Carlos Andres Aguilera A.
@Aguilera_Ariza

La movilidad en el Distrito Capital no ha avanzado porque las políticas en materia de transporte público e infraestructura vial que se han implementado durante las últimas administraciones no son suficientes. Los planteamientos exclusivamente discursivos, ausentes en muchos casos de fundamentos técnicos, han hecho que las decisiones de política estén todavía muy alejadas de brindar condiciones dignas y seguras para los usuarios del transporte público.

Las acciones dirigidas a restringir cada vez más el uso del vehículo particular no solucionan los problemas. Su uso y el reciente incremento del número de motocicletas es el resultado de un sistema ineficiente de transporte público que presenta sobrecupo en los buses de Transmilenio, irregularidades en las frecuencias y baja cobertura de las rutas del Sistema Integrado de Transporte Público – SITP, el cual de acuerdo con cifras presentadas por Transmilenio con corte al 18 de noviembre de 2013, sólo cuenta con el 25,8% de la flota requerida (12.333), que incluye buses de los servicios troncales, de alimentación, urbanos, complementarios y especiales. Lo anterior denota la ausencia de gestión del Distrito, teniendo en cuenta que la meta para la implementación del 100% del SITP estaba proyectada para el mes de abril de 2014.

Lograr tener un buen servicio de transporte público en Bogotá, es sin duda alguno el principal incentivo para disminuir el uso de vehículo particular – y al tiempo contribuir a la reducción de la contaminación –, sin embargo, esto no ha sido posible, y hoy tenemos un servicio en precarias condiciones, en donde hacinamiento e inseguridad persisten día a día, y los métodos utilizados para controlar y sancionar a conductores que por acciones irresponsables exponen la integridad de los usuarios del Sistema Público de Transporte siguen siendo ineficientes.

Adicional a la ausencia de planeación y gestión a largo plazo tan característica de las últimas administraciones, el transporte público se ve afectado por el retroceso en la cultura ciudadana, perturbada por el comportamiento de algunos usuarios, quienes agravan el caos al pretender acceder a un derecho – como el transporte público -, olvidando sus deberes para convivir con otros usuarios, aunado a, los cada vez más frecuentes bloqueos en las estaciones, portales y vías de Transmilenio que afectan la movilidad y han generado problemas de orden público recientemente conocidos por tod@s. Frente a esta situación la respuesta de la anterior administración había sido acudir a más discursos mencionando como siempre intereses de sus opositores para desestabilizar el gobierno distrital – gobierno que no había gobernado –, y anunciando soluciones improvisadas como la utilización adicional para los buses de Transmilenio de un carril del transporte mixto, – solución que días después fue reversada–, son sólo un ejemplo más de la falta de gerencia que se tiene frente a algunos temas importantes de la ciudad.

La firma por parte del Presidente Santos del Decreto 570 de 2014 por medio del cual da cumplimiento a una decisión de la Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación que ordenó destituir al Alcalde Mayor de Bogotá, y encarga de las Funciones del Despacho del Alcalde Mayor de Bogotá al Ministro Rafael Pardo, fue seguida del anuncio de medidas en materia de movilidad – uno de los cuatro frentes definidos por el Gobierno Nacional para Bogotá – que incluyen un billón de pesos para invertir en obras prioritarias como las vías para Transmilenio por la Avenida Boyacá, la Autopista Norte y la Troncal de la Caracas, así mismo la ampliación de estaciones del sistema que no dan abasto dado el incremento del número de usuarios. Por otra parte, se anunció la reactivación de la construcción de tres metrocables – uno de ellos entre Soacha y Cazucá – y el compromiso del Gobierno de proveer el 70% de los recursos para la construcción del metro de la ciudad.

Ante los cambios y los anuncios recientes, los ciudadanos esperamos que avance la movilidad y de igual manera cada uno de los temas de la ciudad. Bogotá necesita salir de la polarización creada para defender las posiciones ideológicas. Es el momento de dar paso a un Gobierno comprometido con las necesidades de los ciudadanos, el progreso y el fortalecimiento institucional.

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