Por: Dixon Ricardo Carrascal

Hace unas semanas el Gobierno Nacional demostró su intención de presentar al congreso una nueva reforma tributaria, en razón del déficit fiscal que aumenta de manera preocupante. Por lo tanto, es oportuno plantear qué debe perseguir el legislativo en esta nueva reforma: disminuir la desigualdad económica o aumentar el recaudo para tapar el hueco fiscal, en otras palabras, equidad o eficiencia. 

La humanidad ha reflejado la desigualdad económica como un aspecto común denominador en todas las etapas de la historia. Si bien diferentes luchas sociales y políticas han buscado disminuir las brechas económicas; grandes capitales pasaron de manos de monarcas, emperadores, feudales, etc., a empresarios, inversionistas o rentistas de capital; tanto así que solo en América Latina y el Caribe el 20% de la población concentra el 83% de la riqueza (Comisión Económica para América Latina y el Caribe , 2021). 

La crisis de la desigualdad no solo afecta a América Latina, sino a nivel global; preocupación que se ve reflejada en economistas como Thomas Piketty, quien advierte de un sistema sin control en el que la rentabilidad de capital crece constante y en mayor proporción que las economías nacionales, lo cual se traduce en consecuencias catastróficas para la dinámica de la distribución de la riqueza a nivel mundial a largo plazo, indicando la probabilidad de que la desigualdad se profundice a índices del siglo XIX. Por lo tanto, Piketty propone que para evitar esta situación deben fijarse impuestos progresivos y un impuesto mundial sobre la riqueza, a fin de mitigar el problema actual del aumento de la desigualdad. 

La anterior tesis es respaldada por The International Inequalities InstituteIII con sede en​ The London School of Economics and Political Science – LSE. En la investigación publicada en diciembre anterior por el instituto británico, se analizaron los datos de 18 países de la OCDE, que de 1965 a 2015 redujeron significativamente los tributos a los ricos para estimar el efecto causal de estos recortes de impuestos sobre la desigualdad de ingresos, crecimiento económico y desempleo. El estudio concluyó que las reformas importantes que reducen los tributos a los grandes capitales condujeron a una mayor desigualdad de ingresos y no tienen ningún efecto significativo sobre el crecimiento económico y desempleo a largo plazo. Además, no encuentran ningún efecto de las reformas fiscales sobre el PIB real per cápita, toda vez que al analizar el efecto sobre las tasas de desempleo, las estimaciones muestran un patrón ligeramente diferente. Por lo tanto, este estudio respalda la hipótesis de que los efectos de recortes de tributos para los ricos en las tasas de desempleo no son robustos ni alentadores y que, por el contrario, aumentan los índices de desigualdad.

Lastimosamente Colombia no es indiferente a esta situación, de hecho, es uno de los países más desiguales no solo de la región sino del mundo, con un coeficiente Gini que no disminuye significativamente en décadas. Precisamente, en el mes de octubre del año anterior, el expresidente Juan Manuel Santos presentó la publicación “Un mensaje optimista para un mundo en crisis” en la que realiza una recopilación y análisis de datos macroeconómicos nacionales, con el fin de reflejar que las cifras y datos de los últimos treinta años en Colombia son positivos. El exmandatario afirma que se aumentó la cobertura en salud y educación, se incrementó la infraestructura, se fortaleció la economía (disminución considerable de la inflación y de la pobreza extrema) y creció el empleo formal y la inversión extranjera. Sin embargo, de todos los datos analizados el único que no presenta un análisis optimista o alentador es el relacionado con la desigualdad económica y de ingresos. 

Si bien, en los últimos treinta años los gobiernos de turno han presentado un sin número de políticas públicas con miras a disminuir la desigualdad, éstas han sido insuficientes y el panorama es bastante desalentador. ¿Será que estas políticas han sido orientadas a mantener una constante desigualdad? ¿Será que las políticas tributarias no han sido lo suficientemente arriesgadas para lograr disminuir el coeficiente Gini? Si hay algo de lo que no hay duda es que las diversas reformas tributarias que se han llevado a cabo en los últimos años únicamente han buscado abrir un hueco fiscal para tapar otro. 

La futura reforma tributaria llega entonces en el momento oportuno para reformar el sistema tributario por dos motivos: primero, porque hay un déficit fiscal innegable e insostenible; segundo, porque esta crisis económica (Covid-19) profundiza la desigualdad, ya que los capitales se acumulan en el extremo privilegiado como suele ocurrir en tiempos de crisis.

Finalmente, independientemente del proyecto de reforma fiscal que presente el ejecutivo, el Congreso de la República debe arriesgarse y orientar la reforma hacia un sistema tributario que equilibre la equidad y eficiencia, sin privilegiar a los grandes capitales con exenciones tributarias que no presentan beneficios a largo plazo sobre la economía nacional o quizá reduciendo impuestos regresivos como el IVA, sin olvidar lo esencial y necesario: buscar un sistema progresivo que disminuya la desigualdad.

 

Referencias: 

 

Comisión Económica para América Latina y el Caribe . (2021). Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe. Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020, 163.

Santos, J. M. (2020). Un mensaje optimista para un mundo en crisis . Bogotá : Planeta.

Hope, D., & Limberg, J. (2020). The Economic Consequences of Major Tax Cuts for the Rich. London: LSE.

Piketty, T. (2014). El capital en el siglo XXI. México: Fondo de cultura ecónomica .

 

*Miembro Dirección de Emprendimiento

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No hay cuenta conectada.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para conectar una cuenta.

Compartir.

Para poder encontrarnos hay que acercarse Al Centro.