de violencia, desintegración social y en muchas ocasiones terminan en homicidios. Hay desinformación sobre las causas y el tipo de conflictos más recurrentes, porque en muchos casos los bogotanos no hacemos nada: ni nombramos, ni señalamos, ni reclamamos los intereses pacíficamente. Por ejemplo, solo el 32% denuncian y solo 18% lo hacen a través de la aplicación Adenunciar. Esto demuestra dos cosas: la desconfianza de las personas en el sistema judicial y la insuficiencia del sistema para absorber y resolver estas situaciones. Se necesita, entonces, implementar y mejorar los mecanismos de resolución de conflictos.

En el Distrito se han hecho esfuerzos por garantizar la justicia y encontrar soluciones a los conflictos. En 2014, por ejemplo, se inició un Programa de Mediación Policial que ha graduado a más de 160 policías y sensibilizado a 800 en técnicas de resolución de conflictos. Existe “Adenunciar” que es el Sistema Nacional de Denuncia Virtual, esto permite identificar delitos, para que así la administración utilice sus recursos y redirija la política pública eficientemente para combatir los conflictos. De ninguna manera hay que desechar estos programas sino impulsarlos y construir sobre lo construido.

La mayoría de los problemas que radican en el país tienen que ver con la justicia, la impotencia que genera y la necesidad de resolver un conflicto. Un caso que se puede replicar es el de los métodos alternativos de solución de controversias virtuales cuando la disputa sea apropiada para ello. Por ejemplo, —guardando las proporciones y complejidades—, EBAY creó una plataforma de resolución de conflictos online y actualmente resuelve 60 millones de disputas anuales y la Superintendencia de Industria y Comercio implementó un sistema en que se puede denunciar y demandar a través de su página. En Bogotá no hemos experimentado este tipo de sistemas virtuales de solución de conflictos que ahorren tiempo, sean eficientes y conecten a las partes para resolver disputas que pueden, entre otras, descongestionar el sistema judicial y aumentar la confianza al ciudadano. Bogotá puede y debe convertirse en una ciudad de vanguardia en Online Dispute Resolution (ODR), que no es otra cosa que poner la tecnología al servicio de la gente.

Y claro, seguir fomentando la denuncia online, la ciudad necesita información no solo respecto de los delitos que se cometen, sino los conflictos que se producen. Esta categoría más amplia permite desescalar y prevenir los delitos. Hay que entender que la paz también empieza en casa y que mejorar la justicia también se logra con desarrollar otros métodos de solución de conflictos pacíficos. En la forma como nos relacionamos con los otros para ser capaces de convivir en un espacio que todos queremos mejorar.

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