Por: David Pombo

 

En el marco del estado de emergencia y el aislamiento preventivo obligatorio, se han producido cambios en nuestra realidad. La cotidianidad se ha visto cambiada sustancialmente, la pandemia ha llevado a imponer una nueva realidad en la forma en cómo nos relacionamos, en cómo vivimos, pero también en cómo disfrutamos, estudiamos y desarrollamos nuestros trabajos.

Bajo este contexto, las realidades de nuestros territorios cambiaron, presento el caso puntual de la localidad La Candelaria (centro de Bogotá) esta crisis la tocó abruptamente, toda vez que en la localidad se concentran más de 14 centros universitarios que no están recibiendo diariamente a 300 mil estudiantes en la localidad, además, un 14 % del comercio está dedicado netamente a los servicios turísticos como hotelería, hostelería, agencias de viajes, artesanías, bici-tours y demás servicios que componen la cadena de valor del turismo local, un impacto económico y social a un territorio citadino que atiende aproximadamente a 1.500.000 visitantes anualmente.

Locales comerciales entre ellos restaurantes, cafés, espacios artísticos culturales y privados como bibliotecas, casas culturales, teatros, museos que mueven diariamente la economía local; los primeros limitados a solventar las necesidades a través de domicilios en el caso más positivo de apertura, los segundos cerrados porque no pueden ofrecer sus servicios ni abrir sus puertas.

Cabe mencionar el impacto de esta crisis en el gremio de joyeros, comercializadores de esmeraldas y orfebres que mantienen una actividad económica estratégica para la localidad, pero que en medio de esta situación algunos lograron apoyarse en alternativas como el comercio en línea y poco a poco migrar o gestionarse desde la divulgación digital. Sin embargo, no dejan de ser afectados por la crítica situación que vive la economía.

La dinámica, en la localidad de La Candelaria ha cambiado, sus calles recibían diariamente un flujo de población flotante debido a la actividad de las entidades públicas como Presidencia de la República, Congreso de la República, Alcaldía Distrital, las Altas Cortes y un número importante de ministerios del poder ejecutivo, todo este flujo de población mermó y su reactivación de darse será paulatina y moderada.

Sería desconocer la dinámica económica y social de la localidad, si no menciono a los vendedores informales, los artistas de calle que ambientan el tramo de la Carrera Séptima entre la Avenida Jiménez y la Plaza de Bolívar el cual ha sido reconocido como corredor artístico.

Todo lo anterior, supone un escenario incierto para la localidad, para sus habitantes y para los gobernantes locales que deberán poner a prueba su potencial de planeación estratégica de manera tal, que se logre convertir esta crisis en una oportunidad en la que se ponga en marcha una estrategia puntual pero ambiciosa para reabrir la localidad al mundo y reconvertirla en un destino turístico sostenible, seguro y bioseguro.

En este sentido, pretendo exponer algunos aspectos que considero importantes para la planeación de la localidad de La Candelaria en un mundo Pos-Covid:

  • Localidad sostenible. La localidad a partir de un ejercicio en red, de construcción conjunta entre todos los actores (universidades, gremios, entidades, autoridades, empresas, comunidad, sectores sociales, etc.) debería apostarle por crear un producto local. Este producto debería contener la mayor cantidad de servicios que ofrece el territorio, en este sentido, lo ideal sería lograr un desarrollo endógeno que permita fortalecer los sectores económicos locales y mitigar la fuga de recursos por la inexistencia de servicios que pueda necesitar un visitante.

Se sobre entiende que los turistas prefieren explorar distintos territorios, distintos atractivos, productos y servicios, considero que por la multiplicidad de actores y sectores económicos que confluyen en la localidad, esta estrategia podrá ser una hoja de ruta exitosa que pueda convertirse en piloto de lo que se debe hacer en un territorio con tantos actores apostando hacia una misma meta. Por ejemplo, es necesario que los sectores hoteleros o de restaurantes no se vean como competencia sino como cocreadores de una misma historia, de un mismo relato que logre cautivar al mundo post-pandémico.

Esta localidad para considerarse sostenible debe voltear la mirada a las cuencas de los ríos San Francisco y San Agustín junto con sus quebradas Padre de Jesús, Guadalupe, San Bruno, entre otras. Esto le permitirá abrir atractivos turísticos para el senderismo, avistamiento de aves, turismo de naturaleza y de aventura (si se quiere), diversificando la oferta turística y mitigando la fuga de recursos provenientes de estas actividades.

  • Localidad segura. Algunos líderes de opinión consideran que la crisis económica agudizará la situación de inseguridad en los territorios, en tanto que, aumentará el desempleo y, por ende, el acceso a bienes y servicios por parte de la población será cada día más limitado; lo que supondría que habrá un aumento en delitos como robos, atracos, fleteos, entre otros delitos que afectan la seguridad y convivencia ciudadana. Resulta clave que, en tiempos de confinamiento y planeación local, la localidad de La Candelaria se prepare y se anticipe a estos hechos con un plan de seguridad que mitigue el aumento de delitos. Es importante prever que al momento de reabrir los sectores económicos que mayor flujo de población moviliza en este territorio es posible que la seguridad empiece a deteriorarse, por tanto es necesario mitigar los factores de riesgo que se generen, máxime cuando la sensación de seguridad es un factor importante, particularmente, para el sector turístico.

Reactivar los frentes de seguridad de manera virtual por medios tecnológicos verificables y de uso responsable por parte de los actores que la conforman, el uso de mensajería instantánea por WhatsApp, Telegram o grupos cerrados de Facebook, por donde circule al instante información sobre situaciones que puedan poner en riesgo la vida de habitantes  y visitantes,  podría ser una herramienta de seguridad a implementar.

  • Localidad biosegura. Este concepto se instaló en nuestras vidas y tal vez, se convierta en una de las necesidades que tendremos presente con mayor frecuencia en la vida social Pos-Covid-19.

La bioseguridad que pareciera no nos preocupó en tiempos previos a la pandemia, se convirtió en estos tiempos, en nuestra principal preocupación o angustia. En este sentido, es clave brindar las medidas necesarias para que los visitantes de la localidad mantengan la sensación de seguridad. Este aspecto se convierte en la apuesta más ambiciosa de mi propuesta: robustecer la red de equipamientos en salud, fortalecernos a partir de la co-creación de los distintos sectores sociales y económicos de la localidad.

Por ejemplo, sería estupendo que entre los más de cincuenta establecimientos de salud particulares o privados que tienen asiento en la localidad, elaboren un procedimiento conjunto para la atención de los turistas que visitan nuestra localidad. Esto se convertiría en un servicio para enganchar un mayor número de turistas, algo que los operadores turísticos en articulación con otros actores del ecosistema de la localidad puedan ofrecer como piloto de un territorio que proyecta un turismo sostenible, seguro y bioseguro alejado de la aglomeración y las prácticas insalubres que en algún momento de nuestras vidas normalizamos.

En este aspecto, el mayor reto lo tiene el gremio hostelero puesto que, su principio es compartir un mismo lugar con otras personas a un menor costo; lo que evidentemente antes de la vacuna lo convertiría en un foco de contagio y biológicamente inseguro, de manera que tendrán que crear estrategias de servicio más cercanas a la hotelería, manteniendo su premisa de low cost.

Estas tres variables suponen la superación de una necesidad sentida en la localidad como es el sistema de recolección de residuos sólidos lo cual afecta la seguridad, el medio ambiente y las condiciones de salubridad de los habitantes de la localidad, al respecto es importante que la administración local en conjunto con Promoambiental que es el operador del servicio de recolección, barrido limpieza y poda en este territorio.

En conclusión, resulta clave que en medio de esta situación podamos revertir este escenario de incertidumbre constante. Una forma sería anticipándonos a lo que queremos en nuestro territorio, a buscar alternativas que nos fortalezcan en medio de la crisis y las diferencias, es momento de poner en práctica todo lo que la cultura y el arte ha formado en nuestros habitantes y de esa manera ser superiores a la situación que nos puso la historia, es momento de restaurar la visión de la localidad.

*Director localidad de Santafé y Candelaria

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