Por: David Pombo
Como algunos saben soy futbolero, pertenezco desde hace 19 años a una barra futbolera y popular en Santa Marta. Desde el 2005 decidí estudiar sobre los fenómenos sociales alrededor del fútbol y la construcción de identidades que surgen en medio de la pasión que despierta este deporte. Así logré mi tesis de pregrado en antropología “Fútbol, identidades juveniles y barras bravas en Santa Marta». Recientemente participo como vocero de la barra a la que pertenezco en el Colectivo Barras Colombianas por la Convivencia, proceso en el que confluyen veinte barras futboleras de todo el país, la mayoría de equipos de primera y segunda división del Fútbol Profesional Colombiano (FPC).

Estos espacios me han permitido formar un sentir sobre el fútbol como pasión, alegría, carnaval e identidad. En la actualidad, el fútbol despierta distintas opiniones, dando como resultado que sea concebido en muchos casos como mercancía, gremio e industria en el mundo del libre mercado en la globalización; así mismo en el mundo de los medios de comunicación, del espectáculo y las redes sociales. Brindo este contexto de mi relación con el fútbol para quienes lleguen a este artículo sepan que estoy escribiendo desde la orilla de un aficionado al fútbol, de un hincha, de un barrista, y si quieren también, desde la mirada de un cliente que reclama a su proveedor, ¡empatía!

Sí, ¡empatía!

La División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) actúa como entidad administrativa y reglamentaria del FPC, asocia a todos los equipos profesionales (36) de fútbol en Colombia para actuar y tomar decisiones como gremio económico y deportivo. Esta entidad como encargada de reglamentar y administrar los torneos del fútbol colombiano (Liga BetPlay, Torneo BetPlay, Copa BetPlay y Liga Femenina) es el principal interesado en la reanudación del FPC en el marco de la pandemia y las medidas de cuarentena. Recientemente ha copado la atención de un sector de la opinión pública nacional, debido a las constantes declaraciones y pronunciamientos de su presidente Jorge Enrique Vélez, y de algunos de sus afiliados como Eduardo Méndez, presidente de Santa Fe, entre otros dirigentes del fútbol en Colombia. Sin embargo, en esta columna no quiere profundizar sobre las declaraciones y sus contenidos, lo que pretende es resaltar la escasa empatía de esta entidad con quienes somos sus grupos de interés o stakeholders y que se agudiza con la emergencia sanitaria del COVID19.

La Dimayor en su afán de convertir el fútbol en un producto comercializable, se ha olvidado de quienes consumimos de este deporte, me refiero al hincha, las barras y los aficionados en general. Su interés mercantilista lo llevó a fracasar en su intento de transmitir el FPC por televisión cerrada en su canal Win Sport +, el cual no es más que la muestra del interés por sacar a las hinchadas de los estadios y convertir en el fútbol en un paquete de televisión por suscripción.

Desde la orilla de los aficionados este interés solo va en detrimento de la fiesta futbolera, esa que cada fecha organiza a los hinchas y barras del fútbol, razón por la que los aficionados y opinión pública futbolera decidieron emprender la campaña “Lo pagará su madre” que ha sido una acción espontanea en contra de los intereses de la Dimayor y algunos de sus miembros por establecer el canal privado Win Sport +.

Sobre la empatía, para el caso de la Dimayor también vale la pena mencionar las últimas intervenciones de su presidente respecto al “Protocolo de salubridad para la reactivación del fútbol profesional” en medio de la pandemia, que en todo caso constituían medidas cuyo único propósito consistía en iniciar competencias a puerta cerrada en junio en todos los estadios del país, 300 personas máximas por cada partido, pruebas COVID cada 72 horas para futbolistas y cuerpo técnico.

Como era de esperarse, estas medidas fueron rechazadas de manera contundente por parte del Gobierno Nacional que a su vez puso en consideración la reanudación del fútbol siempre y cuando se realice de manera localizada en cuatro o cinco ciudades del país, las cuales deben seleccionarse de acuerdo con su situación epidemiológica. A propósito de lo anterior, otro de los casos sonados recientemente tiene que ver con el contrato que se pretendía firmar con la empresa canadiense Athletics & Healt el cual fue objetado por la Comisión de Mercadeo de la Dimayor (algunos dirigentes de la oposición al presidente de esta entidad), precisamente por ser una empresa de papel que solo está interesada en facturar el jugoso contrato con la organización del fútbol en Colombia.

Estos hechos muestran evidentemente el interés descomedido de la Dimayor, y especialmente de quien dirige la entidad, quien al parecer pretende tratar el fútbol como mercancía empaquetada en televisión, incluso con su novedosa y contingente propuesta de la eLiga o Liga PS.

Me pregunto si la Dimayor ha hecho por lo menos un estudio de marketing con quienes consumimos el fútbol, sobre qué nos interesaría que sucediera con él, o si ha consultado a las barras futboleras que son fieles consumidores del fútbol colombiano, sobre cómo están pensando la liga y la copa Poscuarentena o Pos-Covid, ¡la respuesta es NO! No han sido consultados porque precisamente el interés que ha mantenido siempre la Dimayor e incluso la FCF en complicidad con algunos medios, es sacar del fútbol a la afición para que no se conviertan en riesgos sociales o políticos para el negocio del fútbol. No obstante, se olvidan de que como partes involucradas o interesadas tenemos mucho más que aportar y no la idea de poner en riesgo al mercado del fútbol. Es por esto que levanto la voz, exigiendo a esta entidad un mejor relacionamiento, reciprocidad, comunicación y empatía con sus grupos de interés.

En esta misma línea, las constantes intervenciones en medios de comunicación por parte de Ernesto Lucena, Ministro del Deporte, y que en repetidas ocasiones le ha dicho a los dirigentes del fútbol que lo primordial es la salud de los jugadores y de quienes pertenecen al ecosistema del fútbol, pidiéndoles que sean pacientes, argumentando que no solo el fútbol se ha visto afectado por el COVID19, sino todas las disciplinas deportivas, las cuales  han postergado sus competencias a nivel orbital, nacional y local.

De acuerdo con esto, podemos decir que el ministro Lucena ha mantenido ese interés por ser empático con todos los deportistas, medios, gremios y demás actores del mundo deportivo, a pesar de las dificultades económicas que esta coyuntura genera, está anteponiendo primero la salud de los deportistas, sus familias y de la afición futbolera en general.

Para finalizar y no olvidarnos de la realidad actual del deporte, especialmente el fútbol y el mundo del espectáculo, considero que han sido muchas las opiniones sobre el futuro inmediato del fútbol en Colombia, o sobre el futbol poscuarentena y de todas ellas me quedaría con aquella en la que se le da un peso importante a la salud de los futbolistas y sus familiares, privilegiando el regreso de este deporte con afición posterior a la existencia de una vacuna.

*Director Localidad Santafé y Candelaría.

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