Por: Juan Manuel Borráez

El 17 de junio de 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas realizó una jornada de elecciones, en donde se eligieron cinco nuevos miembros no permanentes del Consejo de Seguridad. Los deseados puestos fueron ganados por Irlanda y Noruega, mientras que Kenia y Yibuti competían por la representación africana, la cual fue destinada a Kenia. India no tenía rival alguno por la región Asia-Pacífico, al igual que México por Latinoamérica y el Caribe.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el órgano más poderoso e influyente de la organización, el único que, en el marco del capítulo séptimo de la Carta de las Naciones Unidas, puede hacer efectivas por la fuerza sus decisiones y en el que de los quince miembros que lo componen, cinco lo hacen de manera permanente con derecho a vetar las decisiones y diez lo hacen de manera no permanente para periodos de dos años. 

Ser miembro del Consejo de Seguridad permite participar en la toma de decisiones en temas relacionados con la paz y seguridad internacionales, y más allá de la diferencia entre la membresía permanente y la no permanente, ningún miembro del Consejo es un actor de reparto, incluso hasta por los nueve votos necesarios para aprobar una resolución.

Quisiera resaltar la presencia de México. Más allá de toda consideración, es un actor regional y global de suma importancia, sin embargo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, ha procurado tener una línea aislacionista en los niveles, tanto personal, lo que le ha impedido relacionarse con otros mandatarios en reuniones de alto nivel, como de Estado, buscando extraer a México de debates globales y regionales en los que su presencia sería sumamente necesaria, insistiendo que la “mejor política exterior es la interior”.

Habrá que observar de qué lado se posiciona México en las disputas entre los Estados Unidos y la Federación Rusa, así como entre Estados Unidos y la R.P. China, si prefiere decantarse por su vecino y mayor socio a todo nivel, o por lo ideológico vinculándose más de cerca a rusos y chinos. Generan expectativas sus posiciones frente al tratamiento de la dictadura venezolana, tema de especial interés para la Latinoamérica, ya que sus consecuencias las han sufrido prácticamente todos los países de la región, en especial Colombia.

De igual manera, despierta interés la presencia de la India, el segundo país con mayor población del mundo y una potencia económica, militar y política en la región asiática, más cuando en las últimas semanas ha habido una serie de escaramuzas en su frontera con la R.P. China (Valle de Galwan), la cual se encuentra en constante disputa desde la Guerra Sino – India de 1962, terminando con un enfrentamiento directo el 15 de junio en donde fallecieron veinte militares de la India. Esperaría que se alineara con las potencias occidentales del Consejo de Seguridad, para servir de dique de contención al avance internacional chino.

La llegada de dos grandes potencias regionales al Consejo de Seguridad, como la India y México, sumándose a Alemania, así como a la máxima potencia africana, Sudáfrica, quienes hoy fungen como miembros no permanentes, convertirá al Consejo en un escenario más, pero creo el más importante, en donde seguirán las disputas geopolíticas actuales. Solo para recordar, Xi Jinping, Donald Trump, Boris Johnson y Vladimir Putin, son los líderes de cuatro de los cinco miembros permanentes.

No debe dejarse a un lado la presencia de Noruega. El país nórdico, al no ser parte de la Unión Europea, cumplirá un papel de independencia que servirá de contrapeso a los diferentes actores enfrentados entre sí. Igualmente, su experiencia como mediador en diferentes conflictos armados (entre ellos el Proceso de Paz colombiano), le harán tener un peso importante durante los dos próximos años en el Consejo de Seguridad.

Las Naciones Unidas, y en particular el Consejo de Seguridad, nacieron para que no se repitieran las guerras entre estados. No obstante, al día de hoy los conflictos armados han tomado otra dimensión en las que confluyen actores estatales como no estatales, esto hace que sea más complicado dirimir responsabilidades y que las treguas sean muy complicadas de sostener. A este cambio que en los últimos años han tenido los conflictos, hoy es claro que han surgido otros importantes desafíos a la Paz y Seguridad internacionales que exigen un Consejo a la altura de estos.

En ese sentido, el Consejo de Seguridad deberá dar respuesta a situaciones como el cambio climático, el cual debido al grave deterioro del medio ambiente, incluso se ha convertido en una amenaza para la existencia de diferentes países. Asimismo, hoy observamos como el Covid 19 y las consecuencias económicas del mismo, han incrementado y profundizado las agitaciones sociales en muchos lugares, instalando a las crisis sanitarias como grandes riesgos para la seguridad internacional.

Para finalizar, la Comunidad Internacional deberá promover propuestas de reforma a los métodos de trabajo y de toma de decisión en el Consejo en especial al veto, para evitar que las disputas geopolíticas entre los diferentes miembros, inmovilicen el actuar del organismo cuando más se necesita, y así se puedan evitar violaciones a los DD.HH, así como poder actuar ante los nuevos desafíos globales.

*Miembro Dirección de Seguridad y Justicia

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