Por: Carlos Suárez 

Los jóvenes en Colombia somos la generación de la PAZ. Durante varias décadas, fueron los vientos de la violencia aquellos que mancharon con sangre el intercambio de ideas y discursos fructíferos hacia la construcción de un país donde las oportunidades de progreso estuvieran al alcance de todos.

Aunque la constituyente de 1991 fue el hito histórico para que nuestra nación marcara su estructura como un Estado Social de Derecho, garante de toda clase de DD. HH y noción de un mínimo vital. En la última semana, nos hemos visto acorralados por un sentimiento de lucha similar al que rodeo aquellos valientes jóvenes de la 7ma papeleta en busca de un cambio social. 

Hemos sido testigos de como las calles se inundaron con nuestros gritos de descontento frente a la latente desigualdad y falta de oportunidades. Según el DANE, el desempleo juvenil oscila en un peligroso 31,5% para la mujeres jóvenes y 18,5% para los hombres jóvenes. Algo que hace una década no se contemplaba en el diseño de políticas públicas o en los pensamientos de un joven recién egresado, con un diploma en la mano pero con un pie izquierdo atrás. Pues el mundo laboral nos ha condenado a un circulo vicioso donde las oportunidades son escasas sin importar la edad.

Los jóvenes en Colombia, hemos sido impulsores de cambios sociales en nuestro país. Por muchos años, contra viento y marea hemos desafiado a los gobiernos de turno con el único propósito de hacer valer nuestra voz en el sector público como privado. Sin embargo, pese a los esfuerzos poco fructíferos de muchos funcionarios públicos y hasta una Consejería Presidencial para la Juventud, no nos hemos visto representados, pues se han de cumplir ocho años de la ley 1622 de 2013 y no se ha podido posicionar o si quiera votar por el primer Consejo de la Juventud.

En este contexto poco alentador pero con una oportunidad legítima para cambiar el país bajo la protesta pacífica. Los jóvenes en Colombia estamos exigiendo no solo un espacio en la representación, sino un cambio en el rumbo que se le esta dando a nuestro país. El hecho que cerca del 84% de nosotros los jóvenes se sienta representado con el paro nacional y que ninguna institución registre una confianza mayor del 27% , según una última encuesta de Cifras y Conceptos, demuestra que nosotros los jóvenes marchamos por que exigimos tener una representación en la toma de decisiones de políticas públicas y en ese sentido, exaltamos la necesidad de que se generen más oportunidades en el ámbito laboral y en el manejo de instituciones del Estado.

Tras los contundentes hechos de violencia que en ocasiones opacaron nuestro sentimiento de lucha y disconformidad con el gobierno, hay que ser muy claros. Lo que los jóvenes en Colombia estamos pidiendo, es una inclusión en el diálogo nacional que no quede solo en palabras y promesas vacías. 

Como uno de los muchos jóvenes que quiere ver un cambio profundo en nuestra sociedad y nuestra patria. Sueño con un país que vaya mas allá de las diferencias políticas y vea realmente una oportunidad de reconciliación frente a las adversidades. Sueño con un país que cuente con mejores gobernantes, sueño con un país que trabaje por la paz

*Miembro Dirección de Construcción de Paz 

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