La ANI: botín o legado

Por: Alejandro Chirinos *
@ChirinosAl

El gobierno Duque ya superó los aires frescos que vienen con los nuevos comienzos. Un legislativo que lo tiene en una bicicleta estática, un judicial que le tumba reformas tributarias, y una opinión pública que lo tiene sumido en una impopularidad casi histórica, son la receta para la inoperancia y la ingobernabilidad.

Cuando a este panorama se le suma la renuncia del presidente de una entidad como la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), se crea un caldo de cultivo que invita a ceder la nueva vacante a corrientes políticas que seguramente la devolverían a sus épocas más oscuras.

Y es que el botín que ven los políticos es jugoso.

La ANI es una entidad con un presupuesto promedio para personal de 45.000 millones al año, monto comparable con entidades como el SENA o el Hospital Militar1. Esta entidad maneja proyectos en 22 departamentos, sus proyectos abarcan todos los modos de transporte, incluyendo aeropuertos, puertos, carreteras y trenes, y tiene en fila proyectos a ser adjudicados por un valor de 18 billones de pesos.

Es casi una certeza que por estos días la agenda del presidente se irá llenando de citas de políticos que se les estará haciendo agua la boca. Dirán ellos que en estos momentos de crisis de gobernabilidad no hay mejor contraprestación que poner unos cuantos votos para pasar la reforma tributaria, la pensional, la política o tantas otras iniciativas acumuladas por un congreso acostumbrado al clientelismo y las cuotas.

Pues, aunque parezca pequeño, el precio de ceder a estas presiones es grande, y el legado que Duque debe cuidar es aún más preciado y escaso.

La ANI, a pesar del otrosí de Ruta del Sol II, es una entidad cuya transparencia no está en duda. Sí, hay personas investigadas, pero su reputación como una de las entidades con mejores prácticas sigue indeleble. Prueba de ello es que ni la opinión pública ni los entes de control han expresado dudas sobre la adjudicación de ninguna de las 31 concesiones de cuarta generación que fueron entregadas entre 2014 y 2017. Y por su parte, la ANI lleva de creada los mismos ocho años que duró el INCO operando, una entidad que entre 2003 y 2011 tuvo catorce directores, que adjudicó el contrato de Ruta del Sol II a través de un soborno, y que tuvo que ser desmantelada por el estado de metástasis de su corrupción.

Las prácticas de la ANI en materia de adjudicación de contratos han probado ser efectivas. Además, su gobierno corporativo interno es sólido en la medida en que las decisiones que se toman en torno a los contratos en ejecución son colegiadas. Cada proyecto tiene asignadas nueve personas, cada una es especialista en su disciplina. Cada especialista pertenece a una gerencia independiente, y cada gerente emite conceptos (opiniones) que, aunque tienen en cuenta las opiniones de sus pares, no siempre conllevan a un veredicto unánime.

Las ineficiencias y las demoras son inevitables bajo este esquema y la ANI tiene mucho por mejorar, pero su transparencia ha probado ser un avance digno de ser replicado en otras entidades como política pública de fortalecimiento institucional.

Presidente Duque: permita que el nuevo director de la ANI pueda ejecutar proyectos bajo el principio de la planeación, sin deudas políticas y pensando en grande. Permita que en el sector de infraestructura (quizás unos de los más transversales por abarcar temas sociales, ambientales y económicos) se sigan ponderando argumentos técnicos por encima de argumentos políticos.

1 Fuente: Cálculos CDEF-DCEF, con base en Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Sistema Integrado de Información Financiera SIIF-Nación

  • Columnista Invitado del Tanque de Pensamiento Al Centro.

Quitarse la camiseta

Por: Iván D. Abaunza *

“Detuvieron los corceles, bajaron de los carros y dejando las armaduras en el fértil suelo, se pusieron muy cerca los unos de los otros.”
Illiada, Canto III

Hace algunos años, le preguntaron al editor de un medio digital extranjero el por qué había decidido abrir un capítulo de dicho medio digital en Colombia. De forma casi inmediata respondió: Porque “…aquí en Colombia la política se vive de forma muy activa… es lo que el fútbol para los argentinos: ¡La viven con una gran pasión!” Aún recuerdo con nitidez aquella respuesta lisonjera que lejos de enorgullecerme como colombiano, me espantó. Y me horrorizó no sólo porque era cierto, sino que además retrataba, tal vez sin saberlo, un mal endémico que ha hecho que los colombianos nos hayamos agredido (de todas las formas imaginables) durante años por el sólo hecho de pertenecer o no a cierta ideología política. Y que esconda la razón tal vez por la cual seamos incapaces de sentarnos los unos junto a los otros para encontrar puntos comunes que permitan avanzar a un país en el que al final del día habitamos todos.

En estos días cercanos a las elecciones el mal parece agudizarse. Desde Santander, el Valle del Cauca, Meta, Vichada, por solo nombrar algunos, se oyen casos donde marchas de grupos de simpatizantes de diferentes candidatos se enfrentan a golpes, donde predomina no el debate de ideas o propuestas entre candidatos sino ataques y descalificaciones de tipo personal. Los discursos nuevamente se radicalizan y tienden a agruparse en torno a figuras como Uribe o Petro a nivel nacional, para luego posicionarse en los extremos de siempre; la izquierda o la derecha. En estos tiempos de post-conflicto, en vez de tener objetivos comunes claros parece que hubiéramos vuelto a los turbulentos mediados del s. XX, tiempos donde los colores de los trapos azules y rojos valían más que las ideas, que el debate o que el respeto por el otro. Hemos vuelto a enfrentarnos como perros rabiosos por el sólo hecho de pensar distinto o llevar una camiseta de diferente color, como si fuéramos barras bravas furibundos que nos hemos olvidado del futbol para dedicarnos al culto de nosotros mismos y del odio por el rival.

Desde ambos extremos del cuadrilátero se lanzan todo tipo de improperios y descalificaciones, y se arenga a los espectadores a escoger un bando con urgencia, en una especie de “estas con nosotros o en nuestra contra”. En ese intercambio golpes (bajos) queda poco espacio para explorar con sensatez las necesidades de los ciudadanos, del municipio, de la región. Para discutir propuestas desde un punto de vista técnico e ideológico donde se deje de lado los intereses de los caciques electorales de siempre o de sus partidos, para hacer una ruta programática realista que esté lejos de las promesas populistas o de la abierta corrupción y compra de votos que desangra al país. En ese escenario las personas de centro son acusadas de aguas tibias, de medias tintas, incluso de pusilánimes y cobardes. Como si posicionarse en el centro no fuera ya una posición política válida y respetable en sí misma, como si no se necesitara valor para intentar parar los discursos incendiarios que incitan al enfrentamiento entre conciudadanos, como si no requiriera honestidad el reconocer la utilidad de una idea o proyecto propuesta por un partido político diferente.

Afortunadamente no todo está perdido, y un amplio sector del electorado ha demostrado que está cansado de la forma de hacer política a través del ataque al contrario, castigando en las encuestas de intención de voto a candidatos que optan por este tipo de estrategias.

El centro se ofrece como una alternativa a la polarización al ser por naturaleza el punto de encuentro entre los extremos. Y es que para algunos es difícil tragarse esas falsas dicotomías que nos han vendido durante años que obligan a escoger entre el progreso de los derechos sociales y garantizar la seguridad y el orden público, entre una mejor educación para todos y la lucha contra la ilegalidad y el narcotráfico, entre luchar por la disminución en las brechas de distribución de la riqueza y la búsqueda de un entorno favorable para la generación de la misma. Desde el centro se defiende el derecho a cuestionar, a no tragar entero, a escudriñar bajo la lógica y la evidencia técnica las propuestas políticas, sin importar la bandera política bajo la cual se arropen. Así mismo, se defiende la oportunidad de reconocer las fortalezas de los otros al derecho de apoyar una medida que sea beneficiosa para todos aún cuando haya sido propuesta por un opositor político.

No podemos caer presa de discursos que solo buscan alimentar las profundas divisiones entre colombianos. Estas sólo benefician aún más a políticos tradicionalmente ubicados en los extremos y aquellos que desde la ilegalidad se ven beneficiados de la confusión y falta de unión política necesaria para hacerles frente.

Hemos caminado por largos años ese camino del odio maniqueo que hace medio siglo dio origen a la violencia que a día de hoy sigue azotando al país. Tal vez sea momento de quitarnos las camisetas rojas, amarillas, verdes o azules y de una vez por todas sentarnos muy cerca de los otros para adelantar los proyectos que se requieren para mejorar la calidad de vida y las oportunidades de todos y cada uno de los colombianos.

  • Columnista invitado del Tanque de Pensamiento Al Centro.

Lo que se juega Bogotá en movilidad

Por: Juan Pablo Caicedo *

La campaña a la alcaldía de Bogotá ha tenido tres grandes ejes de discusión: la seguridad, lo ambiental y la visión de los candidatos sobre el futuro de la movilidad. Con la Primera Línea de Metro fuera de la carrera -gracias a la adjudicación que hizo el Distrito en los últimos días- la visión que adoptemos en cuanto al sistema que tenemos -y que queramos tener – es crítica para saber qué ciudad podemos esperar para finales de 2023.

Salvo Hollman Morris, cuya propuesta de echar para atrás la adjudicación del metro no voy a evaluar, los candidatos a la alcaldía proponen dos miradas para el futuro de la movilidad en Bogotá: la primera, defendida por Galán y Uribe, prioriza la ejecución de los proyectos ya estructurados mientras que la segunda, propuesta por López, descarta muchos de esos proyectos con la intención de liberar recursos para financiar la segunda línea del Metro, así como para apostarle a la recuperación de las redes férreas regionales.

Sin perjuicio de la necesidad de empezar a estructurar la segunda línea del metro -contemplada en el POT que se discute en el Concejo y considerada por los tres candidatos dentro de sus planes de gobierno-, creo que tiene más sentido revisar y mejorar los diseños de las troncales ya estructuradas en lugar de, otra vez, empezar de cero a estructurar un modelo de movilidad.

Por supuesto que el escenario ideal sería lograr hacer todas estas obras. La disyuntiva entre el transporte férreo y el sistema de buses es falsa y nociva para el debate público. Se debe seguir trabajando en todos los frentes: la expansión, sofisticación y mejoramiento de la red de TransMilenio, la ampliación de los cables aéreos, y la expansión de nuestra infraestructura férrea -incluyendo las regionales- son obras necesarias para sacar a la ciudad de un atraso que afecta diariamente nuestra calidad de vida y productividad.

Sin embargo, la chequera no da para todo y, teniendo ya los proyectos en el horno, deberíamos dedicar nuestra energía a sacarlos adelante.

El modelo propuesto por Claudia implica aventurarse en una tarea con complejidades técnicas y políticas que exceden esta columna. Menciono tres para ilustrar mi punto: el Distrito no es dueño de las redes férreas que quiere utilizar, ninguna propuesta de tren ligero presentada en el pasado ha demostrado capacidad para absorber la demanda real de la Séptima y se deben gestionar los recursos con la Nación y la Gobernación de Cundinamarca. Todo esto, sin mencionar que dejaría de ejecutar obras estructuradas, con presupuesto y listas para construir: las troncales Séptima, avenida 68 y Ciudad de Cali.

Desde AlCentro hemos defendido una idea sencilla que puede ser vital para la movilidad de la ciudad: la mejor solución a la crisis de TransMilenio es más TransMilenio. Expandir

la red de servicio descongestionará las troncales y permitirá mover más gente de manera más cómoda y eficiente y, aunque esto no debe hacerse de cualquier manera, le tomará menos tiempo a la administración corregir lo necesario de los proyectos actuales que desecharlos y volver a empezar.

Una visión que sea consecuente con el trabajo que ha venido haciendo el Distrito desde hace más de veinte años y que concentre sus esfuerzos en mejorar el diseño de las estaciones, reducir su impacto ambiental, y mejorar la experiencia de servicio traerá muchos frutos muy pronto para la movilidad de la ciudad.

La propuesta de los tranvías de integración regional es bastante interesante para atender el otro gran tema de este próximo cuatrienio: entender a la ciudad como parte de una región. Sin embargo, por diseñarse sobre redes férreas existentes y no sobre los corredores que más lo necesitan, se corre el riesgo de no atraer la cantidad de viajes que requiere en la ciudad.

Sin contar los grandes retos de gobernanza que enfrentarían estos proyectos -quién los va a manejar, operar, financiar y demás-, deben estudiarse más en detalle los efectos que puedan tener sobre el mercado inmobiliario de la región y, sobre todo, la posible expansión de la huella urbana de manera desordenada sobre la sabana. Sin mecanismos institucionales que garanticen una sana convivencia y una planeación de la ciudad-región, estos tranvías pueden incentivar a los constructores a llevarse sus obras a municipios más interesados en el negocio que en la sostenibilidad.

Echar para atrás las troncales ya estructuradas por el Distrito no solo afecta el momentum que genera la adjudicación del Metro, sino que nos devuelve al ciclo eterno de estructuración de proyectos del que nos cuesta tanto salir. La integración regional es importante, pero desatascar el occidente y mejorar la calidad del servicio que tenemos hoy no da espera. Tener mejor transporte dentro de la ciudad nos va a permitir catalizar nuevos desarrollos y mejorar la infraestructura pública como las vías, aceras, ciclorrutas y puentes que necesita con urgencia la ciudad.

Lo que se juega este domingo, en materia de movilidad, va a tener un gran impacto en la calidad de vida de los habitantes de Bogotá. Todas las obras propuestas por estos tres candidatos son necesarias, pero, en este caso, el orden de ejecución también lo es. El próximo alcalde debe comprometerse a entregar una ciudad con estudios, pero, sobre todo, con obras en marcha, mejor conectada y con un mejor sistema TransMilenio. Desechar el trabajo de esta alcaldía por personalismos o vaivenes electorales le puede salir muy caro a la ciudad: cuatro años más de parálisis

  • Director de Transporte y Asuntos Urbanos del Tanque de Pensamiento Al Centro.

De la pluralidad informativa a la comercialización de la información

Por: María Camila Villamizar*
@camivillamizar

Con la salida de Noticias Uno del Canal 1 se pone en riesgo el pluralismo informativo y se prioriza la comercialización de la información, pierde la libertad de prensa, pierde la democracia, pierde el periodismo, perdemos todos.

Reconociendo los retos y oportunidades que han traído los avances tecnológicos, no puede desconocerse el impacto que la televisión nacional sigue teniendo en la vida cotidiana y en la democracia, debido a su relación directa con las libertades de información y comunicación, manteniéndose como el medio de comunicación más importante de cohesión social y de formación e impacto en la opinión pública.

Una verdad política del mundo es que a mayor libertad de expresión, mejor democracia. Y esto es porque la democracia es acerca de las libertades, el derecho a informar y ser informado en pluralidad y diversidad, las libertades de opinión y expresión, el equilibrio de poderes. En este sentido, la transmisión pública y abierta de noticias en televisión y cualquier otro medio masivo de comunicación transciende al interés meramente personal o de ideología. La información libre, plural y diversa sirve como contrapeso a los poderes estatales, a formar ciudadanos críticos con criterio propio, a producir una conversación pública inteligente y libre.

En este contexto, el Estado Colombiano en el 2015 tomó la decisión de ajustar el modelo regulatorio para la adjudicación del Canal 1 para asegurar la continuidad en la prestación del servicio de información y entretenimiento y para fomentar y fortalecer la pluralidad informativa con una propuesta de canal que ofreció un sistema informativo diverso, acorde con nuestro país.

En este año han pasado dos asuntos de relevancia al respecto: uno, la nueva ley TIC que deja en el gobierno de turno la vigilancia y control de la televisión y el fomento de los contenidos, con lo cual se gubernamentaliza el servicio público de televisión; y dos, la noticia de que el Canal 1 haya decidido, con la cancelación de Noticias UNO, en el mejor de los casos, priorizar la comercialización de la información sobre la pluralidad informativa que tanto necesita nuestro país.

La labor investigativa e informativa que ha venido realizando Noticias Uno es fundamental para la democracia, el equilibrio de poderes y la libertad de información y prensa. No es cuestión de creencias o gustos, es un asunto de democracia, de libertades, de país. Por eso, lamento profundamente la triste noticia de la salida de ese noticiero del Canal 1.

Pero como la democracia es la posibilidad de que desde el ciudadano se construyan alegrías públicas, por eso, celebro que los productores de Noticias Uno hayan decido buscar alternativas, reinventarse, innovar y apoyarse en las nuevas tecnologías para seguir adelante. La buena noticia es que más de 8.000 colombianos ya han manifestado su apoyo a la Red Independiente, y estoy segura que este movimiento ciudadano continuará creciendo y seguirá a Noticias Uno y a la Red Independiente a cualquier medio o plataforma desde la cual nos puedan hacer llegar la información.

Y esto es así, porque los colombianos que creemos en la democracia defendemos la libertad de pensar, opinar e informar, porque nos gusta oír diferentes voces, producir una conversación pública inteligente y libre y formar nuestro propio criterio, respetando siempre la opinión de los demás y porque el valor de la información no tiene precio y su impacto va mas allá de la comercialización, su compromiso es con la nación y su democracia.

Lo que sucede hoy con Noticias Uno es un ejemplo de los retos y oportunidades de que tienen los medios de comunicación, y de como las nuevas tecnologías, que han impactado económicamente a los medios tradicionales o de trayectoria, también se han convertido en un aliado para potencializar su voz y establecer nuevos rumbos, nuevos canales de comunicación.

Felicitaciones a la Red Independiente por hacer de la crisis una oportunidad para innovar y reinventarse, les auguro muchos éxitos y los seguiré a donde vayan.

¡A propósito, ya hice mi aporte a Una Vaca Por La Red Independiente! Ya hago parte de la Red Independiente. ¡Los invito a unirse también!

  • Directora de medios de comunicación y libertad de expresión del Tanque de Pensamiento Al Centro.

Los límites del saber

Por: Sebastián Zapata Callejas*
@sebastianzc

Hace más de 10 años comencé mi pregrado de Ciencia Política en la Universidad de Antioquia. Por aquellos días, tal vez la frase que más vueltas dio y ha dado en mi cabeza hasta el día de hoy fue la cita que hizo un profesor que presidía la inducción para nosotros -los nuevos alumnos- que aludía a un asunto simple pero fundamental: “las ideologías limitan el horizonte del saber”.

Después de una década y analizando diversas coyunturas que se pueden pensar desde la politología, las palabras de aquel docente me siguen pareciendo demasiado acertadas para un país de caudillos y de un populismo exacerbado como Colombia.

Tal vez el reciente episodio del llamado a indagatoria del expresidente Álvaro Uribe por parte de la Corte Suprema de Justicia -debido a una presunta manipulación de testigos-, es el mejor ejemplo de cómo los colombianos han dejado consumirse por las ideologías en el ámbito de la política.

Llama en sobre manera la atención cómo los sectores allegados al expresidente han convocado a sus simpatizantes masivamente a las calles en defensa del líder del Centro Democrático, a tal punto de que incluso funcionarios de gobierno se han pronunciado sin disimulo en defensa a ultranza del político antioqueño.

Por su parte, las figuras más sobresalientes de la izquierda declaran la culpabilidad de Uribe por diversos delitos y los ciudadanos anti-uribistas también salen a las calles gritando arengas señalando al exmandatario de asesino, narcotraficante y paramilitar. Todos coinciden en condenarlo culpable, sin tener el fuero para ello y anticipándose a la decisión judicial.

En medio de este horizonte de polarización se imponen en la agenda nacional los personalismos. Por el lado del personalismo de derecha sobresale un caudillo que estuvo 8 años como presidente, mientras que de lado de la izquierda se observa un grupo de figuras que quieren fungir con argumentos irracionales como los mayores contrincantes y críticos de Uribe y del uribismo.

Este panorama es bastante complicado para un país como Colombia, si se tiene presente que ese tipo de confrontaciones políticas enmarcadas por el dogma y los juicios valor, hacen olvidar los verdaderos asuntos por los que deberían preocuparse los colombianos y sus autoridades. Recuérdese que por estos días la creación de empleo brilla por su ausencia, no se han podido incorporar de una manera adecuada a millones de migrantes que están llegando al país, se tiene un régimen dictatorial al otro lado de una de las fronteras, no se ha implementado de manera adecuada lo pactado en el proceso de paz con las FARC- EP, los grupos al margen de la ley y las disidencias de los colectivos subversivos crecen como la espuma, entre otros delicados temas.

En este orden, solo queda por traer a colación de nuevo esas palabras de aquel profesor cuando promulgaba que las ideologías limitan el horizonte del saber, esto porque, lastimosamente, pareciese que millones de colombianos están hoy más ideologizados que nunca, convirtiéndose en miopes en lo que atañe a esas cuestiones que van más allá de lo que promulgan o representan sus líderes o todo poderosos ideólogos.

  • Miembro de número de la dirección de gestión de territorios.

Alzo la voz por los caballos cocheros de Cartagena

Por: Yira Pérez*
@Yperezq15

Miles de turistas arriban todos los días a Cartagena para conocer uno de los destinos más atractivos del mundo, por sus calles coloniales, cargadas de historia y heroísmo.

Pero más allá de los adornos mágicos que una ciudad como Cartagena puede tener, porque sin duda es fantástica, está el paseo en coche, una tradición cultural que muchos consideran como una actividad excepcional, donde pueden recorrer las calles y avenidas de la capital bolivarense, mientras un guía (cochero) les va contando cada aspecto de la independencia de la ciudad que se remonta a 1811, y un frágil caballo va halando con su cuerpo hasta 400 kilos de peso o más, a veces sin haber comido o bebido agua lo suficiente. Sin duda alguna, es maltrato y una violación clara a la ley 1774 del 2016 que estipula que “los animales recibirán protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”.

En varias oportunidades se han registrado en noticias las innumerables veces que caballos han caído desplomados en las calles bajo el implacable sol, con notables signos de desnutrición y agotamiento, creando episodios que hablan por sí solos de la falta de políticas institucionales, desvirtuando esta tradición centenaria de Cartagena.

Cerca de 60 coches circulan por la zona colonial y luego de la ardua jornada, una parte de los animales empleados en el recreo del turismo cartagenero se mantiene en corrales improvisados, en un rincón casi desapercibido ubicado en la zona de Chambacú.

Hace un tiempo, un grupo de animalistas logró que la Procuraduría Delegada de Asuntos Ambientales ordenara la suspensión de la actividad de los coches, hasta cuando se garantizaran normas de protección, alimentación e higiene de los establos de los caballos. Así mismo, otra arista del debate es protagonizada por los cocheros, quienes en varias oportunidades han manifestado que la desprotección social afecta tanto a los animales como a los humanos, pero que la prohibición de esta actividad no es la solución, debido a que es el sustento económico de sus familias, y no cuentan con sueldo fijo ni prestaciones sociales.

La Administración distrital puso en vigencia un decreto para regular la actividad y proteger a los equinos de abusos y maltratos e incluso controlar el nuevo horario de servicio de los paseos en coche, que comienzan a las 5:00 de la tarde hasta las 11:00 de la noche, así como la capacitación durante jornadas de sensibilización a algunos tenedores y propietarios de los equinos.

Hago un llamado a las autoridades locales que, a pesar de los esfuerzos por implementar algunas medidas, aún existen vacíos en los lineamientos, por ejemplo, en la adecuación de las pesebreras donde mantienen a los caballos, la movilidad y control en el Centro Histórico. Urge diseñar e implementar una política de fondo, institucional, reglamentada y socializada debidamente que formalice esta actividad turística, pero que además garantice el bienestar y la calidad de vida de los caballos.

Como sociedad tenemos una responsabilidad con los seres vivos que no tienen voz, pero que sienten y sufren como cualquiera de nosotros.

Recuerda: la ley 1774 del 2016 estipula que “los animales recibirán protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”.

  • Directora de Protección Animal del Tanque de Pensamiento Al Centro.