Por: Liliana María Guaca

Frente a la situación de aislamiento social y cierre temporal de las escuelas, se ha definido desde el Gobierno Nacional estrategias de acompañamiento escolar a los niños y niñas desde el hogar, a través de la mediación tecnológica. En las zonas urbanas, estas medidas se han logrado desarrollar debido al acceso a bienes y servicios que garantizan condiciones mínimas para el desarrollo de la actividad académica. No obstante, en las zonas periféricas y rurales donde las oportunidades no son las mismas, que para las familias urbanas de mayores ingresos, la situación es totalmente opuesta.

Es así, que la pandemia ha puesto de relieve la desigualdad entre los estudiantes rurales y urbanos en el sistema educativo. En este caso, la pobreza, la discapacidad, la etnia, y la dispersión geográfica son factores asociados que agudizan la situación y ponen evidencia el alto riesgo de deserción escolar al que se enfrentan hoy las instituciones educativas rurales.

Las dificultades en el acceso a los medios tecnológicos como tablets o computadores, sumado al factor conectividad, se convierten en los principales factores de exclusión, ya que es a través de las plataformas virtuales, que se procura mantener el proceso de escolarización.

Según un estudio de la Universidad Javeriana, el 96% de los municipios del país no desarrollan el proceso escolar de manera virtual porque más del 50% de los estudiantes de grado 11º de las escuelas rurales no tienen computador ni acceso a internet, sumado a que en caso de contar con algunos equipos, estos no son modernos y no permiten desarrollar un proceso educativo de calidad.

Respecto del acceso y la conectividad, el Censo DANE (2018) reveló que solo el 16.2% de las zonas rurales tienen acceso a internet. De los 32 departamentos, 22 tienen menos del 30% de viviendas conectadas y La Guajiara, Chocó, Caquetá y Vaupés, encabezan la lista de los que tienen la más baja conectividad del pais, siendo este último el más bajo con un 4%.

El cuarto informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020: Inclusión y educación – Todos, sin excepción de la UNESCO aplicado a 209 países   “Identifica una exacerbación de la exclusión durante la pandemia del COVID-19 y se estima que alrededor del 40% de los países de ingresos bajos y medios- bajos, no han prestado apoyo a los alumnos desfavorecidos durante el cierre temporal de las escuelas”. Con este panorama los desafios de la educación rural en Colombia son titánicos, y se deben plantear escenarios posibles para lograr mantener a estos niños y niñas dentro del sistema educativo y así no perpetuar los circulos intergeneracionales de la pobreza.

En medios nacionales, algunos docentes rurales frente a esta situación han desarrollado alternativas para mantener a sus estudiantes escolarizados, optando por visitar en moto u otro medio alternativo, vereda a vereda para poder llevar el conocimiento a sus estudiantes, hasta familias que frente a la falta de conectividad y medios tecnológicos, han tenido que viajar hasta las cabeceras municipales o capitales de departamento para encontrar las guias de trabajo para sus hijos o un servicio de internet para conectarse con el sistema.

En este escenario tan complejo, se vislumbran algunas alternativas de cómo se puede avanzar en el mejoramiento de las condiciones de prestación del servicio educativo rural. Recientemente se sancionó una ley en el congreso liderada por la Representante a la Cámara por Bogotá, Juanita Goebertus del Partido Verde, que permite la flexibilización del transporte escolar en la ruralidad, en donde no aplica es bus amarillo y con cinturones de seguridad, ya que no existen operadores que presten los servicios o  las condiciones de vias de acceso terrestres son limitadas.

Si bien se abre la posibilidad a los territorios que se reglamenten otro tipo de trasportes alternativos que permitan pensarse un sistema multimodolal que beneficie a los territorios, estos deben garantizar las medidas de seguridad del caso y desde el gobiierno nacional se deben fortalecer el acompañamiento, especialmente a las regiones en su reglamentación con prontitud. Esta ley combate las brechas entre lo urbano y lo rural al proveer a los niños y niñas oportundidades de movilizarse hasta sus escuelas  de manera altenativa y garantizar así el acceso a la educación.

Finalmente, se espera de parte de los gobiernos locales que una vez los estudiantes vuelvan a las aulas, se desarrollen programas de refuerzo, acompañamiento y nivelación, y se definan acciones claras de  seguimiento a la efectiva adquisición y evaluacion de  los aprendizajes en la ruralidad, y que no resulte siendo un proceso que en apariencia garantiza la escolaridad pero que en el fondo, acrecenta las brechas y la exclusion educativa de aquellos que más lo necesitan.

 

*Miembro Dirección de Educación

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