Por: Yesika Padilla
@YesikaPadilla

El término “Tecnologías 4.0” hace referencia a las tecnologías que hacen parte de la llamada 4ta Revolución industrial. La primera revolución fue hace mas de 200 años cuando la máquina de vapor sustituyó al trabajo manual y la tracción animal. 

Esa tecnología, que ahora nos parece rudimentaria, dio paso a una transformación económica y social muy fuerte, pues permitió la creación de las primeras mega fábricas, que atrajeron a la gente de las poblaciones rurales a los núcleos industriales. La segunda revolución industrial ocurrió al comienzo del siglo XX y se caracterizó por la producción en masa de automóviles y el uso extensivo de la electricidad, que surgió como una forma de aprovechar la energía que se producía en las grandes hidroeléctricas al usarla en los centros de producción.

La tercera revolución industrial vino con el transistor y la capacidad de poder poner muchos transistores en un pequeño espacio, el microprocesador, lo que permitió crear la radio, la televisión y el computador; fue la revolución de la electrónica y es la que nos rige ahora. La cuarta revolución industrial surge con ese nombre por primera vez en la feria industrial de Hannover, Alemania, y fue acuñado por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial. Más tarde, “Dominar la Cuarta Revolución Industrial” fue el tema de la Reunión Anual 2016 del Foro Económico Mundial en Davos-Klosters, Suiza. Las principales tecnologías de esta nueva revolución incluyen la robótica, inteligencia artificial, cadena de bloques o blockchain, nanotecnología, computación cuántica, biotecnología, internet de las cosas, impresión 3D y vehículos autónomos. 

Todas estas nuevas tecnologías confluyen en la denominada ‘computación en la nube’, que permite acceder a los datos desde cualquier lugar del mundo e interactúan con los dispositivos móviles al alcance de millones de personas en el mundo. Como ejemplos tenemos mercados donde se puede tener un asistente virtual que ayude con las tareas domésticas y laborales, y, a la vez, ese mismo asistente puede ser su novia(o) virtual, y tener un robot en forma de perro que adquiera su personalidad de acuerdo a su dueño, lo que evidencia que la humanidad ha ido transformando la ficción en parte de su realidad. De otro lado, en el Foro Económico Mundial de 2016 se discute por primera vez la posible desaparición de miles de trabajos por la automatización, dado que las máquinas no sólo sustituirán empleados fabriles, sino que se están volviendo más inteligentes y también podrían reemplazar trabajos administrativos que hasta ahora eran impensables para las máquinas. 

Así las cosas, esta revolución altera no solo la forma en la que se transforman las industrias, sino cómo sobreviviremos como personas, por eso se habla de que no es solo una revolución Industrial sino socioeconómica. En el campo de la educación, empezamos a repensar el concepto de profesionalismo, pues el hecho de ir a la universidad y obtener un título ya no va a ser garantía de conseguir un trabajo formal, calificado y bien remunerado. Ya vemos como gigantes de tecnología contratan talento humano empírico sin certificación de instituciones universitarias y que son muy buenos en, por ejemplo, programar. En cuanto a la realidad virtual y aumentada se empieza a tener la necesidad de experimentar cosas que en la vida real no se podría, como ir a conciertos de personas que ya no están con vida, vivenciar una película, o sentir en el mundo real las acciones que realiza en los videojuegos en su mundo virtual.

En síntesis, ya estamos inmersos en la Cuarta Revolución Industrial con todas sus implicaciones, tanto positivas como negativas. En este escenario, Colombia tomó la delantera pues en el 2019 Medellín fue escogida como la sede del primer centro de la Cuarta Revolución Industrial de América Latina. Asimismo, entidades como el SENA ya empezaron a capacitar a miles de estudiantes en Internet de las Cosas aplicada a la industria. Al mismo tiempo, el Gobierno adoptó recientemente la plataforma X-Road, creada por Estonia, para proveer todo tipo de trámites a través de Internet y facilitarle la vida a los ciudadanos. 

El reto es y será usar todas estas herramientas tecnológicas emergentes y disruptivas como palancas que nos permitan cerrar las brechas sociales y económicas de Colombia. En otras palabras, que la aplicación y el uso de todas estas herramientas nos beneficien a todos y promuevan la competitividad del País.

*Directora de Economía Digital de Alcentro.

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