Con el próximo POT, Bogotá se debe poner las pilas con la plusvalía.

Con el próximo POT, Bogotá se debe poner las pilas con la plusvalía.

Por: Dixon Carrascal

El segundo semestre de este año será crucial para el futuro de Bogotá porque se discutirá para su concertación el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial – POT 2022 – 2035, y posterior debate por parte del cabildo Distrital. Este próximo POT será el modelo de ruta que tomará la ciudad en la próxima década y definirá temas de vital importancia para los ciudadanos como movilidad, reorganización de localidades, sostenibilidad ambiental, preservación del patrimonio, entre otros. Sin embargo, es pertinente ocuparse de un aspecto intrínseco de todo Plan de Ordenamiento Territorial: la contribución por plusvalía. 

Es inevitable pensar en Karl Marx cuando se menciona la palabra plusvalía, pues este economista formó la famosa tesis que expone la existencia de un valor no pagado del trabajo del obrero que crea un plusproducto “del cual se apodera el empresario”, por lo tanto, bajo este concepto de Marx, se estableció la plusvalía como contribución especial con fines urbanísticos, a esto se debe que el titular de un inmueble que se beneficie de actos administrativos que incrementen el valor del bien, sea por el cambio de uso o mayor edificabilidad, deberá contribuir al Distrito o Municipio hasta el 50% de este incremento.   

Recordemos que en la tipología de los tributos existen tasas, impuestos y contribuciones, pues entonces, la plusvalía ha sido desarrollada, tanto por la doctrina como por la jurisprudencia, como una contribución, toda vez que hay un beneficio directo y perceptible por parte del titular del inmueble que se beneficia por el hecho generador del tributo, este es el acto administrativo mediante el cual se potencializó el uso de suelo o edificabilidad.  

La plusvalía presenta dificultades en cuanto a su causación y exigibilidad, dado que la contribución se causa inmediatamente queda en firme el Plan de Ordenamiento Territorial, no obstante, únicamente será exigible en dos momentos: en la solicitud de licencia de construcción (propietario se beneficia de la potencialización por mayor edificabilidad) o en la enajenación del inmueble (propietario se beneficia por el mayor valor del suelo). Ahora bien, el problema reside en la falta de prontitud del procedimiento administrativo de determinación y liquidación, ya que este proceso culmina con la inscripción del gravamen en el folio de matrícula inmobiliaria; sin lo anterior el curador o notario no podrá exigir el pago. 

Si bien es cierto que la normatividad establece unos términos perentorios para que la Secretaria Distrital de Planeación y Catastro Distrital realice el procedimiento de determinación y liquidación, en la práctica estas entidades tardan más de lo previsto (hasta más de un año), beneficiándose así el constructor o vendedor. En la medida que las curadurías expiden la licencia de construcción en aproximadamente cuatro meses o el trámite de enajenación en notaría puede durar un par de días, así que la eficiencia del proceso de determinación y liquidación es crucial para un mayor recaudo por esta contribución que puede significar cientos de miles de millones de pesos al Distrito. 

Asimismo, es determinante que las entidades de control y el Concejo de Bogotá realicen la vigilancia correspondiente a fin de que no se presente lo ocurrido en el 2016, año en el que la Administración Distrital excluyó predios que se beneficiaron con el hecho generador del Decreto 562 de 2014 y que, siendo susceptibles del pago de la participación en plusvalía, posteriormente fueron recalculados y excluidos por la expedición de la Resolución 1154 de 2016 y la aplicación de normas posteriores a la radicación de las licencias de construcción en legal y debida forma, generando un detrimento patrimonial en cuantía de más de treinta mil millones de pesos (lo anterior se encuentra en el informe de auditoria 72 de 2018 de la Contraloría de Bogotá).  

Así, teniendo en cuenta que Bogotá actualizará su Ordenamiento Territorial y que este Plan será objeto de hechos generadores del tributo, por un lado es indispensable que tanto la administración Distrital como el Concejo de Bogotá aprovechen y maximicen esta herramienta de financiación tributaria con destinación especifica al desarrollo de la infraestructura y de servicios públicos de Bogotá; y por otro, que exista agilidad y control político para que se realice el proceso de determinación y liquidación de manera ágil sin que se presenten hechos como los ocurridos en el año 2016. 

Finalmente, y ahora que ha sido tan sonado el déficit fiscal que atraviesa la nación y ciertos municipios del país a raíz de la pandemia por Covid-19, la invitación es a que los alcaldes se atrevan a utilizar o maximizar otro mecanismo de financiación de obras públicas diferente a los impuestos: la plusvalía. 

 

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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«Se buscan apóstoles de E-commerce»

Por: Nur Yijan Navarro 

Vivimos en un mundo frenetico y acelerado, el cual a raiz de la pandemia se vio paralizado y dejó ver el estado crítico de la enorme brecha digital. 

Si bien es cierto que la ruleta rusa no jugó a favor de la mayoría de emprendedores Colombianos.  Solo aquellos que tuvieron la visión o le creyeron a los pocos apóstoles del E-commerce en el país, apostando a la transformación dígital, lograron ver hecha una realidad. 

Los ojos de estos empresarios y los miles de usuarios vieron cumplir aquella profecía a la que parecía faltarle, años luz por cumplirse, demostrando que las herramientas digitales, son de vital importancia y que le otorgaron al consumidor final, una sinergia eficaz para sus 

Por ejemplo: Rappi creció un 61% durante la pandemia, domicilios.com 26% o merqueo 10%

(Fuente Biometrics) 

Generando empleos constantes y en aumento, al igual que sus ganancias exponenciales, llevandolos a ser referentes en el tema digital. 

Dado que la pandemia contribuyó a la aceleración del comercio electrónico, falta mucho por recorrer. 

Según una investigación reciente del BID (Los ecosistemas de emprendimiento de América Latina y el Caribe frente al Covid 19) el impacto de la crisis sanitaria en los emprendimientos y las empresas jóvenes ha sido notable. “La mitad de los emprendedores encuestados que aún no había puesto en marcha su emprendimiento interrumpió el proceso. Y un 53% de los que ya vendían, dejaron de hacerlo”, explica el estudio que se basa en 2.232 encuestas en 19 países en las que se indagaron sobre el impacto. 

Si a ello se suman los que han sufrido caídas importantes de sus ventas, es posible constatar que 8 de cada 10 están siendo fuertemente afectados por la crisis, subraya el análisis. Asimismo, un 84% ha visto deteriorado su flujo de fondos y un 75% redujo su actividad productiva (la mitad ha tenido que detenerla) 

Después de todo este calvario… 

¡Ahora, el ciego puede ver y el sordo escuchar! 

El asunto que debilita al país,  es que estamos dándole pan al que no tiene dientes y es el ministerio de las comunicaciones,  los que al  parecer no se han percatado, de que la economía se encuentra dependiendo en su mayoría de este. 

El error está en que llevan conectividad a lugares, que no conocen el servicio, entregando computadores en donde no hay conectividad y aquellos que poseen el servicio y los aparatos, desconocen del comercio electrónico. 

Nos urge encontrar apóstoles y masificar la información, nos urge tomar con seriedad, educar sobre el tema y darle a conocer a la nueva generación y antigua generación, sobre la economía digital, la nueva realidad, que es completamente virtual, sobre las posibilidades de una expansión mercantil universal por medios magnéticos.

El poder de la inteligencia artificial, la versatilidad de las aplicaciones, la normalizacion de la moneda virtual, el fácil acceso a la educación gratuita, la versatilidad de montar un negocio sin invertir con el dropshipping, la venta de los intangibles (cómo vender o adquirir el conocimiento de cada quien) , lo posible de autopublicar y vender tu propio libro o  adquirir productos del otro lado del planeta a precios módicos. 

Hay demasiados emprendefores y empresarios que fueron crucificados, necesitamos ver la resurrección de nuestros emprendedores y empresarios, al encender la pantalla de un celular o un computador, ha llegado el momento. 

 Adonde están los apóstoles?

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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El e-commerce: clave para la reactivación económica

Por: Juan Falkonerth

Sigue avanzando el 2021 y con él varios retos: salvar el mayor número de vidas, contrarrestar la pandemia y reactivar la economía. Estos tres propósitos no difieren entre sí, como quizá se pensó al inicio de esta emergencia sanitaria, cuando varios gobiernos del mundo nos pusieron a resolver dicotomías frente a estas, por el contrario, son más los puntos donde convergen y encontrar soluciones a cada uno de estos propósitos nos permitirán retornar a nuestro anterior estilo de vida ¡Más temprano que tarde!

Esto nos obliga a repensar las estrategias que resulten más amigables y a la vez más efectivas para lograr los tres propósitos mencionados. Una de las estrategias que puede ser transversal y contribuir con estas causas está contenida en el denominado E – Commerce, ya que, a través de él, las personas logran satisfacer sus necesidades básicas sin exponerse a aglomeraciones, se pueden ofrecer precios más competitivos de bienes, productos y servicios, acordes a la nueva realidad económica de las familias y lo mejor, permite seguir operando al aparato productivo del país pese a las restricciones anunciadas, las cuales, aunque impopulares necesarias.

Para lograr estos fines, se deben robustecer las plataformas tecnológicas y digitales, las cuales permitirán alojar y operar a las tiendas virtuales en la nube, como también habilitar las pasarelas de pago a través de la red, en lo cual las MYPYMES parecen llevarle amplia ventaja a las grandes empresas del país. Estos cometidos traen enormes retos, como lo son la bancarización, la educación financiera, el acceso a la internet y la construcción de infraestructura.

Y es que el comercio electrónico representa en sí una oportunidad de cambio y progreso, variando las dinámicas del mercado y bajando ostensiblemente los costes al sector productivo. Quizá por esta razón no todos perdieron durante la pandemia, obsérvese por ejemplo, como los empresarios más ricos en Estados Unidos, incrementaron su patrimonio en cerca de 931.000 millones de dólares (de forma colectiva) durante el 2020, según cifras de la Revista Forbes. Muchos de ellos asociados de alguna manera con empresas tecnológicas y digitales. Por su parte, Mercado Libre, sumó cerca de 17 millones de nuevos compradores en América Latina. Ejemplos como estos existen muchos.

Esta experiencia nos lleva a reflexionar sobre lo importante que es el comercio electrónico en estos tiempos. Recientemente Jeff Bezos, CEO de Amazon, en su libro Crea y Divaga, muy recomendado por cierto, relata cómo construyó parte de su imperio económico y el papel que jugó el E – Commerce. Todo comenzó siendo un empleado. Gracias a su curiosidad notó que aquello que denominaban la internet (poco conocida por esos días) crecía a un ritmo exponencial y que esto era un llamado para quienes tuvieran ideas de negocios y quisieran sumarse, fue así como decidió apartarse de su empleo, bien remunerado por demás, y fundó una librería virtual, años después incluyó otros productos y posterior, convirtió a Amazon en una de las más grandes empresas distribuidoras minoristas del mundo.

Durante este relato, llama la atención la importancia que da el autor al cliente y su experiencia de compra, definiéndolos como pilares fundamentales para la empresa. Por esta razón, la organización enfoca gran parte de sus esfuerzos tecnológicos, administrativos y logísticos, en brindar soluciones a quienes visitan sus portales y compran a través de estos. No es solo vender por vender.

Colombia no ha sido ajena a esta transformación digital y a las nuevas dinámicas del comercio. Durante la pandemia se promovieron varias jornadas para aumentar su presencia en el país, entre estas están: los tres días sin IVA, el Black Friday Colombia y Madrúgale a la Navidad. Estas arrojaron cifras positivas según informes del Gobierno Nacional y los  boletines expedidos por la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico – CCCE.

Pese a esto, también se registraron episodios que no brindaron la mejor experiencia al consumidor y que son objeto de reflexión, para mencionar algunos, encontramos las deficiencias logísticas en la entrega de productos, poca efectividad en los trámites de reclamos y devoluciones, caídas de las plataformas y, el peor de todos, el sistema de turnos, que resultó ser fatal. Esto no se puede repetir ya que se estaría perdiendo una oportunidad muy valiosa para fidelizar a los clientes con una grata experiencia de compra en la nube.

Para contrarrestar esto y siendo conscientes de su importancia, recientemente, se aprobó en el país el CONPES de Comercio Electrónico, con el cual, se pretende hacer una inversión económica de $88.339 millones, para ampliar su presencia en el país, así mismo, dentro de las metas de la política pública están contenidas las capacitaciones a cerca de 3.900 MIPYMES y a 20.000 empresarios. Metas claves para el país. Sin embargo, debemos sumarnos a la observación hecha por la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico -CCCE, en la cual, hacen la reflexión sobre la poca extensión que tiene el pago electrónico en dicho documento y que es de vital importancia.

Con este escenario, Colombia debe asumir hoy más que nunca el reto de fortalecer el E – Commerce, haciendo frente a los desafíos que plantea la bancarización, la educación financiera, la conectividad y la capacidad de pago para acceder a ella y sobre todo, la migración de las empresas y las unidades productivas a estos portales, tarea nada fácil pero muy necesaria. Solo así podremos posicionar al país como un referente de innovación comercial y reactivación económica. ¡Pensemos a largo plazo!

 

*Director de Emprendimiento

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Inteligencias artificial: creación y futuro

Por: Carlos Ramírez

Tenemos suerte de vivir en esta era. Nunca en la historia de la humanidad el intercambio de conocimientos ha sido tan efectivo, constante y creciente. El ciudadano promedio de hoy está a tan solo clics de obtener más información de la que disponía la realeza hace 300 años.

Avances que presentan nuevos retos para la civilización, tanto para hacer frente al calentamiento global, como para proyectar los alcances del ingenio humano.

Conocer los orígenes y funcionamiento de esto último es clave, en medio de una sociedad “altamente dependiente de la ciencia y la tecnología, y la vez ignorante del funcionamiento de estas mismas”, como diría Carl Sagan.

Para resolver parte del enigma, Martin Ford en Architects of Intelligence (2018) habla con una serie de expertos y se aventura a imaginar una parte del futuro que parece inevitable: humanos + inteligencia artificial.

La IA desarrolla sus bases por medio de redes neuronales, un tipo de software que emula el cerebro humano y sus neuronas. Sin embargo, no aprende solo. Necesita entrenamiento desarrollado por fases. La primera etapa es conocida como Supervised Learning, donde la IA es expuesta a diversas descripciones de un objeto. 

Si queremos que identifique un perro, muy seguramente tras cierta práctica lo distinguirá. Sin embargo, si bien puede llegar a identificar la forma, no entiende su contexto. En el fondo, no hay aprendizaje.

Más o menos lo que nos pasa cuando pagamos a alguien para que nos haga un trabajo universitario.

Para que la máquina aprenda, la fase dos (Grounded Language Learning) hace su incursión. Se trata de un aprendizaje profundo donde las descripciones en texto son acompañadas de imágenes, videos y objetos en el mundo real. 

El resultado de esta parte del proceso da como resultado asistentes virtuales como Siri o Alexa, así como maestros de ajedrez que harían sonrojar al mismísimo Kasparov.

Sin embargo, su aprendizaje y campo de acción se limita a una tarea y contexto específico. A diferencia de los humanos, no puede extrapolar el aprendizaje estratégico adquirido jugando dominó al campo militar o deportivo.

Para hacerlo, la IA necesita desarrollar algún tipo de sentido común o tener la capacidad de desarrollar injerencias sobre una situación. Esta sería la fase tres: the Artificial General Intelligence o AGI. La vemos materializada en los carros auto- dirigidos. Combinados con deep learning y una estructura de conocimientos subyacente, estos vehículos son capaces de identificar una variedad cada vez más amplia de obstáculos y situaciones, sorteándolas de forma cada vez más precisa, minimizando progresivamente la necesidad de intervención humana.

No es difícil pensar en las aplicaciones positivas de estos avances en campos como la aeronáutica o la selección de personal.

Sin embargo, tal y como nos mostró Cambridge Analytica, aplicando esta tecnología para leer a un ser humano y usar sus propios sesgos cognitivos en su contra, puede conllevar a que este decida tanto por productos de dudosa calidad como por políticos con tendencias racistas y radicales.

Sumado a esto, es inevitable pensar en la potencial pérdida masiva de empleos que vendrá en los próximos años. Willrobotstakemyjob.com nos puede dar una idea de este panorama. Basta con poner nuestra profesión en la página y esta calculará la probabilidad que una máquina tome nuestro empleo en las próximas dos décadas. Desde empleos con una probabilidad baja de reemplazo (marketers 1.4%, periodistas 11%), hasta otros con tasas incluso sorprendentemente altas de automatización (programadores 48%, contadores 94%). Si pensamos que por tener un título ya no hay necesidad de aprender todo el tiempo, sin duda nacimos en el siglo equivocado.

Tales dilemas ocasionados por la IA tienden a moverse en una zona gris. Solo imaginemos el punto donde la inteligencia artificial tome el control de nuestras computadoras y casas inteligentes, decidiendo por nosotros las acciones a ejecutar. La información que recogería sería tan precisa que con anticipación puede pedir que lleguen a la puerta de nuestra casa toda clase de productos que no pedimos, pero que no sabíamos que necesitamos. Si lo vemos desde el punto de vista del mercadeo, sería un servicio indispensable para los new adopters. Para el resto de la población, la experiencia puede tener diversos contrastes. 

Gracias, Amazon del futuro…

Por otro lado, la posibilidad de aumentar la precisión en los diagnósticos médicos sería tal que podríamos anticipar el progreso de toda clase de enfermedades gracias a la tecnología integrada a nuestros cuerpos. Los smartwatch de hoy son un adelanto. Una gran ayuda para los médicos y las aseguradoras. Respecto a estas últimas, si nuestros registros históricos muestran que no hemos hecho suficiente ejercicio o que nuestros niveles de grasas saturadas exceden los límites gracias a una mala alimentación, estas empresas pueden valerse de estos datos para no hacer valer los seguros de vida o poner toda clase de trabas para el cubrimiento de ciertos tratamientos.

En ese caso, vale la pena ver en qué medida la legislación puede anticiparse y proteger al consumidor, con la esperanza de que el lobby corporativo no permee los estatutos primero. Situaciones que a nivel político se ven lejanas, pero que a nivel emprendedor se sienten inevitables en el futuro cercano.

El tiempo definirá los alcances reales de la tecnología. Por un lado, podremos optimizar toda clase de tareas ladronas de tiempo, descargando el peso de esas micro-decisiones en la IA. Contaríamos con ciudades inteligentes, reguladoras del caos actual y del estrés de los habitantes de las grandes capitales. Por otro lado, podemos ser presa, aún más, de las adicciones digitales que consumen nuestros espacios reales, así como ser objeto de una híper-vigilancia voluntaria al servicio de toda clase de intereses. Cosa que ya vemos cuando, tras hablar con unos amigos sobre viajes, nos llega una publicidad de AirBNB y Despegar, con sus ofertas en vuelos de media noche.

Esta navidad podremos pensar en esto, cuando el 24 de diciembre alcemos nuestras miradas mientras estamos compartiendo con nuestras pantallas inertes y las personas que nos rodean en casa. Las mismas que conocen cada secreto, anhelo, sueño, frustración, vicio, virtud y pensamiento.

Y sí, me refiero a las pantallas.

 

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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¡Inclusión social y financiera, compromiso de todos!

Por: Norma Rodas

En el marco de una charla en noviembre 2020, de Erick Parrado, del Banco Interamericano de Desarrollo, donde sustenta que “… en la búsqueda del crecimiento inclusivo y sostenible, la inclusión financiera se transforma en una obligación…”; deja una interesante reflexión que invita a considerar acerca de los elementos de una verdadera inclusión social y financiera en nuestro país. El Banco Mundial brinda ocho importantes lineamientos para lograrlo: fomento a la diversidad de instituciones financieras, facilitar el uso de tecnologías innovadoras, ampliar actividades bancarias usando canales de bajos costos, optimización de recursos limitados, identificación y vigilancia de riesgos de lavado de activos y financiación de terrorismo, incentivar el uso de productos financieros de bajo costo y la protección al consumidor sobre divulgación, trato justo y recursos. Todo guiado a la facilitación que el Estado debe proporcionar y garantizar en el cumplimiento de su misión de inclusión financiera.

Colombia, no ha sido la excepción en implementar medidas y procesos que fomentan esta inclusión financiera, que tiene una relación directa con el desarrollo económico; y que ha avanzado en tiempo récord en cuanto a la bancarización presentando cifras impactantes; de acuerdo al registro histórico, en el 2013, 21.6 millones de personas estaban bancarizadas, siendo menos de la mitad de la población total de ese año; en contraste, en el 2020, el 83.3 % de la población esta bancarizada, alrededor de 41’899.000 personas. La aceleración indiscriminada que la pandemia trajo se ve reflejada en el programa de subsidios que el gobierno otorgo denominado “Ingreso Solidario” de los que se cuentan llegaron de forma directa a 2.6 millones de hogares colombianos y aproximadamente un millón de personas abrieron nuevas cuentas digitales usando teléfonos celulares; un logro admirable en un corto tiempo que sin duda fueron un alivio para sus beneficiarios. Sin embargo, la bancarización por sí sola, no logra un crecimiento social y económico sostenible a largo plazo. Igualmente, se debe tener en cuenta que, aunque se abren cuentas nuevas; desafortunadamente no hay recursos para ingresarle a estas cuentas una vez se saca el subsidio, y que el intercambio electrónico en medios de pago en esta población es más restrictivo debido a la falta de accesibilidad, costos y educación financiera de los negocios incipientes y las personas.

Estudios han demostrado que, los subsidios son una herramienta de estímulo económico a corto plazo. De acuerdo con el concepto de expertos, satisfacen una necesidad del momento y el dinero depositado en las cuentas tiene la característica de desaparecer del sistema en un periodo corto de días; es decir, su trazabilidad se pierde porque el dinero es retirado en efectivo debido al bajo monto del subsidio y a la falta de un ecosistema transaccional en las comunidades beneficiarias.

De otro lado, y de acuerdo con World Inequality Data Base, la inequidad en Colombia muestra que el 10% de la población obtiene el 50% de los ingresos totales del país y que según el DANE (2019) el índice de pobreza es del 27%; adicionalmente a esta cifra, un 7.2 % de la población se encuentra en pobreza extrema; sumando el 34.2% del total de la población colombiana calificada en situación de pobreza. Por tanto, es necesario apuntarle a un crecimiento económico y social sostenible usando las diferentes herramientas de inclusión social y financiera, con la participación y el compromiso del individuo, empresa privada, Estado y organismos internacionales en un modelo a largo plazo basado en el desarrollo e integración de comunidades sostenibles. 

Estos programas deben ir dirigidos a la población base de la pirámide; en Colombia se consideran el estrato 1,2 y 3 que constituye el 80% de la población, unas 36’400.000 personas; cuya vulnerabilidad ha sido evidenciada con profundidad durante la pandemia siendo la más afectada por desempleo, falta de acceso a servicios educativos, sociales y financieros, discriminación de género, estatus migratorio, madres cabeza de hogar, informalidad, entre muchos otros factores. 

La reconstrucción de un tejido social y económico se hace urgente en esta población que significa el 80% de habitantes en Colombia; es la oportunidad para formalizar empleos, crear emprendimientos que se convertirán en el largo plazo en empresas, incrementar los índices de empleabilidad, ampliar la base de personas que realizan aportes al sistema de  seguridad social, y dinamizar los ecosistemas ya existentes, integrando todos los actores en un compromiso social; teniendo como consecuencia una reactivación económica pertinente, con el objetivo de realizar una verdadera y sostenible inclusión social y financiera. 

Indudablemente existen factores de riesgo inherentes a esta estrategia de desarrollar e integrar comunidades sostenibles a partir de brindar oportunidades de sustento e ingresos; a través del trabajo, y la creación de microempresas, donde se formen economías colaborativas integradas por esas unidades económicas productivas bajo el compromiso comunitario de crecimiento, apoyadas por el mismo individuo, la empresa privada, El Estado y los organismos internacionales generando sinergias dentro de la comunidad y entre las comunidades, instaurando un desarrollo sostenible.

Existe un costo asociado a la incorporación de esta población base de la pirámide al sistema social y financiero formal, pero sin duda y a largo plazo, este costo es revertido en un impacto social positivo para el país y su crecimiento social y económico en forma exponencial. 

La inclusión social y financiera, es un compromiso que los actores del ecosistema del sector público y privado deben asumir de forma inmediata, quitarse los paradigmas del corto plazo, los resultados de inmediatez y los indicadores del hoy, para enfrentar un planeamiento cauteloso que involucra la identificación de necesidades del individuo, hasta la formalización real de personas y empresas al sistema, en una línea de tiempo amplia, con métricas de mejoramiento de calidad de vida, acceso a educación, salud, servicios sociales y financieros, además de un desarrollo económico sostenible de la comunidad. 

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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