Por: Pablo Andrés Corredor

Luego del proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno Nacional, que culminó con la renuncia del Ministro de Hacienda y Crédito Público y ante la inconformidad social que se ha tomado las calles, exigiendo al Presidente Duque una mejor y mayor conexión con las necesidades del país, surge la pregunta: ¿y ahora qué?

Como sociedad que ha sufrido y sigue sufriendo los desmanes de la violencia, debemos hacer un alto en el camino y entender que la violencia, de donde venga, solo genera más violencia y los damnificados de ella somos todos los colombianos. 

Por eso, es clave que en este momento surjan nuevos liderazgos, se creen puentes de diálogo que busquen concertar nuevas políticas, que respondan a esas necesidades que la gente ha expresado en las distintas jornadas de manifestaciones que ha habido en Colombia.

El Estado Social de Derecho se construye todos los días, se forja sobre la base de la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas, que respondan a las necesidades del país.

Con esto en mente, es necesario que el Presidente de la República sea el primero en generar esos puentes, instalando una mesa nacional de diálogo, en donde todos los sectores, no solo los partidos políticos, tengan la posibilidad de presentar, de manera respetuosa, sus propuestas. 

Así es, porque es la hora de generar propuestas, de generar iniciativas y llegar a esa mesa nacional con políticas concretas, pero sobretodo viable desde un punto de vista económico y social.

Oponerse, criticar y refutar las propuestas que se presentan desde el Gobierno Nacional, siempre ha sido un camino fácil y muy transitado cuando se trata de ganar adulaciones, pero el verdadero reto es contra argumentar, construir y presentar nuevas propuestas.  

El momento es ahora, para que aquellos que han asumido el liderazgo en este país, se sienten a dialogar y construir, pensando únicamente en el bienestar de la sociedad, sin pretensiones egoístas o protagónicas, populistas o politiqueras, que suelen aparecer a vísperas del inicio de campañas electorales. 

Será indispensable que la sociedad colombiana, en su integridad, se sienta representada en esa mesa nacional de diálogo, por ello se debe velar porque todos los sectores tengan voz y puedan exponer sus ideas. Los gremios, los sindicatos de trabajadores, los partidos políticos, la academia, los líderes del paro, deben estar dispuestos a sentarse y dialogar políticas sensatas, viables y que respondan a lo que el país realmente quiere.  

Sin duda, el llamado principal es a que todos los integrantes respeten y toleren la posición de quienes no piensan igual a ellos, pues de eso se trata una mesa de diálogo, de oír y entender la forma de razonar del otro para que en ese proceso se construyan políticas que respondan a las necesidades de todos. 

La mesa nacional, deberá ser un escenario transparente y público, con una agenda definida por las partes, con un límite temporal claro, pues es evidente que se requieren soluciones de manera inmediata. Para ello, será crucial que quienes participen tengan poder decisorio y representativo, es decir que las decisiones que se adopten en esa mesa si encuentren acogida en el sector que representan.

Así mismo, la mesa deberá ser dinámica, las discusiones deben ser planteadas desde una estrategia de política pública, antes que ideológica. Esta mesa no se debe plantear como un escenario de convencimiento sobre ideas políticas, por el contrario, debe partir desde el reconocimiento del pensamiento diferenciado, para así buscar soluciones integrales.  

Con el fin de obtener de esta mesa una hoja de ruta, se debe empezar por discutir la financiación de programas sociales. En esto hay un camino transitado que debe rescatarse, pues es necesario reconocer que la fallida reforma tributaria tenía una finalidad de financiar políticas sociales que vale la pena mantener, pues sin duda es importante generar y financiar herramientas que permitan superar los estragos que esta pandemia ha generado y seguirá generando y en ese camino el ingreso solidario, la devolución del IVA, la extensión del programa de apoyo al empleo formal y la reducción de impuestos a pequeñas y medianas empresas, son el camino correcto.

El apoyo y acompañamiento de la comunidad internacional es de vital importancia, pues blindará la mesa, les dará confianza a las partes y serán garantes del cumplimiento de los compromisos que de ahí se deriven. 

El primer paso está dado, el Presidente de la República el pasado domingo 2 de mayo, le anunció a los colombianos que retiraba el proyecto de reforma tributaria, así como ha establecido una agenda de encuentros que comenzó con reuniones con instituciones el 5 de mayo, se reunirá con el Comité Nacional del Paro el 10 de mayo, y con estudiantes el 12 del mismo mes, es hora de seguir construyendo, de generar una mayor convocatoria donde se incluya a todos los sectores de la ciudadanía a esta mesa y llegar con la participación de todos a soluciones concretas.

Por lo expuesto anteriormente desde mi postura quiero agradecer a la dirección de Asuntos Públicos y Buen Gobierno de AlCentro por ayudarme en poner este tema en el debate público e invitarlos a todos a entender que el momento de dialogar es YA.

*Miembro Dirección de Asuntos Públicos y Buen Gobierno

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