Energía verde, el nuevo café del siglo XXI

Energía verde, el nuevo café del siglo XXI

#OpinionConEvidencia: “Energía verde, el nuevo café del siglo XXI”
¿Qué importancia tiene la transición energética en nuestro país? ¿Es la energía verde nuestro nuevo café? Estos interrogantes son resueltos por @jja2011, @silvihabib, @cristhianprado y @CaroFierroVal en nuestra nueva entrevista. Los invitamos a verla

 

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Energía verde, nuestro café del siglo XXI

Energía verde, nuestro café del siglo XXI

Por: Juan José Angulo

 

La transición energética llegó para quedarse pero depende de nosotros mismos que produzca resultados óptimos para nuestro país. Este espacio de opinion procura acercar a los colombianos al contexto energético formulando preguntas que nos ayuden a comprender la electricidad en nuestras vidas de una forma tangible. Comencé con un interrogante ambicioso: ¿qué deberíamos saber todos sobre el servicio de electricidad? planteando la necesidad de estar informados sobre (i) la relación entre electricidad y mejor calidad vida; (ii) el funcionamiento del mercado de energía cuyos costos siempre son trasladados a los hogares colombianos; (iii) los cambios a nivel mundial en cuanto a las formas de producir y consumir energía; y (iv) el potencial con que cuenta Colombia para producir energía en contraste con nuestra realidad actual. En la primera columna expuse algunas ideas sobre los tres primeros aspectos, dejando el último para ser abordado en esta oportunidad.

 

Como colombianos nos corresponde saber que nuestro territorio cuenta con aproximadamente nueve recursos diferentes para producir energía eléctrica y que actualmente solo utilizamos dos e importamos uno. El sol, el viento, los residuos orgánicos y vegetales, el calor del subsuelo y las corrientes marinas, son recursos renovables no convencionales para producir electricidad sin emisiones contaminantes, a precios competitivos, y reduciendo nuestra exposición al Fenómeno del Niño. También nos permiten compensar la contaminación de otras actividades. Según los datos oficiales más recientes (XM, 2021), los recursos empleados hoy en Colombia para producir energía se ordenan de la siguiente manera: 80% agua, 11% carbón, 6% gas natural, 2% gasolina u otros combustibles líquidos, y 1% biomasa de bagazo de caña. De los tres más usados, la disponibilidad del agua es amenazada permanentemente por las cada vez más frecuentes épocas de sequía, el carbón es una fuente contaminante, y la incertidumbre de gas natural es tal que desde el año 2016 importamos gas natural licuado (LNG) llegando a representar alrededor del 71% del gas usado por las termoeléctricas que emplean este recurso (Portafolio, 2020). En síntesis, el 86% de la capacidad para producir energía en Colombia hoy depende de recursos cuya disponibilidad es incierta y requiere importación y un 11% emplea una fuente contaminante. La capacidad de generación renovable no convencional actual, ronda el 0,02%.

 

Fuente: XM 2021

 

Los colombianos también debemos saber que desde el año 2001 el Congreso de la República y los gobiernos de turno han expedido leyes y señales de política pública para incentivar el uso de fuentes no contaminantes, encontrando mayor acogida en solares y eólicos que al 31 de diciembre de 2020 suman aproximadamente 160 MW en operación; y que en el 2019 se realizaron dos subastas para ayudar a viabilizar alrededor de 1.600 MW verdes que deberían comenzar a funcionar el 1 de enero de 2022. En resumen, cuando los proyectos renovables en desarrollo se materialicen, Colombia habrá logrado incrementar su capacidad de energía verde aproximadamente al 13%. Un aumento significativo, a la expectativa de que los proyectos logren su construcción y operación comercial para lo cual se están haciendo todos los esfuerzos posibles. 

 

 

 

Ahora bien, percibir los mejores beneficios de la transición energética requiere analizar la dinámica de este nuevo mercado energético con detalle y tomar decisiones que trasciendan la premura de objetivos de corto plazo y sofismas de distracción. Por ejemplo, la inclusión efectiva y decidida de energía verde en la agenda pública tuvo una estrecha relación con la situación del proyecto Hidroituango. Las Resoluciones 40790 y 40791 del 31 de julio de 2018, mediante las cuales el Ministerio de Minas y Energía aprobó algunas obras que estaban pendiente hace años para transportar energía en la Guajira y definió los detalles de la subasta de renovables, fueron expedidas tres meses después de que se hiciera pública la contingencia del proyecto hidroeléctrico el 28 de abril de 2018, con el objetivo explícito de suplir el faltante de energía de la mega obra. Antes de ello, la aplicación de la Ley 697 de 2001 fue prácticamente nula y la de la Ley 1715 de 2014 tuvo un despegue ralentizado por voces que aun predican como perjudicial incrementar la oferta de energía verde del país. También es muy ilustrativo analizar la estructura de costos y las diferentes posibilides de ingresos que ofrece un proyecto de energía renovable. Las rentas directas que estos proyectos pueden ofrecer a las familias colombianas a título de empleo y adquisición de bienes y servicios, se concentran en la etapa de construcción y previa a esta. Sin embargo, aproximadamente el 70% del costo total está representado en equipos que no se producen en el país; son importados, y, por lo tanto, los recursos que se destinan a su adquisición no se percibirán en Colombia hasta que no participemos de manera directa en este segmento productivo. En la etapa operativa se producen ingresos por venta de energía, ahorros y compensaciones ambientales que son monetizables para inversionistas, y los impuestos, regalías y contribuciones que son ingresos del Estado. Uno de los mayores beneficios de la bonanza cafetera fue generar ingresos directos para millones de familias y uno de los mayores aprendizajes de las industrias extractivas es su impacto en los ingresos fiscales. La energía verde nos ofrece a los colombianos la posibilidad de percibir beneficios en todos los segmentos (como proveedores de bienes y servicios, como inversionistas, a través del Estado y como consumidores) pero de nosotros depende que podamos multiplicar nuestro tejido empresarial, balancear el estatal y sofisticar nuestro consumo. Otro aspecto que debemos analizar en la transición energética es la transferencia de conocimiento. La construcción de proyectos renovables se suele tercerizar mediante contratos conocidos como EPC (Engeneering, Procurement and Construction) cuya naturaleza jurídica no está llamada a transferir conocimiento. Los colombianos necesitamos incrementar nuestro “know-how” y “cacharrear” el estado del arte en materia de renovables para desarrollar ventajas competitivas a partir de los recursos de nuestro territorio, donde una nueva minería colombiana será esencial en el contexto de transición energética. En el país también contamos con los minerales del futuro (ACGGP, 2020).

 

 

 

Desarrollo y medioambiente dejaron de ser palabras separadas para convertirse en el eje de nuestras sociedades modernas; y aunque tensiones permanentes entre estos conceptos parezcan excluirlos mutuamente, nuestra sostenibilidad depende de que la fusión se mantenga. La electricidad es un buen adhesivo entre ambos. En el caso colombiano, al rededor de la energía eléctrica podríamos desarrollar capacidades colectivas que permitan a las familias de Colombia ofrecer productos y servicios a un mundo que demanda energía confiable, eficiente y, sobre todo, sostenible. Iniciemos el nuevo año con la idea de que la energía verde puede ser nuestro café del siglo XXI.

 

 

*Director de Transición Electrónica

 

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Energía verde, nuestro café del siglo XXI

Proyectos energéticos: Estrategia de reactivación económica

Por: Javier León

Bien lo resaltaba el profesor Carlos Gustavo Cano[i] en clase de Análisis de Entorno Económico, cuando mencionaba los Tres ejes a saber: “la contraciclicidad, la anticipación y la comunicación.”

  • Contraciclidad: Es necesario ir un paso adelante de la corriente, con el objeto de mitigar impactos por variaciones del ciclo económico.
  • Anticipación: No actuar a tiempo y reaccionar tardíamente constituyen las más graves amenazas contra la economía y de la sociedad.
  • Comunicación: Es vital mantener un flujo de información directo y transparente con todos los involucrados, partiendo de un ejercicio pedagógico que permita controlar las expectativas y mantenerlas en la realidad.

Basado en estos conceptos que permanecen en mí y en posteriores discusiones sobre esta enseñanza, plasmo en esta columna algunas ideas de cómo las inversiones en proyectos energéticos potencializan la reactivación económica del país. Unas a corto plazo, de acuerdo con las inyecciones financieras que sean necesarias en cada uno de los eslabones de la cadena de valor; y otras a mediano plazo que respalden las necesidades energéticas, fiscales y sociales hacia una transición energética, basada en el beneficio económico y ambiental. Es cierto, no existe un solo camino, se debe lograr un modelo integral, como ya hemos abordado en pasadas columnas.

De acuerdo al objetivo propuesto, de aumentar la cobertura eléctrica, es justo trabajar analizando la demanda, con el fin de comprender su distribución geográfica y cantidad, a la vez de implementar talleres de eficiencia energética. Luego, se hace necesario estructurar las inversiones requeridas con la meta puesta en suplir esa demanda proyectada. Por tanto, en el diseño de fuentes de generación deberán prevalecer las propuestas que minimicen el impacto al medio ambiente, haciéndose prioritario abanderar energías renovables, la construcción de parques eólicos y solares.

Con la intención de ejecutar estas inversiones, es fundamental la atracción de capital financiero, doméstico e internacional, estructurando proyectos, de acuerdo a los requisitos de la banca internacional de desarrollo y a iniciativas que giran alrededor del Tratado de Paris, del cual Colombia hace parte. Indudablemente en el mundo hay una gran cantidad de dinero esperando a ser utilizado para mitigar el impacto del cambio climático, hace falta atraerlo y volverlo útil en el desarrollo de esta nación.

Por otro lado, para poder aumentar y mantener la producción de petróleo y gas, es relevante trabajar a corto plazo, logrando eficiencia operativa y financiera en la cadena de valor de exploración, producción, transporte, refinación y comercialización, teniendo a Ecopetrol como ente ejecutor y a la Agencia Nacional de Hidrocarburos – ANH como ente rector.

Es importante trabajar, en paralelo, en nuevos descubrimientos, en búsqueda de aumentar la vida media de las reservas y por igual, no descuidar o perder los niveles de producción en campos maduros.

Con la mirada puesta en atraer mayor cantidad de inversionistas, es requisito ofrecer rentabilidad sobre sus capitales empleados, reducir los costos de operación, transporte y energía, así como mejorar los tiempos invertidos en los procesos de consulta previa para la consecución de licencias sociales y ambientales.

Se debe continuar trabajando en los yacimientos no convencionales (YNC), dando inicio a las pruebas piloto de Fracking; en simultánea es vital complementar el estudio presentado por el Comité de Expertos, con el objeto de lograr un análisis de exploración, explotación y abandono, el cual derive en un completo compendio y entendimiento de los riesgos. Hay que señalar que, en algunos puntos del estudio mencionado, se exponen dificultades y opciones de mejora, las cuales no son exclusivas de los YNC, sino que corresponden a la industria en general, por lo que esta tecnología no debería ser castigada.

En concordancia con el crecimiento sostenible, que se propone el país, se requiere de tecnología que permita disminuir las emisiones de gases efecto invernadero, ajustada ésta a los estándares internacionales y que las refinerías entreguen productos que vayan de acuerdo a la nueva normatividad, siendo así más competitivos en el mercado. De hecho, algunos compradores ya están analizando no sólo el producto refinado o crudo que se vende, sino el proceso aprovechado para su obtención, lo cual está determinando alianzas y beneficios en contratos.

Ahora bien, existe un beneficio potencial sí se aprovecha el conocimiento de la comunidad, de cada zona de influencia de los proyectos, lo cual redunda en la detección temprana de posibles conflictos, aumentando así la legitimidad de las decisiones acordadas. Ello se logra basándose en un modelo de educación participativo, talleres personalizados y un seguimiento riguroso.[ii]

Esta reflexión se escribió asociando conceptos de la premisa “Producir Conservando y Conservar Produciendo”, la cual hace parte del Pacto por la Sostenibilidad del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022. En consecuencia, se concluye que para lograr los objetivos de una reactivación económica y, al tiempo, no desatender la finalidad propuesta de fortalecer la respuesta a la amenaza del cambio climático, se deben aumentar los estándares sociales, técnicos y ambientales, en garantía de un desarrollo energético integral.

Los proyectos de desarrollo integral energético hacen parte de las muchas estrategias que son obligación acelerar hacia una verdadera reactivación de la economía de una forma resiliente y sostenible. Debemos balancear los beneficios económicos de la industria minero energética con un crecimiento basado en energías renovables, siempre enfocando esfuerzos en eficiencia energética y disminución de la demanda.

 

[i] Profesor Carlos Gustavo Cano, Exministro de Agricultura, Excodirector del Banco de la República, Profesor de Maestría de Finanzas Corporativas en el CESA.

[ii] Bonilla, D., & León, J. (2018). Gestión Participativa de Recursos. PRM – Columbia SIPA, New York.

 

*Miembro Dirección de Transformación Energética

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Energía verde, nuestro café del siglo XXI

Electricidad al alcance de todos.

Por: Juan José Angulo

Imaginemos la crisis actual sin energía: ni el agua ni los alimentos podrían llegar a nuestras casas y viviríamos con velas. La palabra teletrabajo no existiría. ¿Cuán diferente sería nuestra vida? Pocos temas tienen tanto impacto y al mismo tiempo pasan tan inadvertidos como la energía eléctrica. 

Bill Gates describe la energía como un milagro, el núcleo del estilo de vida moderno – y no exagera -. De la energía dependen las condiciones básicas de bienestar de las personas (salud, alimentación y educación) y las actividades de desarrollo económico (producción de bienes y servicios y el transporte de cosas y de personas). De la energía también depende la investigación – incluyendo la tan anhelada vacuna contra el COVID19. La energía está presente en absolutamente todo lo que hacemos como individuos, como país y como humanidad. Nuestra vida diaria depende, de principio a fin, de la energía. 

No obstante, muy poco nos interesa la energía. Sucede a menudo con las cosas que tenemos a la mano, las damos por hecho. La energía es una de esas cosas que todos damos por hecho. ¿Usted sabe cuánto paga por kWh en su casa? ¿Sabe qué es un kWh? ¿Sabe qué opciones tiene para comprar energía? ¿Sabe que tiene opciones?

Teniendo en cuenta que nuestro estilo de vida y el de nuestras futuras generaciones guarda una relación muy estrecha con la energía, acepté con mucho agrado la invitación de dirigir para ALCENTRO este espacio cuyo objetivo es acercar a los colombianos a la electricidad como eje de desarrollo que enfrenta problemas difíciles y complejos. Para este efecto plantearé algunas preguntas que nos ayuden a comprender la electricidad en nuestras vidas de una forma tangible, las cuales iré tratando de responder en diferentes columnas de opinión.

Comienzo con una pregunta ambiciosa ¿qué deberíamos saber todos sobre el servicio de electricidad? Hay al menos cuatro cosas que considero que deberíamos saber sobre la energía: (i) que tiene un gran poder transformador; (ii) que podemos tomar decisiones; (iii) que está en proceso de modernización y (iv) que Colombia cuenta con múltiples recursos para producirla, aunque solo aprovecha en forma importante dos y recientemente importa uno.

A través de la energía se puede transformar el desarrollo económico, las condiciones de bienestar de las personas y el territorio. Los países con mayor consumo per cápita de energía presentan al mismo tiempo los niveles más altos de bienestar económico. Diferentes estudios concluyen una relación de causalidad entre uno y otro, algunos especialmente en el empleo. Otros sugieren que el precio de la energía también debe ser considerado en estos análisis y que el impacto del consumo de electricidad en la economía de un país depende de varios factores.

Discusiones aparte, lo primero que todos debemos saber sobre la electricidad es que existe una relación entre esta y el desarrollo económico y que ningún país en la modernidad ha logrado un crecimiento relevante sin electricidad. De ahí su gran poder transformador.

Lo segundo que todos debemos saber es que podemos tomar decisiones relacionadas con el servicio de energía. El costo de la electricidad siempre es trasladado a los consumidores, directamente en la “factura de la luz” e indirectamente en el precio de los bienes y servicios que adquieren. Por esta razón la Constitución de 1991 y las Leyes 142 y 143 de 1994, imponen al Estado colombiano la obligación de garantizar que el servicio de electricidad se preste al menor costo posible para los usuarios y establece el derecho a escoger el prestador del servicio.

Conocer la estructura del precio de la energía y el funcionamiento de este sector nos garantiza poder tomar decisiones respecto a este servicio.

El tercer aspecto que todos deberíamos saber es que el sector de energía está viviendo un proceso de modernización importante, relacionado con el impacto ambiental. Los recursos con los que tradicionalmente el mundo produce energía eléctrica son carbón, gas natural, gasolina y agua en grandes embalses. Los tres primeros se queman en el proceso y al hacerlo liberan gases que contribuyen al calentamiento global (GEI) afectando en forma bastante negativa a la Tierra. Estudios recientes establecen que los grandes embalses hidroeléctricos también producen emisiones de GEI y recomiendan implementar un programa de mediciones que las cuantifique adecuadamente. La producción de energía representa el 25% de las emisiones de GEI en el mundo. El otro 75% está representado en agricultura, manufactura, transporte y enfriamiento (UNFCCC, FAO).

Existe un consenso sobre la necesidad de tomar acciones urgentes para disminuir la producción de GEI y como medida principal hacer una transición energética: reemplazar fuentes que generen GEI por otras menos contaminantes y promover el uso eficiente de la energía. El aprovechamiento de recursos como el sol y el viento para producir energía apunta en esa dirección. Las necesidades de capital, las complejidades de ubicación del recurso natural, de construcción y de operación, también son menores en la producción de energía con estas fuentes. Todo esto permitiría que más agentes participen como oferentes y que se generen mayores condiciones de competencia.

Ahora bien, depender de fuentes intermitentes no es conveniente para una sociedad que demanda energía las 24 horas. Para Colombia como país en desarrollo, esta transición energética puede tener un alto costo de oportunidad frente a recursos disponibles como el carbón, que fueron clave en el proceso de industrialización y consolidación económica de los países desarrollados. ¿Cómo deberíamos abordar esta situación como nuevos miembros de la OCDE?

Sobre el cuarto punto hablaremos en la próxima columna, anticipando que alrededor de dos millones de colombianos aún no tienen electricidad y que once millones sufren un servicio de energía lamentable en la Costa Caribe, región que concentra una gran oferta de recursos para producir energía.

*Director de Transición Energética

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Energía, nuevo jugador: El Coronavirus

Energía, nuevo jugador: El Coronavirus

Por: Javier León. 

El año 2020 comenzó con grandes apuestas en el sector energético, una demanda creciente de energía para satisfacer de manera sostenible el desarrollo de la humanidad, retos tanto en exploración y producción de hidrocarburos como en el aumento de la participación de energías renovables.

El análisis del plan de Ecopetrol permitía entender la dirección de la industria nacional de hidrocarburos y hacia donde iban van las inversiones.

El desarrollo minero energético tiene una participación esencial en Colombia; garantiza la seguridad energética y respalda ingresos importantes en el presupuesto nacional. Esto mientras se logra materializar una transición energética y económica, ya que no solo es cambiar las fuentes y la forma en que el país percibe ingresos. Este articulo parte del análisis del plan 2020-2022 que Ecopetrol presentó a principios de marzo 2020 en Nueva York, con los principales ejes de inversión y el balance de contribuciones a Colombia en el año 2019 (8 Billones de dólares en dividendos, impuestos y regalías ). (Ecopetrol, 2020)

Ecopetrol expuso una estrategia enfocada en la generación de valor en campos de hidrocarburos existentes, proyectos de hidrocarburos no convencionales en Magdalena Medio, exploración nacional e inversiones internacionales. Este era un plan de inversiones de varios billones de dólares asociados, entre otros, a un crecimiento de producción, a un aumento en reservas, proyectos de optimización en refinería de acuerdo a nuevas disposiciones en combustibles y refinados. De igual manera, se hizo énfasis en las inversiones ESG (Medio ambiente, Sociedad y Gobierno) en cuanto a disminuir el contenido de azufre, reducir emisiones, aumentar energías renovables, y reutilización de agua. Esto significaría grandes aportes a las áreas de interés, ingresos fiscales y mejora a la infraestructura nacional (Ecopetrol, 2020). Los criterios de inversión de ESG ayudarían a garantizar que estas inversiones se realizasen de manera sostenible apoyando la infraestructura requerida para el crecimiento económico, reduciendo brechas significativas en educación, salud e infraestructura.

La entrada de un nuevo jugador, el coronavirus, aumenta la relevancia de siguiente frase “Capturar valor de los activos actuales y realizar inversiones rentables como respuesta a condiciones del mercado” es la flexibilidad y adaptación que el mundo necesita en el 2020, y posiblemente definirá el nuevo esquema de inversión de Ecopetrol. (Ecopetrol, 2020)

“Cambios vendrán y con ellos oportunidades, que los astutos y los osados tratarán de capturar mientras el resto se paraliza, el sector de energía no escapará” Luis Pacheco

Desde principios 2020 se comenzaron a sentir los efectos del coronavirus, estancando la economía mundial, disminuyendo significativamente la demanda petrolera. Sin un mercado para productos como gasolina, diésel y combustible para aviones se genera una caída en sus precios. El exceso de oferta global puede corregirse de varias maneras. Una es la disminución de los precios que empujará a los productores menos eficientes fuera del mercado. Otra alternativa es que un grupo de productores reduzca la producción voluntariamente y de manera coordinada. (Cardenas)

La OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) representa alrededor de un tercio del suministro mundial de petróleo. Como mecanismo de mitigación y adaptación, la OPEP hizo un llamado a sus socios a cortar su producción en unos 1,5 millones de barriles por día adicionales. A pesar que Rusia tenía una alianza con la OPEP, a comienzos de marzo decidió no unirse a este recorte (Pacheco, 2020). Estamos a la espera del comportamiento del mercado con el acuerdo de recortes de producción de poco menos de 10 millones de barriles por día que se logró el pasado fin de semana del 10 de abril.

La industria minero energética requiere de inversión constante. El negocio no es estático y requiere estar continuamente generando nuevos barriles, reemplazando los que dejan de producirse por declinación de pozos y mejorando las condiciones de procesos y equipos.

El modelo de desarrollo sostenible energético debe actualizarse de acuerdo con los acontecimientos recientes. Es necesario analizar si los niveles de consumo energético han sufrido un impacto transitorio o si esto ya será una nueva realidad. ¿Qué tanto de nuestra vida volverá a ser la que conocíamos? ¿y en qué sentidos evolucionará? En ese momento se podrá definir el balance de fuentes energéticas de combustibles fósiles y renovables. Se debe recordar la gran demanda de productos refinados para usos diferentes a los energéticos (polímeros, lubricantes, PVC, detergentes, asfaltos, solventes).

Es importante resaltar como las energías renovables luchan por reemplazar a las fuentes minero energéticas. A mediano plazo en generación de energía eléctrica, desplazando a los combustibles fósiles de las plantas térmicas. Pero para sustituir los vehículos de transporte (terrestre, aéreo, marítimo) es necesario mejorar tecnologías y lograr masificación que toma varios años (posiblemente hasta que los vehículos que se están hoy en el mercado terminen su vida útil). Ahora, este colapso económico de los hidrocarburos puede hacerle más daño que beneficio a las inversiones en fuentes de energía renovable y a su aumento en el mercado, como consecuencia a que uno de los principales agentes de cambio era el elevando costo de los hidrocarburos.

Las inversiones en el sector minero energético acompañaran al desarrollo del país por varios años ¿Qué otras herramientas se deben usar en su planificación y ejecución?

En Colombia los hidrocarburos se producen en su mayoría en campos pequeños. Por esta razón las inversiones estratégicas necesarias son mucho mayores al no poder aplicar ahorros de economía de escala.

Para poder adaptar la economía energética necesitamos nuevos modelos. Tenemos el reto de no ser la generación que por estar apegada a unos libros inaplicables dejó perder sus avances económicos y sociales más importantes. Ahora es cuando necesitamos mentes pensando en cosas nuevas, no repitiendo recetas. (McMaster, 2020)

“Es la naturaleza de las emergencias, decisiones que en tiempos normales podrían llevar años de deliberación se aprueban en cuestión de horas.” (Harari, 2020)

Las valoraciones de las inversiones en hidrocarburos suelen presentar desviaciones debido a cambios en las condiciones del mercado, datos incompletos o subjetivos y, sobre todo, volatilidad económica. Los precios bajos, la incertidumbre sobre las regulaciones y el comportamiento del mercado resaltan la necesidad de planificar las próximas inversiones utilizando esquemas robustos de maduración y análisis financiero, utilizando la valoración económica de externalidades de beneficio social e impacto ambiental.

Se puede optimizar la valoración de los proyectos de desarrollos energéticos, al diseñarse los modelos de maduración que establezcan la necesidad de trabajar por fases que pueden expandirse, contraerse, abandonarse o moverse en el tiempo si el modelo de negocio cambia. En un negocio de alta volatilidad e incertidumbre, tener las herramientas para disminuir riesgos tiene un gran valor agregado.

Está cambiando la perspectiva se tiene en gestión de inversiones, al incluir las variables económicas de los proyectos (externalidades ambientales, sociales y de gobierno) y no solo considerar el presupuesto y el cronograma para que se consideren exitosos. El balance está en una debida gestión de maduración de proyectos, un análisis financiero flexible con las variables del negocio y en una estructuración económica integrada con las necesidades energéticas y de desarrollo. Existe una necesidad, y una potencial oportunidad, al diseñar esquemas de seguimiento y control de las inversiones y proyectos mediante tecnología y herramientas virtuales. Todo esto requeriría nuevos procesos desarrollados con apoyos académicos, mediante pensamiento sistémico articular la industria extractiva energética, el desarrollo sostenible y las variables económicas de crecimiento para establecer portafolios inversión.

Debe existir una coordinación entre entes públicos y privados para poder navegar por las aguas turbulentas de los próximos meses.

Es necesario revisar las mejores estrategias para involucrar a entidades públicas y privadas en el logro de los resultados requeridos. Un buen ejemplo de herramientas de mitigación lo da la Agencia nacional de Hidrocarburos, ANH, que mediante el “Proyecto de Acuerdo medidas transitorias 27 de marzo de 2020” contribuye a mitigar los efectos adversos por la caída de los precios internacionales del petróleo en los compromisos de inversión pactados. Se buscan medidas transitorias de extensión de términos y plazos en los contratos y convenios de evaluación, exploración y explotación de Hidrocarburos. Esto libera estrés inmediato y les da aire a las empresas para reevaluar inversiones y volver a correr modelos del negocio de acuerdo a proyecciones cada vez más volátiles.

Dado que en la mayoría de los casos la participación pública no es utilizada como insumo durante las primeras fases del diseño de inversiones, la mayoría de los eventos de participación pública se tornan en protesta durante la fase de socialización.

El Project Management Institute (PMI), quien desarrolló un estándar mundialmente utilizado de gerencia de proyectos, estructura la manera en que los proyectos de inversión deben realizarse. Como uno de los principales puntos de atención está el manejo de los interesados, en los desarrollos energéticos parte de ellos son las comunidades cercanas.

Existe un beneficio potencial si el conocimiento de la comunidad local, a través de la participación democrática activa, se utiliza para el descubrimiento temprano de posibles conflictos, lo cual aumenta la legitimidad de las decisiones acordadas. Esto se logra de acuerdo a un debido mapeo de grupos de interés, un modelo de educación, talleres personalizados y un seguimiento riguroso a las iniciativas que se construyan desde el interior (Bonilla & León, 2018). Adicionalmente, los procesos donde se involucran a las comunidades propenden a cerrar las brechas de conocimiento e información que algunos interesados puedan manipular en su propio bien. Las prácticas sostenibles de gestión de proyectos dan como resultado la mejora en acceso a los mercados de capitales, mejoras en la cadena de suministro y reducción de riesgos comerciales, entre otros. (PMI, 2014)

Trabajos Citados

Ecopetrol. (2020). Investor Day. Nueva York.

PMI. (2014). Are Oil and Gas Supply Chains Ready to Embed Sustainability in Their Projects.

Bonilla, D., & León, J. (2018). Gestión Participativa de Recursos. PRM – Columbia SIPA, New York.

Pacheco, L. (2020). Petróleo en tiempos de pandemia. Presidente de la junta administradora ad hoc de PDVSA.

McMaster, B. (2020). Pensar lo Impensable. Bogotá: Presidente de la ANDI.

Cardenas, M. (s.f.). The Impact of Coronavirus and the Oil Price War on Latin America. Nueva York: Profesor Columbia University.

Harari, Y. N. (2020). El mundo después del coronavirus.

*Miembro Dirección Geopolítica del Sector Energético 

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Futuro energético integral

Por: Javier León*

Dedicado a mi mentor: mi papá

«La edad de piedra terminó, pero no fue por falta de piedras. La edad del petróleo terminará, pero no por falta de petróleo» (Yamani).

 

Hace 200 años el mundo cambió dramáticamente con la revolución industrial, y su deseo de mejorar las condiciones de vida de la sociedad. En la actual revolución energética, la oferta y la demanda de la energía debe adaptarse a la necesidad apremiante de gestionar los recursos naturales de manera sostenible.  Para cumplir con la inmensa cantidad de energía que requiere el desarrollo humano, se necesita abordar dos estrategias principales: la optimización energética de fuentes convencionales, y la aceleración de entrada de las fuentes renovables. No se debe caer en la tentación de pensar que la cantidad de energía proveniente de combustibles fósiles disminuirá en breve. La demanda energética de un mundo creciente, y cada vez más tecnificado, aún requiere grandes inversiones en fuentes de energía no renovables, sin disminuir, por supuesto, el aumento de participación de energía renovable. En esta inversión requerida para fuentes tradicionales hay un enorme potencial de beneficio social y ambiental, si se siguen los nuevos tratados y las lecciones aprendidas del pasado. Desde hace varios años comenzó un cambio gradual de la mentalidad de los inversionistas, y la sociedad en general, aun sabiendo que un cambio de modelo social y económico tarda décadas en materializarse.

El desarrollo humano y la mejora de calidad de vida, tienen un gran reto del cual dependen nuestras vidas: la necesidad de más energía y menos contaminación.

Debido al crecimiento de la población mundial, la demanda de energía continuará en una rampa ascendente, pasando de 13,511 MTOE (millones de toneladas equivalentes de petróleo) en 2017, a 17,866 MTOE en los próximos 20 años (BP, 2019). En promedio, el uso principal del petróleo es en el transporte con el 60% – cuya estrategia de disminución requiere no solo de aumento de energías renovables en la oferta, sino además un cambio a motores eléctricos en la demanda -, seguido por la industria con el 33% y residencial con el 19%. Incluso con las mejores proyecciones del aumento de la generación por métodos renovables –lo que definitivamente debe ser el camino a seguir, y hacia donde todos debemos alinear esfuerzos-, el consumo de combustibles fósiles seguirá aumentando. El consumo en 2017 de combustibles fósiles fue de 11,425 MTOE con una participación de mercado del 85% fósiles y 15% renovables. Se pronostica una reducción de la participación de mercado de combustibles fósiles a 73% y aumento de renovables al 27% en 20 años, pero por el aumento de la necesidad energética global el consumo de combustibles fósiles aumentará a 13,102 MTOE. Para satisfacer esta demanda de energía, se prevé la necesidad de aumentar la producción mundial de crudo en 10 millones de barriles por día para la década de 2030, donde se prevé sea el pico de consumo, lo que requiere una gestión sostenible integral en los desarrollos e infraestructura necesaria (BP, 2019).

El modelo global para mitigar la contaminación, y el cambio climático, debe incluir cambios de comportamientos asociados a Energía, Comida, Genero, Construcciones y Ciudades, Uso de la Tierra, Transporte y Materiales (DrawDown, 2017).

Solo cuando la tecnología garantice la confiabilidad y estabilidad de las fuentes renovables, se establezcan las regulaciones necesarias, y los países se muevan de los presupuestos basados ​​en el petróleo, la producción de petróleo y gas comenzará su extinción (Neuhoff, 2005).

Es innegable que aproximadamente 7.7 billones de personas necesitan energía para garantizar sus actividades diarias, y ese número aún está creciendo. Debemos encontrar formas más limpias, más respetuosas para proporcionar la energía que el mundo necesita y debemos lograr la participación de todos los involucrados para definir entre diferentes alternativas el mejor uso de los recursos limitados disponibles para nosotros. Todavía no hay una sola fuente de energía que pueda satisfacer completamente la cantidad total, en el lugar necesario, con la periodicidad requerida y bajo la fiabilidad prevista.

El debate de la gestión energética, garantizando la sostenibilidad ambiental y social, durante el desarrollo requerido de cada país, es el mayor desafío de la humanidad.

El desafío del diseño sostenible, la planificación y la ejecución de los nuevos desarrollos de infraestructura de petróleo y gas es un factor crucial para los inversores, y para todos nosotros. La banca utiliza hoy más que nunca los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para evaluar el comportamiento corporativo y determinar el rendimiento financiero futuro de las empresas (United Nations Task Force on Financing for Development, 2018). La movilización de capital es un factor vital para la financiación de proyectos. El pronóstico de una mayor producción de petróleo y gas para 2040 requerirá grandes inversiones en infraestructura en todo el mundo, la forma en que esta infraestructura se desarrolle de acuerdo con los estándares ESG definirá el impacto que tiene sobre el planeta y el negocio en sí. La oportunidad de lograr desarrollo integral en áreas que lo requieren, apoyándonos en las inversiones de petróleo y gas en una oportunidad que debemos aprovechar.

La respuesta política internacional al cambio climático en la conferencia de París, celebrada en diciembre de 2015, es un enfoque para resolver el equilibrio entre el crecimiento y el deterioro del medio ambiente. Es necesario desarrollar modelos energéticos que se evalúen técnica, financiera y ambientalmente para garantizar las necesidades de una población en crecimiento y al mismo tiempo se monitoreen de forma continua las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar los niveles deseados. De la misma manera, las Naciones Unidas están haciendo un trabajo fantástico para establecer estrategias reales a fin de incluir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG) en los modelos de negocio de las inversiones nuevas y en curso. A partir del 2019 El Banco Mundial no apoya proyectos de Oil & Gas, salvo en circunstancias excepcionales donde las evaluaciones de los proyectos arrojen beneficios claros en términos de acceso a la energía, y los proyectos estén alineados con el acuerdo de Paris (Banco Mundial, 2017).

Todos estos mecanismos incluyen una nueva iniciativa que se llama Carbón Tracker, reconociendo que existe una limite global de emisiones que debe respetarse para evitar desestabilizar el clima global, la cual maneja el concepto de Unburnable Carbon (Carbon Tracker Initiative, 2020) . Este concepto significa que incluso si existen los mecanismos técnicos para extraer más petróleo en los campos de producción en curso, la disminución de la demanda hará que parte de ese petróleo permanezca bajo tierra, lo que significa, entre muchas otras cosas, un valor completamente diferente para el retorno de la inversión que se prometió a accionistas al comienzo de la valoración del proyecto de desarrollo petrolero, lo que requiere nuevos métodos sofisticados de evaluación de inversiones por fases (León, 2017).

Javier Mauricio León

Trabajos citados

Yamani, S. (s.f.). Minister of Petroleum Saudi Arabia.

BP. (2019). Energy Outlook. BP.

Neuhoff, K. (2005). Large-Scale deployment of renewables for electricity generation. Oxford Review of Economic Policy.

United Nations Task Force on Financing for Development. (2018). ESG investing and returns. Obtenido de https://developmentfinance.un.org/esg-investing-and-returns

Banco Mundial. (2017). World Bank Group Announcements at One Planet Summit. Obtenido de https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2017/12/12/world-bank-group-announcements-at-one-planet-summit

Carbon Tracker Initiative. (2020). Obtenido de https://www.carbontracker.org

León, J. M. (2017). Tesis Evaluación de proyectos de desarrollo de campos petroleros utilizando opciones reales. Obtenido de https://repository.cesa.edu.co/handle/10726/1716

DrawDown. (2017). The most comprenhensive plan ever proposed to reverse global warming. Penguin.