¿FARC: un partido político imposible?

¿FARC: un partido político imposible?

Por: Daniel Albarracín

Como anotaba Calr Von Clausewitz “La guerra es la continuación de la política por otros medios”, frase muy cierta especialmente en Colombia. Pues la imposibilidad de asumir vías democráticas o la frustración de ciertas aspiraciones políticas ha sido, en parte, el justificante para unos y otros de tomar las armas y forzar al cambio institucional. Ya lo hicieron los criollos en la Colonia, los liberales y conservadores en su tiempo, o grupos de campesinos y estudiantes más recientemente.

Y es la participación política uno de los primeros puntos en las negociaciones de paz, no solo en Colombia; pues se reconoce en los alzados en armas un estatus beligerante y un proyecto político. En Angola el acuerdo le permitió a UNITA 70 congresistas, 4 ministros y 2 embajadas. En El Salvador se amplió el número de congresistas favoreciendo la elección del FMLN. En Irlanda el proceso de paz permitió constituir un partido político. Y en Nepal, las negociaciones permitieron realizar un Asamblea Constituyente y el PCN obtuvo mayorías.

En Colombia también se tiene experiencias al respecto, siendo la Unión Patriótica y la AD-M19 los más importantes. La UP, como opción política de las FARC-EP tras los Acuerdos de la Uribe en 1985 logró importantes avances electorales en sus primeras participación a nivel local y al congreso. Sin embargo el accionar paramilitar y la complicidad institucional permitieron llevar a cabo el denominado “Baile Rojo”. Actos por los cuales Colombia esta siendo juzgada en la CIDH. Por su parte la AD-M19 como partido político resultado de los Acuerdos en 1990, permitió su participación en la Asamblea Nacional Constituyente a pesar del asesinato de su candidato presidencial y líder político Carlos Pizarro; trágico desenlace que sufrieron por la época otros candidatos presidenciales de la UP y el Partido Liberal.

Para teóricos como Deonandad, Close y Prevost (2007) y Villagra (2013), la posibilidad de una adaptación exitosa de los grupos guerrilleros en partidos políticos está marcada especialmente por factores externos ajustados de la confrontación, así como de la negociación del fin del conflicto armado, las garantías de seguridad y participación, las dinámicas del sistema político-electoral y la agenda política como tal. Adaptación exitosa lograda en países como Nicaragua, El Salvador o Uruguay.

En ese sentido, el partido de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), tiene posibilidades de una adaptación exitosa en tanto se pueda superar las raíces del conflicto armado por vías democráticas; es decir, el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. El ajuste del sistema político-electoral que facilite su participación (curules preferenciales) y las garantías de seguridad (de sus bases y líderes). La agenda política –ideología- será tema para otra columna.

Sin embargo, el pobre cumplimiento de los Acuerdos como en el tema de los PDET o los PINIS, la falta de reformas políticas como las Circunscripciones Especiales de Paz y, sobretodo, la falta de garantías de seguridad para excombatientes recuerda la historia de la UP y la AD-M19. A la fecha, 7 de Julio, se cuenta con un registro de 215 exmiembros de las FARC-EP asesinados; con casos tan sonados como los de Dimar Torres a manos de miembros de Ejército.

Esta falta de garantías y el incumplimiento de los Acuerdos, han sido argumentos que han justificado la constitución de disidencias, o la retoma de armas, por Iván Márquez, El Paisa, Santrich entre otros. Elementos ampliamente desarrollados, en el libro “La Segunda Márquetalia” del exjefe negociador, ahora en “las montañas de Colombia”.

Si bien la presencia de miembros de la antigua guerrilla en el Congreso puede generar molestia e indignación a muchos, el truncar las posibilidades de asegurar la participación política de la FARC y la apertura democrática que representan implica un mensaje muy negativo. Sobre todo para un país que no termina de superar la combinación de armas y política, ni los factores estructurales que facilitan esta combinación.

El defender la vía electoral democrática de la FARC no es defender su pasado o su línea política, sino apostarle a un sistema plural donde las diferencias políticas no justifican la muerte de nadie, es pretender que por vía del diálogo se puede lograr muchas más cosas a un menor costo. Y sobre todo es la mejor apuesta para la construcción de paz y reconciliación.

 

*Miembro Dirección de Construcción de Paz

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No hay cuenta conectada.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para conectar una cuenta.

¿FARC: un partido político imposible?

La nueva estrategia de erradicación de cultivos ilícitos: una amenaza a la implementación de los Acuerdos de Paz

Por: Luis Felipe Ayala

Frente al debate que no parece terminar en cuanto a la forma como se debe abordar el tema de erradicación de cultivos ilícitos, principalmente en los territorios más afectados por el conflicto, el Gobierno Nacional insiste en el uso de la erradicación forzada como complemento al Programa Nacional Integral de Sustitución de cultivos ilícitos (PNIS) y presiona por retomar las aspersiones con glifosato. En contra parte, los campesinos han manifestado reiteradamente su descontento con la implementación del PNIS, el uso de la erradicación forzada y además, su preocupación ante la intención del Gobierno Nacional de volver a utilizar las aspersiones con herbicida, lo cual va en contravía de las sentencias de la Corte Constitucional en cuanto a este tema. Se convierte entonces en un tema preocupante, más aún cuando en plena crisis por la pandemia del COVID 19, se sigue realizando la implementación de PNIS con un fuerte componente en erradicación forzada, arrebatándole el sustento a muchos campesinos a quienes aún no se les cumple lo pactado.

El Gobierno Nacional ha manifestado su compromiso en el cumplimiento del Punto 4 del Acuerdo de Paz, principalmente con la implementación del PNIS, en el cual se busca ofrecer oportunidades de desarrollo socioeconómico alternativo a través de la erradicación voluntaria; también ha incentivado proyectos de otros productos a través de la presencia institucional del Estado mediante un mecanismo de construcción conjunta y participativa; sin embargo, en los territorios se han evidenciado confrontaciones entre las comunidades campesinas y la fuerza pública que lleva a cabo trabajos de erradicación forzada. Esto en gran parte debido a la falta de armonización entre los programas de erradicación forzada y de sustitución voluntaria. Parece que la estrategia del uso de ambas como complemento, con el objetivo de tener una mayor cantidad de áreas erradicadas, termina siendo contraproducente, especialmente frente al hecho de que se ha realizado erradicación forzada en zonas donde previamente se había acordado la erradicación manual. 

Un componente fundamental en el PNIS es la construcción comunitaria, participativa y concertada para la transformación integral del desarrollo. Sin embargo, es evidente la poca participación que están teniendo las comunidades y los campesinos en el momento que llega la fuerza pública, muchas veces con el ESMAD, a realizar los programas de erradicación forzada en sus territorios por ordenes ejecutivas. Si bien la participación directa de las comunidades afectadas por el conflicto es un principio defendido transversalmente en todo el Acuerdo de Paz, a este acontecimiento de baja participación se le suman varios casos de familias expulsadas del PNIS, 2.097 familias en estado de suspensión y, 2.806 familias que aún no han sido atendidas. Estas familias se encuentran en condiciones altamente vulnerables al ser este el único medio de sustento que tenían, además de por supuesto, presentar una vulneración de sus derechos fundamentales. Adicionalmente, los pocos espacios de interlocución directa entre comunidades y Gobierno Nacional agravan la situación, debido a que estos fueron llenados por varias organizaciones y Juntas de Acción Comunal, que además han tenido varios problemas de transparencia.

Uno de los lugares en los que se han registrado enfrentamientos entre la fuerza pública y los campesinos es la zona del Guayabero ubicado entre el Meta y Caquetá. Varios medios han registrado como estas disputas han generado varios heridos y parecen estar lejos de mostrar voluntad de diálogo con los campesinos que se oponen a los programas de erradicación forzada en la zona. Las Fuerzas Militares señalan, a través de un comunicado de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, que la población puede estar siendo obligada por las disidencias de las FARC a oponerse a las labores de erradicación en la zona. Dicho comunicado muestra un desconocimiento o un desinterés para entender la situación en la que viven muchos campesinos en el país. La resiembra de coca se esta presentando, entre otros factores, porque esta sigue representando para muchas familias campesinas el principal medio de subsistencia. 

Por otro lado, la insistencia del Gobierno Nacional en retomar las aspersiones de glifosato como estrategia complementaria en la erradicación de cultivos ilícitos, pareciera ser no más que un capricho por revivir las épocas del Plan Colombia que inició con el ex presidente Pastrana y se intensificó durante los dos periodos del ex presidente Uribe. No obstante, es importante recordar que estas protecciones van en contra de la jurisprudencia constituida por la Corte Constitucional mediante fallos de tutela a favor de comunidades étnicas y campesinas afectadas directamente por el uso de aspersiones con glifosato. Al ser concebido como un producto tóxico que afecta directamente a los cultivos lícitos, de pancoger, a la salud, al medio ambiente y en general, al entorno de las comunidades, se debe realizar de manera obligatoria una consulta previa con las comunidades étnicas. 

Tal como se ha expuesto anteriormente, la estrategia que ha venido implementando el Gobierno Nacional en la lucha contra los cultivos ilícitos va en posición contraria a lo pactado en el Acuerdo de Paz, específicamente con el PNIS del Punto 4 del Acuerdo. Como bien se sabe, el gobierno se ha ufanado al mostrar como resultado un cumplimiento del 95% de la erradicación voluntaria según el ultimo informe de la UNODC, pero esta estadística no se compadece con la situación de inconformidad que están viviendo los campesinos. El PNIS además de ser un programa que tiene como objetivo erradicar cultivos ilícitos, también pretende brindarles la oportunidad a familias campesinas de pasar a la legalidad con productos lícitos mediante un enfoque alternativo y no punitivo o de criminalización a los cultivadores. A pesar de esto, la persistencia en usar la erradicación y presionar para reutilizar las aspersiones con glifosato muestra el nuevo enfoque que el gobierno actual le ha dado a la estrategia de erradicación de cultivos ilícitos, completamente opuesta al enfoque de participación directa y de salud publica que se establece en los Acuerdos de Paz.

De esta forma, cabe considerar que los problemas que se han venido presentando con la implementación del PNIS por parte del gobierno no pueden ser ocultados o disimulados con cifras que muestren las áreas erradicadas o sumas de dinero entregado a familias campesinas. La sustitución voluntaria establecida en los Acuerdos de Paz requiere de un mensaje político de respaldo por parte del gobierno nacional, donde se privilegien enfoques alternativos y de salud pública y no un enfoque punitivo o criminal. ¿Por qué la insistencia en perseguir al campesinado, el cual representa el último eslabón en el negocio del narcotráfico? ¿Es realmente efectivo atacar el cultivo de coca con una demanda internacional constante del estupefaciente? 

Es necesario que se reconozca al campesinado como población vulnerable bajo dinámicas de economías ilegales y no como un actor criminal. Mientras no se entienda que el PNIS y en general todo el Acuerdo de Paz requiere presencia estatal en los territorios asistiendo con más bienes y servicios públicos, junto con gobernanza comunitaria, la implementación de los Acuerdos de Paz seguirá en amenaza.

Por último, es importante aclarar que al mencionar la necesidad de ejercer presencia estatal, no se hace referencia a llevar fuerza pública para hacer cumplir los programas de erradicación forzada, sino llevar a estas regiones afectadas por el conflicto mejores condiciones de vida dentro del marco de la legalidad. De esta forma se logra disminuir la probabilidad de resiembra ilícita y reconstruir las comunidades con posibilidades reales de vida digna rural. 

*Miembro Dirección de Construcción de Paz

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No hay cuenta conectada.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para conectar una cuenta.

Contagiados de empatía

Contagiados de empatía

Por: Susana Cifuentes Gallo

Es claro que la actual pandemia del COVID-19 se ha ganado toda la atención de los colombianos al punto de estar presente al inicio de cada reunión laboral, almuerzo familiar, grupo de WhatsApp, chiste, meme, noticia o decisión política. Y es que no es para menos, esta pandemia ha causado fuertes estragos en el mundo y sí que nos ha cambiado la vida: nos ha llenado de empatía.

Esta coyuntura le ha traído efectos positivos, por encima de los negativos al país, pues por fin nos dimos cuenta de lo mucho que podemos lograr estando unidos como sociedad. Juntos hemos sentido la necesidad de salvar vidas, dándoles único valor, pues cada una importa de manera independiente. Así es como juntos nos hemos convertido en los mejores veedores, voceros y críticos constructivos del país en tiempos de cuarentena. Esta situación nos ha llenado de fuerzas, ideas y argumentos para aplaudir lo que se está haciendo bien, pero también para rechazar contundentemente fenómenos actuales que ya no pueden avanzar más tales como violencia, odio, intimidación, censura a la libertad de expresión, homicidios e indiferencia.

La sociedad colombiana viene ganando empatía con la situación actual de los líderes y lideresas sociales impulsando sentimientos de apoyo a su trabajo, en torno a los derechos humanos y al mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de grupos poblaciones vulnerables.

Ganamos al entender la cruda realidad de tener una amenaza constante que pueda acabarnos la vida en cuestión de segundos. Entendimos que las fronteras son invisibles sin importar si somos de la capital, de Cauca, de Magdalena, de Nariño o de Antioquia. De repente vimos que no es justo morir a temprana edad ni perder a un ser amado de un día para el otro. Gracias a esta coyuntura nos pusimos en los zapatos de las tantas familias de defensores y defensoras de derechos humanos que han perdido a sus seres queridos. Sentimos lo que es tener pánico colectivo y lo que representa trabajar en un entorno inseguro, sin condiciones propicias para permanecer en vida.

Reconocimos que no es normal que 555 líderes y lideresas sociales hayan sido asesinados entre 2016 y 2019 en el país, según datos de la Defensoría del Pueblo. Comprobamos que en Colombia sí tenemos la capacidad de recolectar y analizar datos cada día y que si queremos la información puede ser bastante precisa. Por ello, el análisis que presenta Dejusticia sobre los homicidios de líderes sociales es acertado ya que “se ha utilizado la falta de unanimidad entre los datos de cada uno de diversos actores para debilitar el diagnóstico de la problemática. Muchas veces el debate público se desvía hacia lo precisa o imprecisa que es la información […] en vez de concentrarse en las políticas y acciones necesarias para frenar estos homicidios”1.

Caímos en cuenta de la importancia de actores, movimientos y organizaciones como “Defendamos la Paz”, “Verdad Abierta”, “el Programa Somos Defensores”, “la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH)”, “DeJusticia”, “Amnistía Internacional”, “Colombia2020 del Espectador”, el “Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CAJAR)”, “Front Line Defenders”, la “Comisión Colombiana de Juristas (CCJ)”, “La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y el “Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH)” – entre muchos otros – que alzan la voz, nos informan y nos alertan.

Aprendimos que todas las denuncias desde las regiones no han sido en vano, pues realmente se han tratado de asuntos de vida o muerte. Entendimos que los actores humanitarios en el territorio colombiano son aliados en la mitigación de la pandemia y en la lucha contra los asesinatos de defensores y defensoras de derechos humanos y excombatientes. Rechazamos como sociedad las acciones violentas de grupos armados que ni siquiera han querido parar en épocas de pandemia.

Lamentamos el hecho de que estar en casa no garantiza la vida pues varias amenazas y muertes han ocurrido en pleno cumplimiento de cuarentena. Así es, según el comunicado del 29 de abril del 2020 “luego de las cinco semanas de emergencia sanitaria, la Defensoría logró documentar al menos 40 ataques contra las comunidades de todo el país, con las que se pretendió intimidar y generar pánico»2.

Finalmente, congeniamos en que el desafío más grande que tenemos actualmente como sociedad es el de mantenernos vivos. Garantizándonos las mismas oportunidades de seguridad y de vida es que logramos realmente cerrar brechas en el país. Si creemos, actuamos y luchamos unidos, no hay nada que nos detenga.

Al fin y al cabo, ya todos nos contagiamos de empatía.

*Miembro de la Dirección de Construcción de Paz

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No hay cuenta conectada.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para conectar una cuenta.

Contagiados de empatía

Tiempos de sol y dar y dad

Por Carlos Orlas

El Covid-19 nos puso a pensar al borde del colapso: civilizatorio, económico, estatal. Y, además, quedó en evidencia la fragilidad biológica de los humanos en un contexto de cambio climático. Ante la vulnerabilidad se nos impone el alejamiento social, que según los expertos implica «reducir el contacto fuera del hogar, en la escuela o en el lugar de trabajo en un 75 %». El neoliberalismo y su lógica del sálvese quien pueda ya nos había impuesto un alejamiento social dado por las fronteras económicas y de movilidad social con que cuenta el mundo. Ahora todo se agudiza y la pandemia del hambre adquiere visos más alarmantes.

Dar es dar

En tiempos difíciles se despliegan dos fuerzas en pugna a través de la historia: la creatividad y la destrucción. O en otros términos: la ayuda mutua y el egoísmo. Esta dicotomía nos pone a tomar postura y la tomamos al servicio del pueblo. Es preciso retomar el sentido de la política en el arte de servir y en momentos como este desplegar nuestra solidaridad sin ruidos, tratando de movilizar esfuerzos y recursos para los que más lo necesitan.

El grito de la madre tierra de que nos hablan los indígenas Nasa, se acompaña con el clamor de los trabajadores informales, los desempleados, los del rebusque y el diario vivir. Los que al decir del poeta Jattin “le arrebatan a la vida un pan amargo y disputado como estos versos míos que le robo a la muerte”. De esos pasajeros sin memoria está hecho el pueblo que en este momento, además de padecer la precariedad económica, padece el confinamiento obligatorio y el sordo llamado de “quédate en casa” de los millones de acomodados (¡…!).

Las cadenas de whatsapp deberían trasladarse a ser cadenas de acción solidaria por el más necesitado, sin publicidad, en silencio, con decencia. Es que ayudar es un acto simple, un deber orgánico, ni siquiera se debe esperar las gracias. No es caridad sino solidaridad lo que se necesita, y la solidaridad también es un acto estético porque es bello no ser, no estar, no aparecer. Y, sobre todo, hacer sentir al otro como un igual, no como un desafortunado merecedor de la misericordia. Cultura pordiosera la que cargamos y de la que nos tenemos que sacudir como de un lastre, mecanismo fácil para lavar la conciencia con limosnitas.

La dicotomía

Ante la propagación, entre otras, de la estupidez masiva, “estupidez pura y dura propagándose a través de nuestros cuerpos” como dijo Juan Cárdenas en El País, queda planteada una dicotomía que nos pone a elegir entre dos actitudes posibles ante el absurdo de estar aquí: “aquella donde podemos prolongar nuestra experiencia de seres mortales o aquella donde ya no somos viables y la vida en el planeta debe continuar

sin nosotros; aquella donde aceptamos que somos animales solidarios, partes minúsculas de una red global de especies, donde nuestros limitados recursos intelectuales y materiales están al servicio de esa solidaridad, o aquella donde estamos solos, en la supuesta cúspide de la naturaleza, enfrascados en la ingrata labor de extinguirnos a nosotros mismos”

(https://elpais.com/sociedad/2020-03-20/estupidez.html).

*Miembro Dirección Construcción de Paz.

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No hay cuenta conectada.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para conectar una cuenta.

Contagiados de empatía

COVID-19 se suma a los grandes retos de la reincorporación exguerrillera.

Todas las poblaciones alrededor del mundo están viviendo la emergencia generada por el Covid-19 y las personas excombatientes de las antiguas FARC-EP no son la excepción. De cara a esta coyuntura, líderes e integrantes de los equipos técnicos de los proyectos productivos de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Icononzo en el Tolima, Pondores en la Guajira y Colinas en Guaviare1 consideran que la pandemia pone en riesgo la toma de decisiones colectivas de las cooperativas de los proyectos productivos, así como su comercialización. Para ellos y ellas, la emergencia también puede generar que estas iniciativas pasen a un segundo plano en la agenda de la cooperación internacional, dado que su mirada está girando hacia las necesidades en la atención de la salud.

La continuidad del funcionamiento de estos proyectos productivos es la piedra angular en el proceso de reincorporación económica de esta guerrilla, tal y como quedó establecido en el Acuerdo Final de Paz. Estas iniciativas han pasado diferentes etapas en la superación de barreras de formulación, financiación, acompañamiento técnico e incluso de administración.

Después de enfrentar estos retos y dificultades, en los ETCR se han logrado estructurar proyectos de carácter colectivo como tiendas comunitarias, cultivos de guayabas, sastrerías, crías de ganado vacuno y porcino, así como granjas agrícolas, entre otros. El informe más reciente del Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, destacó la aprobación de 1.255 proyectos productivos individuales y 52 proyectos productivos colectivos, estos últimos benefician a 2.544 exguerrilleros, incluidas 695 mujeres.

A raíz del COVID-19, los ETCR consultados, al igual que la mayoría, han tomado medidas para la seguridad y salud de los habitantes, incluyendo los integrantes de los proyectos productivos, como el distanciamiento social y la prohibición de reuniones con un número mayor a cinco personas. Al mismo tiempo, han adelantado una pedagogía entre sus habitantes frente a la higiene para la prevención de este virus. Respecto a las personas que no habitan los ETCR, han fijado una restricción de su ingreso. En los casos en que sea imprescindible que entren a estos espacios, se ha designado a un equipo de personas para que laven y desinfecten a los no residentes.

“Desde la junta de acción comunal que tenemos en nuestra comunidad, se han tomado medidas como la restricción de entrada de personal externo a la comunidad. Quienes sean miembros de la comunidad y tengan que cumplir tareas agropecuarias pueden entrar con un previo procedimiento de limpieza. Está prohibido el libre esparcimiento por la crisis sanitaria en cantinas, placa polideportiva, parque y demás zonas comunes. Frente al abastecimiento, nos unimos a la orientación del gobierno departamental en que las personas del campo van a San José a mercar únicamente los sábados”.
                                                 -Olga Flórez lideresa exguerrillera en el departamento del Guaviare.

Además del bienestar de los ETCR, lo que más preocupa a los excombatientes líderes e integrantes de los equipos técnicos de los proyectos productivos de los ETCR entrevistados son los retrasos que ha implicado la actual coyuntura en la toma de decisiones colectivas desde las cooperativas para los proyectos productivos, las labores de trabajo colectivo y la comercialización, en tanto eslabones de su cadena de valor han detenido o retrasado sus operaciones.

También, surge la inquietud frente al lugar de los ETCR en la agenda pública. Debido al gran problema de salud pública, se teme que tanto los presupuestos y agendas de Gobierno como de la cooperación internacional se transformen, lo que podría generar grandes retrasos en la reincorporación económica y, por esta vía, en la puesta en marcha del acuerdo de paz.

“Consideramos que la actual emergencia sanitaria afectara la implementación de los acuerdos en su conjunto. En materia de recursos, indudablemente la cooperación internacional enfocara sus prioridades y esfuerzos en temas como salud, infraestructura hospitalaria, entre otros, pasando el apoyo de la implementación de los acuerdos y la construcción de paz en Colombia a un segundo o tercer lugar”.
Integrante equipo técnico de proyectos productivos ETCR de Pondores en la Guajira.

Si los ETCR dejan de ser un punto prioritario de la agenda pública, se corre el peligro que se ahonden los retos más titánicos de los proyectos productivos, que no se habían superado antes de la pandemia, siendo el de la propiedad de la tierra y la seguridad los más representativos.

La propiedad de la tierra es un desafío que no se escapa a la problemática del campo en Colombia: una muy deficiente titulación, sumada a la problemática jurídica de un número considerable de predios. Si bien se está en el camino de establecer los ETCR como centros poblados y se ha planteado la iniciativa aún embrionaria de priorizar los predios donde se desarrollan los proyectos productivos en el catastro multipropósito, se evidencia que algunas de estas tierras presentan líos jurídicos e incluso la gran mayoría no son propiedad de las mismas cooperativas.

En cuanto a la seguridad de excombatientes, incluyendo integrantes activos de estos proyectos productivos, el asesinato de más de 190 también causa temores e incertidumbre del desenlace de los proyectos, la reincorporación y el mismo acuerdo de paz, pues sin ser en este caso una verdad de perogrullo, sin vida no hay proyectos, sin proyectos no hay reincorporación y sin reincorporación no existe la paz.

Sin duda, los proyectos productivos han permitido contribuir con la reconciliación y reconstrucción del tejido social de la vida que caracteriza estos territorios, y como parte de la política pública de reincorporación, se busca que estas iniciativas le aporten al desarrollo territorial, que también puede abarcar la formación técnica y complementaria conectada con estos proyectos. Todo esto solo se puede lograr a partir de la vinculación activa de la comunidad campesina en los proyectos, lo que ha sido una premisa de las personas excombatientes desde la formulación y la implementación de las iniciativas productivas.

“Ha sido muy interesante la compenetración con la gente de la región. Especialmente en algunos momentos de la producción agraria, el campesinado ha estado vinculado. El apoyo ha sido muy grande y también el estímulo de la gente de asociarse a procesos cooperativos.”
                  Isabela Sanroque, Excomandante del Bloque Oriental de las FARC-EP.

Para proteger los logros ya alcanzados por los proyectos productivos y evitar que se profundicen los retos que existían previamente a la emergencia por el Covid-19, es imperativo que el Gobierno Nacional y la cooperación internacional, particularmente la segunda misión de verificación de las Naciones Unidas, construyan un nuevo plan que contemple la continuidad de estas iniciativas en medio de esta coyuntura sin precedentes en el país y el mundo.

1 Para el ETCR Jaime Pardo Leal ubicado en la vereda Las Colinas del municipio de San José de Guaviare participó Olga Flórez Cedeño, quien se desempeña como el punto focal de genero de Farc, es Tesorera de una de las cooperativas, responsable técnica del cultivo de guayabas, entre otros cargos que desempeña. Para el ETCR Antonio Nariño ubicado en Icononzo en el departamento del Tolima, participó Isabela Sanroque quien por temas de estudio se ha radicado en Bogotá. Y para el ETCR de Amaury Rodríguez ubicado en Pondores en la Guajira, participó un miembro de su equipo técnico de proyectos productivos. 

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No hay cuenta conectada.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para conectar una cuenta.

Paz al Aula 2.0

Por: Diana Zerda y Juanita Peñuela

“¡Profe!” gritan dos niñas corriendo hacia mí. “Profe, mire que en el salón se están insultando, y mire que….”, dicen mientras vamos caminando al salón en el cambio de clase. Al llegar me encuentro con dos estudiantes que están gritándose. Uno de ellos ha perdido su lápiz y no tiene nada más para escribir en clase.  El otro es acusado de haberlo tomado, pero dice que no es verdad, y ahí se forma la gritería, mientras los demás solo miran o toman partido de uno u otro bando.

Cada uno de estos conflictos tiene varias capas por pequeños y sencillos que parezcan. Para solucionarlo no solo se necesita que aparezca el lápiz, también se necesita dar unos minutos de clase para entender por qué se enfrentan, cuáles son los valores e intereses que están en juego, y las razones que hacen que cada uno de los dos esté tomando esta posición. En ocasiones hay instituciones que manejan estudiantes mediadores* que ayudan a tratar las situaciones, mientras que la mayoría de veces el profesor a cargo de la clase es quien debe mediar en las situaciones que estén pasando en ese momento; es decir, apagar los incendios.

Pero, ¿qué debe tener en cuenta todo profesor (y directivo) para entender este tipo de conflictos dentro del salón de clases? ¿Qué factores están coincidiendo en ese instante en cada uno de los estudiantes y cómo provoca esto que estallen diferentes situaciones? Sabemos que cada uno de nuestros estudiantes es “un universo en sí mismo”, por lo tanto, proponemos adoptar una perspectiva ecológica como la de Bronferbrenner que permite pensarse este universo como algo más complejo, inmerso en otros sistemas que lo condicionan con reglas y/o valores morales, pero también otras particularidades para las cuales la empatía y la escucha son las puertas principales que permiten conocerlos.

El modelo de ecológico de Urie Bronferbrenner

El Modelo Ecológico de Bronferbrenner (MEB)** parte de la distinción de cuatro sistemas que componen el contexto en el cual se desenvuelven e interactúan las personas. En esta oportunidad hablaremos de los individuos que hacen parte de la comunidad educativa y volveremos al caso presentado anteriormente.  Según el Ministerio de Educación Nacional de Colombia la comunidad educativa está compuesta por estudiantes, padres de familia, educadores, administradores escolares, directivos docentes y egresados de la institución educativa. De ahí que el MEB permite entender cómo es la interacción de cada uno de estos actores cuando están influenciados por el entorno inmediato en el que se desenvuelven y también por sus ambientes de procedencia, lo que quiere decir que ambientes como el entorno familiar, la nacionalidad, las características del barrio y demás son esenciales a la hora de entender cómo se relacionan unos con otros dentro y fuera de la escuela. 

Además, este modelo permite entender la relación interdependiente entre los ambientes *** en los que se desenvuelven los individuos que componen la comunidad educativa para poder comprender mejor las distintas capas que componen los conflictos dentro del aula. Entonces, cuando los actores de dos o más ambientes a los que pertenece el estudiante -por ejemplo colegio,  familiares y/o acudientes- dialogan entre sí, están generando espacios de retroalimentación entre ambos contextos que permiten un flujo de información más completo, permitiendo una mejor comprensión en la actuación de los estudiantes; en particular cuando sus entornos más inmediatos están permeados por realidades complejas como desplazamiento forzado o migración.

Por eso, cuando los estudiantes tienen conflictos dentro del aula como el descrito con anterioridad, el profesor no solo debe parar su clase para determinar, en este caso, dónde está el lápiz. También debe hacer y hacerse preguntas como ¿quién lo tomó?, ¿por qué lo tomó?, ¿es una acción recurrente en ese estudiante?, ¿son compatibles las medidas que adopta el colegio en estos casos con las que se tomarían en su casa?, ¿existe algún antecedente familiar o contextual que impulse al estudiante a tomar sin permiso un objeto que no le pertenece?

Como lo mencionamos, no se trata únicamente de encontrar el lápiz, sino de poder entender de dónde viene la decisión que llevó a que el estudiante decidiera tomarlo, y entre todos construir soluciones que incluyan las dinámicas personales que cada estudiante tiene a partir de sus ambientes más cercanos (familia, barrio, nacionalidad) y conjugarlos con un contexto  en común: el colegio y las normas que lo regulan. Este entendimiento es posible lograrlo cuando los profesores y directivos docentes tienen presente los ambientes de origen de sus estudiantes, los cambios en los mismos y la forma como cada uno los percibe. De esta manera, la comunidad educativa puede aproximarse a conflictos en el aula como el descrito al principio desde una perspectiva sistémica; realizando las preguntas correctas y permitiendo afrontar la situación de tal manera que se genere un espacio propicio para la construcción de entornos que permitan el desarrollo de habilidades socioemocionales cruciales para la solución de conflictos en el aula como la empatía.

El papel de la empatía, el dialogo y la escucha

Todos conocemos que la definición de empatía es ponerse en el lugar de la otra persona. ¿Qué quiere decir esto realmente? Brené Brown, trabajadora social e investigadora de las relaciones humanas y lo que genera conexión entre las personas nos dice que empatizar es sentir con las personas (…), para poder conectarme contigo tengo que conectar con algo conmigo que conoce ese sentimiento que estás mostrando****. Este proceso pareciera ser fácil aunque la mayoría de las veces no somos conscientes de los pasos que generan esa empatía y permiten conectar mejor con la otra persona.

En ese sentido, la escucha, el diálogo y  preguntas claves son dos herramientas que permiten una mejor  interacción con las personas de la comunidad educativa. Además,  hay que tener un conocimiento previo sobre el lugar o situación en que se encuentra el otro, o hacer las preguntas necesarias para comprender mejor sus sentimientos y lo que está enfrentando.  También, las cuatro cualidades que debe tener una persona empática según Theresa Wiseman***** son:

  1. Reconocer la perspectiva de la otra persona como la verdad que ella tiene.
  2. Evitar juzgar.
  3. Reconocer la emoción que tiene la otra persona .
  4. Comunicárselo.

Ahora, retomando el ejemplo del inicio, la empatía en ese caso debería estar representada en el docente, quien debe pensar como niño/a, como los estudiantes, y desde allí intentar comprender el conflicto que surge. Sus preguntas, por lo tanto, en lo posible deben ser claras y con ánimos de esclarecer la situación. Su interlocución o mediación es propicia también para enfatizar a los demás estudiantes sobre la importancia de buscar alternativas distintas a los gritos, peleas o quejas para resolver conflictos que surgen en el aula, así como para promover la empatía en los chicos con el fin de fomentar el ejercicio de esta habilidad socioemocional cada vez que surja un nuevo conflicto.  

Para terminar, sabemos que mediar las situaciones conflictivas es inherente al quehacer de los docentes y directivos en el día a día de la escuela. Si bien no hay una única solución  para todas las circunstancias la escucha, la empatía y el diálogo constructivo son herramientas que permiten  abordar la complejidad de los ambientes que confluyen en el salón de clase y generar ambientes educativos más comprensivos que a futuro den respuestas más adecuadas a cada situación particular. Por eso, invitamos a compartir estas herramientas con los mismos estudiantes, para replicar en la importancia de la escucha y la práctica de la empatía y que esto sirva también para prevenir conflictos más que para solucionarlos.

Artículos y material relacionado:

*La mediación escolar ha sido llevada a muchas partes del país con el programa Hermes de la cámara de comercio que forma a los estudiantes en habilidades para el manejo de los conflictos. Para más información visite el sitio web: https://www.centroarbitrajeconciliacion.com/Servicios/Convivencia-estudiantil/Que-es-el-programa-de-convivencia-escolar-HERMES
** Artículo “el modelo ecológico de Bronferbrenner: sistemas y críticas” por Marcel Gratacós. https://www.lifeder.com/modelo-ecologico-bronfenbrenner/

*** Por ambientes entendemos los contextos independientes que componen un sistema determinado. La familia, el barrio, nacionalidad y colegio son ejemplos de ambientes que componen microsistemas en los cuales un individuo se desarrolla. Cuando uno o más de estos ambientes interactúa, se generan nuevos flujos de información que se retroalimentan entre sí, construyendo sistemas más amplios.

****Video sobre el poder de la empatía por Brené Brown.  https://www.youtube.com/watch?v=oMk-2OWyfvo&t=26s

***** Artículo “cuando la simpatía se disfraza de empatía” por Andrea Eberhard. https://www.cetep.cl/web/?p=10670

** Miembros Dirección Construcción de Paz