Por: Jhon Jairo Ocampo

 @jjocampo

La gobernabilidad en un país como el nuestro pasa necesariamente por tres condiciones esenciales. El presidente Duque hoy no tiene gobernabilidad política, no tiene respaldo popular y no fluyen las relaciones internacionales.

Lo que estamos viendo es que no se están dando ninguna de esas condiciones lo que hace muy difícil la conducción de un país con tantos problemas.

Por eso el mandatario de los colombianos debe entender que el malestar social no obedece a un solo tenga o a una reforma específica sino a un conjunto de problemas que generan incertidumbre entre los ciudadanos.

Hoy reconocemos la posición del mandatario de abrir las puertas a una conversación nacional. Muy importante, pero preocupan los matices de lo que se dice.

Es bien distinto conversar que dialogar. Conversación es hablar por hablar. Dialogar es discutir sobre un asunto o sobre un problema con la intención de llegar a un acuerdo o encontrar una solución.

Presidente hay que llamar las cosas como son. Precise que es lo que desea y así poder colocar orden a lo que sigue en el país.

Quiero creer que esos galimatías son una simple forma de llamar una buena intención y que de pronto los asesores le dicen al presidente que dialogar es tener un leguaje similar a los diálogos de paz y por eso es mejor hablar de conversar.

Se abona la intención del jefe de Estado de abrir las puertas al diálogo, posición que no acompaña por los líderes del partido de gobierno -Centro Democrático- que hora tras horas no hacen sino polarizar y crispar los ánimos en las redes sociales.

Sin embargo, el gran interrogante es ¿sobre qué y para qué se va a conversar? la respuesta no es un listado de temas o de actores, sino en qué va a terminar el hablen, hablen y hablen.

Creo que el margen de maniobra del gobierno en los grandes temas de su agenda quedó demasiado limitado pues, antes del 21N y con el fin de frenar el paro, entregó las grandes reformas que se había propuesto.

Dudo mucho en que se pueda sacar una buena reforma tributaria. Ese proyecto que cuenta con escasas cuatro semanas para ser discutida y aprobada en el Congreso puede terminar siendo una colcha de retazos que terminará haciendo mucho daño al fisco en los próximos años y golpeando, aún más, el bolsillo de la clase media para compensar los beneficios tributarios a empresarios con capacidad de lobby en Senado y Cámara.

Las otras reformas claves y necesarias sobre las cuales el gobierno venía trabajando entusiasmado, la pensional y la laboral, dudo mucho que se puedan hacer en esta administración. Antes del paro, el presidente Duque y todos los ministros se encargaron de entregar dichas iniciativas.

Decir que se llevarán a la mesa de concertación las reformas es sinónimo de que nada pasará pues nunca encontrarán un consenso sobre estos temas con los sindicatos y los empresarios.

Ahora, en lo que el gobierno no ha sido claro es en que llevar estas iniciativas a concertación significa que las presentará al Congreso sin importar si hay o no acuerdo.

Si toma la vía de llevarlas al legislativo sin concertación seguro que volverán los paros y protestas.  Por esa razón -en mi concepto- reformas como laboral y pensional quedaron sepultadas en esta administración

En medio de este escenario hay que ser claros. Más que conversar o dialogar el presidente tiene que avanzar en pactos y decisiones rápidas que le permitan recuperar en algo de gobernabilidad que le haga más viable su mandato hasta el 7 de agosto de 2022.

Señor presidente Duque, #ConTodoRespeto, hay que pasar de conversar a realizar pactos por el empleo, pactos por la educación, pactos por la salud, pacto por la seguridad, pactos por la paz de Colombia y pactos con la dirigencia política que le permitan recuperar la gobernabilidad.

Menos conversación y más acción.

*Director de Podcast del Tanque de Pensamiento AlCentro.

Noviembre, 2019.

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