Por: Carlos Ramírez

Los cambios producidos por el COVID-19 han generado toda una serie de contrastes. Extremos entre industrias como la de los restaurantes que, solamente en Colombia, arroja pérdidas por 2,5 billones de pesos con un posible máximo de 7 billones a final de año, contrastan con la bonanza de las plataformas tecnológicas de domicilios, que incluso llevó a una de estas a adoptar el Movistar Arena como centro de operaciones ante la avalancha de pedidos.

La infraestructura para los eventos ahora al servicio del ruido blanco de las estibas.

El confinamiento y el temor a salir que se ha apoderado de muchos han favorecido el uso, casi abusivo, de las redes sociales. Para este año se estima un aumento del 66% en el consumo de estos medios.

De ahí una transformación adicional, pero ya no en términos de consumo. Muchos empiezan a escuchar la invitación no solo a ver una y otra vez el torrente infinito de fotos, sino que evolucionan y se convierten en creadores de contenido y prosumers. Gente que disfruta crear por el simple placer de hacerlo, favoreciendo o afectando en el proceso a las marcas si acompañan la publicación con una mención.

Estos influencers, en especial cuando alcanzan la cifra milagrosa de 10 mil seguidores en plataformas como Instagram, son el blanco de una estrategia que busca promocionar sus productos por medio de ellos, creando un atajo en la mente del consumidor. Al no aparecer el sutil aviso de contenido patrocinado o de anuncio en los medios, se crea un discurso diferente con el consumidor.

Ya no es la empresa la que te vende, es un amigo el que te recomienda algo.

Las redes lo saben y es precisamente Facebook quien en cualquier momento en nuestro país nos permitirá comprar de forma inmediata un producto expuesto en una transmisión en vivo. Paralelo a lo anterior, la necesidad de tener un e-commerce puede pasar a un segundo plano si tenemos en cuenta los planes para incorporar catálogos y pasarela de pagos directamente en Instagram, con comisiones de pago que harán sonrojar a Shopify y sus similares.

El bajón en los costos de publicidad en redes sociales se ha convertido en un aliado quizás no muy conocido para todos. Las empresas que sepan leer el momento y tomen la iniciativa en campos donde otras juegan a la retirada en la red, verán recompensada su fe en la medida que se siga asimilando la nueva normalidad.

El negocio hoy también está en desarrollar marca personal, que potenciada con inversiones incluso pírricas en anuncios, puede crear progresivamente una comunidad entorno a los servicios o productos que uno quiera impulsar. Lo anterior se complementa desde luego con disciplina en la publicación, un amplio conocimiento en el tema que quiera tratar y un dominio avanzado de las plataformas de anuncios.

Traducido, toca estudiarlas. Marketing digital no es solo poner un anuncio bonito en tres simples pasos.

Dejando de lado la parte táctica, debemos pensar y entender cuál es la propuesta de valor y apostar, por ejemplo, por el marketing de contenidos. Después de todo, un nombre llamativo y un logo bonito están lejos de ser suficientes. No son pocos los casos donde la gente estanca su idea justo por esto último, si bien intuyo que en el fondo de su corazón saben que la inconformidad no está en el logo rojo con chispas blancas para una marca de comida Kosher. Esta sensación la produce la falta de una visión clara o la ausencia de energía suficiente para trabajar, invertir y materializarla.

Al apostar por contenidos, debemos entender que invertimos en una conversación con el cliente. En educarle sobre nuestra oferta y que, así como en el cortejo, no va a sentir el agradable pinchazo del enamoramiento si antes no sabe al menos el tono en el que le hablamos como marca.

Si pensar en el concepto le genera confusión, piense en su persona favorita: usted.

Los seres humanos compartimos sueños y los suyos, por más locos que parezcan, tienen una concepción similar en las mentes de muchos. Es gracias a eso que la civilización se construye. Después de todo, y citando al gurú del marketing Seth Godin, “lo que puede cambiarlo todo es el marketing que hacemos para nosotros, que dirigimos hacia nosotros, la historia que nos contamos. Esto es lo que te permitirá crear valor, lo que hará posible que te echen de menos cuando no estés”.

Apostemos entonces a eso último. A ser tan relevantes que se sienta el vacío cuando acaben nuestras transmisiones en vivo, nuestros carruseles de imágenes, nuestros videos en Youtube y, porque no, nuestras columnas.

FUENTES

Forbes (2020) Marketing de contenido: salvavidas para grandes marcas. Recuperado de https://forbes.co/2020/04/08/negocios/marketing-de-contenido-salvavidas-para-grandes-marcas/

Forbes (2020) Marketing en tiempos de covid. Recuperado de https://forbes.co/2020/05/01/red-forbes/marketing-en-tiempos-de-covid-19/

El Tiempo (2020) Carrera para evitar que perdidas en restaurantes alcancen $7 billones. Recuperado de https://www.eltiempo.com/economia/sectores/coronavirus-colombia-perdidas-en-restaurantes-pueden-llegar-a-7-billones-de-pesos-520152

Godin, S. (2019) Esto es Marketing. Editorial Planeta Colombiana.

 

*Miembro Dirección Emprendimiento

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