Demos un paso de un Metro

Por: Juan Felipe Cáceres*

Si existe un tema que a los bogotanos y a las personas que habitan en Bogotá incumbe a través de la historia es el de la construcción de un sistema de transporte público eficiente, cuya principal característica sea la de cumplir con la demanda y las necesidades de los habitantes de la capital colombiana.

Recordemos que a pesar de que Bogotá cuenta con el Transmilenio, un sistema de transporte con autobuses de tránsito rápido, su infraestructura y alcance de servicio se quedó corto para la cantidad de población que habita en la principal ciudad del país, ya que cuando fue inaugurado en el año 2000 por el alcalde Enrique Peñalosa Londoño, existían alrededor de 1´500.000 habitantes menos que los que hay hoy en día. Han existido debates, cuestionamientos acerca del servicio de Transmilenio, intentos de revocatoria del Alcalde Mayor entre otras acciones por los cuales los bogotanos no están a gusto; sin embargo, el momento de creer en que los bogotanos tengan un nuevo sistema de transporte público que cubra toda la demanda de la población y mejore la calidad de vida de estos y de quienes habitan en la capital es AHORA.

El 2019 fue decisivo para determinar el futuro de la construcción de la Primera Línea del Metro de Bogotá (PLMB), ya que, a inicios de febrero, el futuro de esta estaba en manos de un Tribunal, quien confirmó la decisión de una jueza de la República de que el Distrito había cumplido con todos los requisitos que establece el artículo 2º de la ley 310 de 1996, la cual establece los parámetros y exigencias para la cofinanciación y ejecución para el proyecto Sistema de Transporte Público Metro.

Después de una larga cadena de demandas interpuestas por miembros políticos pertenecientes a la oposición que solicitaban la caducidad de las vigencias futuras por un supuesto incumplimiento del Distrito en la ejecución de estas, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca fue quien determinó que todo se había cumplido a cabalidad, y posteriormente en septiembre el Consejo de Estado en última instancia dejó en firme el Acuerdo Distrital 691 de 2017, por medio del cual el Concejo autorizó operaciones para el proyecto de la PLMB en las vigencias futuras comprendidas entre los años 2018 y 2041.

En noviembre, ya se acercaba la noticia. Dos consorcios se encaminaron para seguir en la carrera de ganar la licitación para la construcción. La primera de ellas fue Consorcio Metro de Bogotá, conformada por las empresas FCC Concesiones de Infraestructura (España), Carso Infraestructura y Construcción (México) y Promotora de Desarrollo de América Latina (México) mientras que el otro consorcio llamado APCA Transmimetro estaba conformado por China Harbour Engineering y XiÁn Metro Company Limited, dos empresas de Capital público chino. Ambas empresas cuentan con un gran poderío económico y alta experiencia en proyectos de este tipo, con mega obras como ingeniería naval, construcción de ferrocarril, carreteras, puentes, construcciones de obras municipales entre otras.

Fue así como el día 17 de octubre, la PLMB se adjudicó para el consorcio conformado por las gigantes empresas chinas de capital público, en el cual la participación de CHEC será del 85% mientras que XiÁn Metro Company Limited tendrá a su cargo participación del 15%. El 27 de noviembre de 2019 se realizó la firma del contrato, una noticia histórica que sacudió los medios de comunicación nacionales e internacionales debido a su magnitud e importancia misma.

Los detractores del Metro quienes con constantes ataques intentaron tumbar el proyecto por diferentes medios y vías, son los mismos que estuvieron al mando de la ciudad durante 12 años y cuyo discurso político se basaba en prometer la realización del proyecto, sin siquiera ir más allá de unos estudios. Es por esto que Bogotá nunca había estado tan cerca de conseguir lo que por tantos años ha buscado para otorgarle una solución efectiva de transporte masivo a la ciudad, y así mejorar en un 100% la vida de millones de habitantes. Vivimos en una sociedad en la que, por discordias y odios fundados en pensamientos políticos de nuestros gobernantes, nos han privado de tener un sistema de transporte masivo acorde a las necesidades que como bogotanos tenemos y esperamos se suplan; la oportunidad que tiene la capital es única y debemos apoyar el proyecto para que su realización sea todo un éxito. El Metro es la mejor opción para satisfacer las necesidades y falencias que presentan los diferentes sistemas de transporte público de Bogotá, tales como TransMilenio, SITP y los buses urbanos. Estos a diario contaminan, son incómodos, su sistema de seguridad no es el adecuado para transportar tal cantidad de personas y en muchos casos los buses no cumplen con los requisitos mínimos para prestar el servicio.

La oportunidad que tiene la ciudad en este momento es de oro. Una ciudad que recibe con sus brazos abiertos a personas de todas las regiones del país, la capital de todos los colombianos y la ciudad que está 2.600 metros más cerca de las estrellas por fin puede tener un Sistema de Transporte Público que esté acorde con su número de habitantes, que sea apto para transportar cientos de miles de personas diarias de manera eficiente, segura y cómoda.

El Consorcio conformado por las empresas constructoras prometen estar a la altura de lo requerido para posiblemente la obra más importante en la historia de Santa Fe de Bogotá: tienen la experiencia, la capacidad de trabajo y sobre todo los recursos que están comprometidos para la consecución del éxito del proyecto y así mismo, de los fines estatales. En las manos de la alcaldesa entrante Claudia López y los funcionarios que hagan parte del Distrito está la debida ejecución, vigilancia y veeduría de las obras, pero también, en manos de todos los bogotanos y personas que habitan en la ciudad porque este es nuestro proyecto, el cual tiene como único fin de mejorar la vida de las personas habitantes de esta hermosa y gran ciudad. Demos un paso de un Metro.

*Miembro de número de la Dirección de Contratación Pública Transparente y Columnista invitado del Tanque de Pensamieno Alcentro.

4ta Revolución Industrial: Tecnologías para vivir mejor

Por: Yesika Padilla
@YesikaPadilla

El término “Tecnologías 4.0” hace referencia a las tecnologías que hacen parte de la llamada 4ta Revolución industrial. La primera revolución fue hace mas de 200 años cuando la máquina de vapor sustituyó al trabajo manual y la tracción animal. 

Esa tecnología, que ahora nos parece rudimentaria, dio paso a una transformación económica y social muy fuerte, pues permitió la creación de las primeras mega fábricas, que atrajeron a la gente de las poblaciones rurales a los núcleos industriales. La segunda revolución industrial ocurrió al comienzo del siglo XX y se caracterizó por la producción en masa de automóviles y el uso extensivo de la electricidad, que surgió como una forma de aprovechar la energía que se producía en las grandes hidroeléctricas al usarla en los centros de producción.

La tercera revolución industrial vino con el transistor y la capacidad de poder poner muchos transistores en un pequeño espacio, el microprocesador, lo que permitió crear la radio, la televisión y el computador; fue la revolución de la electrónica y es la que nos rige ahora. La cuarta revolución industrial surge con ese nombre por primera vez en la feria industrial de Hannover, Alemania, y fue acuñado por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial. Más tarde, “Dominar la Cuarta Revolución Industrial” fue el tema de la Reunión Anual 2016 del Foro Económico Mundial en Davos-Klosters, Suiza. Las principales tecnologías de esta nueva revolución incluyen la robótica, inteligencia artificial, cadena de bloques o blockchain, nanotecnología, computación cuántica, biotecnología, internet de las cosas, impresión 3D y vehículos autónomos. 

Todas estas nuevas tecnologías confluyen en la denominada ‘computación en la nube’, que permite acceder a los datos desde cualquier lugar del mundo e interactúan con los dispositivos móviles al alcance de millones de personas en el mundo. Como ejemplos tenemos mercados donde se puede tener un asistente virtual que ayude con las tareas domésticas y laborales, y, a la vez, ese mismo asistente puede ser su novia(o) virtual, y tener un robot en forma de perro que adquiera su personalidad de acuerdo a su dueño, lo que evidencia que la humanidad ha ido transformando la ficción en parte de su realidad. De otro lado, en el Foro Económico Mundial de 2016 se discute por primera vez la posible desaparición de miles de trabajos por la automatización, dado que las máquinas no sólo sustituirán empleados fabriles, sino que se están volviendo más inteligentes y también podrían reemplazar trabajos administrativos que hasta ahora eran impensables para las máquinas. 

Así las cosas, esta revolución altera no solo la forma en la que se transforman las industrias, sino cómo sobreviviremos como personas, por eso se habla de que no es solo una revolución Industrial sino socioeconómica. En el campo de la educación, empezamos a repensar el concepto de profesionalismo, pues el hecho de ir a la universidad y obtener un título ya no va a ser garantía de conseguir un trabajo formal, calificado y bien remunerado. Ya vemos como gigantes de tecnología contratan talento humano empírico sin certificación de instituciones universitarias y que son muy buenos en, por ejemplo, programar. En cuanto a la realidad virtual y aumentada se empieza a tener la necesidad de experimentar cosas que en la vida real no se podría, como ir a conciertos de personas que ya no están con vida, vivenciar una película, o sentir en el mundo real las acciones que realiza en los videojuegos en su mundo virtual.

En síntesis, ya estamos inmersos en la Cuarta Revolución Industrial con todas sus implicaciones, tanto positivas como negativas. En este escenario, Colombia tomó la delantera pues en el 2019 Medellín fue escogida como la sede del primer centro de la Cuarta Revolución Industrial de América Latina. Asimismo, entidades como el SENA ya empezaron a capacitar a miles de estudiantes en Internet de las Cosas aplicada a la industria. Al mismo tiempo, el Gobierno adoptó recientemente la plataforma X-Road, creada por Estonia, para proveer todo tipo de trámites a través de Internet y facilitarle la vida a los ciudadanos. 

El reto es y será usar todas estas herramientas tecnológicas emergentes y disruptivas como palancas que nos permitan cerrar las brechas sociales y económicas de Colombia. En otras palabras, que la aplicación y el uso de todas estas herramientas nos beneficien a todos y promuevan la competitividad del País.

*Directora de Economía Digital de Alcentro.

Una tecnología para combatir las emisiones de CO2

Carlos Avilan
@carlosavilanr

 El 2019 fue el peor año, hasta ahora, en términos de emisiones de CO2, según una investigación del Global Carbon Project. Sin embargo, no todo está perdido: existe una tecnología que puede resolver parte de este problema y Colombia debe mirar hacia ella pues es uno de los países más vulnerables del mundo a los efectos de este fenómeno, una situación que se ha visto en el impacto cada vez mayor de las inundaciones y las sequías.

Los científicos predicen un futuro sombrío, de miseria, destrucción y catástrofe. Pero el debate sobre el clima sigue estando muy polarizado. El mundo está demasiado ocupado escogiendo ganadores y perdedores y enfrentando tecnologías entre sí.  Estamos perdiendo de vista lo que hay que hacer: resolver nuestro problema de CO2.

Esta tecnología es la captura y almacenamiento de carbono (CAC), la cual evita que las emisiones de CO2 entren en la atmósfera y las almacena bajo tierra, de forma segura, en formaciones geológicas del subsuelo. La CAC puede desempeñar un papel clave en la reducción de las emisiones, así como el logro de los objetivos climáticos globales.

Lamentablemente, el argumento utilizado en contra de la implementación de la CAC es que se trata de una tecnología costosa y que no ha sido probada en la industria de los combustibles fósiles, pues la idea de que no es posible combatir el cambio climático sin la CAC es, para muchos, una verdad incómoda.

El Acuerdo de París sobre el clima, en el cual los países participantes han acordado reducir el calentamiento global muy por debajo de los 2˚C, no podrá alcanzar esta meta sin la implementación de la CAC. Así mismo, The International Energy Agency’s Sustainable Development Scenario (IEA), organización que esboza el camino para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas relacionados con la energía y el Acuerdo de París, pronostica que al menos el 7% de las reducciones de emisiones de CO2 deberán provenir de la CAC.

A pesar de la aceleración de la revolución de la energía verde, se espera que el mundo siga dependiendo de los combustibles fósiles para su demanda de energía primaria en las próximas décadas. Según la IEA, los combustibles fósiles satisfacen el 81% de la demanda de energía primaria actual. Así mismo, prevé que esta cifra descienda al 60%.

La captura y almacenamiento de carbono permitirá una transición para los trabajadores del sector energético. Se construirán nuevas industrias de bajas emisiones de carbono, reorientará la infraestructura existente y mantendrá a las industrias competitivas en un futuro de bajas emisiones de carbono.

A largo plazo, la CAC puede convertirse en la base de una nueva economía energética limpia y sostenible. En Colombia, la expectativa frente a la decisión del Ministerio de Minas de dar tránsito progresivo del país hacia la implementación de nuevas fuentes renovables no convencionales de energía eléctrica, principalmente basadas en el sol y en el viento, es altísima. Por ello, es el momento en que el Ministerio de Ambiente y el de Minas revisen conjuntamente la implementación de la CAC.

*Columnista invitado del Tanque de Pensamiento Al Centro.

Los límites éticos de la inteligencia artificial

Roxana Méndez González*
@roxanapaganini

Llegó el 2020 y con él muchos avances a nivel tecnológico, cultural, social, entre otros. Nos encontramos en un punto donde ya no es prematuro pensar en la posibilidad de que los robots no solo se encuentren en escenarios donde deban tomar decisiones difíciles, sino también, decisiones éticas.

Déjenme ilustrarlos con un ejemplo, un automóvil llega a su casa a las 8 am para cumplir con la tarea específica de llevarlo a su trabajo. Usted se sube en el asiento trasero del automóvil, deja su maleta al lado y saca su Kindle para continuar con la lectura del libro que lo tenía tan enganchado la noche anterior. Un viaje rutinario, donde nunca se han presentado inconvenientes en el trayecto, inclusive por la hora hay poca congestión, sin embargo, hoy ocurre algo inusual y terrible: son dos niños que cruzan la calle de manera imprudente sin percatarse de la velocidad a la que va el automóvil, con la viva esperanza de alcanzar a pasar… no hay tiempo para frenar, solo hay una opción y es girar a la izquierda, aunque no es lo más viable ya que una moto se aproxima, otro dato, el automóvil no tiene conductor, solo es usted y la máquina.

Ninguno de los resultados es ético, estrictamente hablando, pero en ese orden de ideas, ¿cuál es el menos ético? Este dilema provocado por los niños cruzando de manera imprudente frente al automóvil es una variación contemporánea del dilema del tranvía, un experimento mental en ética ideado por la filósofa británica Philipa Foot, gran estudiosa de la ética aristotélica, contribuyendo al resurgimiento de la ética normativa, que básicamente consiste en la siguiente situación:

Un tranvía avanza sin frenos y está a punto de atropellar a 5 personas que se encuentran sobre la carrilera, usted está a un lado del camino y tiene la opción de activar una palanca que puede salvarles la vida ya que esta hará que automáticamente el tranvía se desvié, pero, matara a una persona que está en el otro carril. Usted solo tiene 10 segundos para tomar la decisión, si no hace nada, mueren 5 personas, si hace algo, muere una ¿usted qué haría?

Este cuestionamiento ha existido durante décadas y aún divide a los filósofos, específicamente a los utilitaristas, los cuales argumentan que es necesario actuar en pro de la felicidad y el bienestar de las mayorías, sin embargo, ya no es un tema meramente humano, estamos hablando de “máquinas éticas”.

Puede que usted piense que estamos lejos de estos escenarios, pero y si fuera así, ¿por qué el Massachusetts Institute of Technology (MIT), inició un proyecto llamado Moral Machine, donde se evidencia claramente como por medio de los datos de crowdsourcing se pueden entrenar a las máquinas de manera efectiva para tomar mejores decisiones éticas en el contexto de los automóviles autónomos?¿por qué la comisión de ética en Alemania sobre la conducción automatizada muestra especial preocupación por dichos casos y recomiendan programar a las máquinas de tal manera que se priorice la vida humana en todo momento?

A partir de estos planteamientos surgen muchas incógnitas como: ¿qué rol tomarían los humanos en torno a la ética imbuida en los robots? ¿será el gobierno quien decida? ¿sus fabricantes? o ¿propiamente el consumidor? Y de ser así, ¿usted podrá entrar a un concesionario y seleccionar la programación ética del automóvil de la misma manera que el color?

Es un tema inquietante que invita a la reflexión, lo animo a que usted me diga si ha reflexionado sobre la robótica en el futuro y los límites éticos de la inteligencia artificial.

*Miembro de número de la dirección de Emprendimiento.

Incentivos perversos y juguetes rotos

Por: Manuel Eduardo Riaño

La psicología clásica nos ha enseñado que la mejor manera de limitar o estimular un comportamiento dado, es modificando los incentivos que hacen posible que esta conducta se produzca. Son extensos los experimentos de laboratorio con animales y numerosos los experimentos sociales con personas que, desde la rigurosidad científica, respaldan este postulado.

En la disciplina económica y en las ciencias sociales también hemos tenido varios ejemplos conductuales que, materializados a través de políticas públicas, han incentivado o desincentivado comportamientos individuales y colectivos en diferentes sociedades. Incentivos fiscales para promover mayores tasas de empleo o productividad. Incentivos ambientales para usar recursos renovables y energías limpias. Incentivos legales para desestimular comportamientos delictivos.

En muchos casos, estos incentivos traen consigo un fenómeno conocido como riesgo moral que a su vez causa incentivos perversos, es decir comportamientos indeseados que se causan por los efectos del establecimiento de dichos incentivos. En el caso colombiano los incentivos a los objetivos militares en las fuerzas armadas han producido los lamentables casos de “falsos positivos”.

Los incentivos a la erradicación y sustitución de cultivos ilícitos han traído un aumento de estos con el fin de tener los beneficios asociados a pertenecer a los programas. Quienes toman seguros tienden a ser menos cuidadosos con su salud o sus propiedades, minimizando las acciones preventivas ya que saben que los costos monetarios por accidentes serán cubiertos. Juguetes rotos en vísperas de hacer las cartas de Navidad, con el fin de que papá Noel se apiade y traiga ese objeto de deseo tan de moda con los amigos del colegio.

El suceso acontecido con la decisión de SIC en Colombia en contra del funcionamiento de las plataformas digitales de movilidad, sin duda, constituye un incentivo perverso en contra de la competitividad del país y desestimula la creación e implementación de plataformas digitales de diversa índole. En alguna charla a estudiantes universitarios expuse un decálogo sobre mis consejos para emprender. Como la mayoría de estos sumarios, el mío no era ajeno a las experiencias propias, pero sobre todo a las frustraciones y errores vividos.

Por supuesto también lo condimenté con algunos ejemplos tomados de esos listados tan famosos en el ecosistema de emprendimiento.  En la charla sugerí que dos de esos consejos tenían que ver con conocer bien al mercado por un lado y en conocer bien a la competencia por el otro. Este fallo de la Superintendencia distorsiona no solamente el mercado, sino que agrega un nuevo elemento a mi charla: conoce bien las instituciones y las autoridades que regulan.

No es un elemento menor.  Esta determinación en aparente ejercicio de equidad, fruto igualmente de una acción paquidérmica del Gobierno Colombiano por no regular este tipo de industrias digitales, resulta un incentivo perverso para la competitividad del país y para el despliegue de alternativas digitales e innovadoras a bienes y servicios tradicionales, en mercados no cautivos y con poblaciones diversas.

Como lo exprese ese día y en otros escenarios, conocer el mercado y la competencia implica a grandes rasgos saber con grado alto de exactitud que desean los potenciales clientes, cuales son sus necesidades, qué y cuánto estarían dispuestos a pagar, como son sus preferencias y sus dinámicas de consumo. De manera alterna, conocer a la competencia implica un ejercicio interno y serio del emprendedor por saber y potencializar su factor diferencial, su ventaja competitiva y sus opciones de mejora e innovación frente a los otros.

En general estos dos factores hacen en el conjunto de los agentes económicos de la sociedad, el mayor porcentaje del grado de competitividad de una economía. Es decir, que el fallo de la Superintendencia sin lugar a dudas golpeó enormemente, como efecto indeseable de su acción, la percepción de competitividad del país y los incentivos positivos de muchas firmas extranjeras de invertir en desarrollos tecnológicos y de muchas firmas locales para atreverse a lanzar servicios digitales alternos.

Todo esto mientras navegamos en un mar de incertidumbre legal en el barco de la economía naranja. La Cámara de Comercio de Bogotá, calcula que solo 3 de cada 10 empresas sobreviven en Colombia después de 5 años y que los tres mayores obstáculos de los emprendedores son la burocracia, las limitaciones financieras y los problemas de competitividad. Si señoras y señores la burocracia y la competitividad.

Al final de la charla expresé, como se ha dicho ya muchas veces, que no existe una fórmula mágica que asegure el éxito emprendedor. No hay claves infalibles que lleven a una conquista inequívoca. Solo consejos desde ópticas individuales que han servido para entornos particulares, para negocios específicos y para mercados puntuales. En otra columna me referiré a este listado con más detalle.

Por ahora tal vez la única recomendación que me atrevería a decir que tiene valor universal, parafraseando la famosa frase Woody Allen, es que no se cual sea la clave de un buen emprendedor, pero la clave de su fracaso es no tener foco. Con el fallo de la SIC, tal vez pueda agregar también a este corolario: estar en países en donde las autoridades regulan el uso del ábaco mientras los emprendedores ya usan chips cuánticos.

*Columnista invitado del Tanque de Pensamiento Alcentro.

Alzamos la voz contra la violencia económica y sexual

Por: Lizeth Rozo*
@liz_ddhh 

El ser humano sin distinción de raza, sexo, religión, nacionalidad, posición política o económica está protegido por emblemáticos marcos jurídicos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, e importantes instituciones como la Organización de Naciones Unidas, que han surgido a través de la historia como resultado de la necesidad de enmarcar, velar y defender los Derechos Humanos de todos los ciudadanos alrededor del mundo.

No obstante que la misión de estos organismos y estatutos sea la protección y defensa de los Derechos Humanos, no se puede desconocer que estos han sido vulnerados y violentados, a lo largo y ancho del planeta y en diferentes épocas de la historia.

De los eventos que configuran su vulneración han sido víctimas: niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres de todas las edades y estratos socioeconómicos. Al respecto, muchos de los Estados del mundo entero se han pronunciado jurídica y vinculantemente en torno a los Derechos Humanos y en pro justamente de su defensa.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, fue adoptada y proclamada por la Asamblea General en su Resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948, señalando en su preámbulo: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad” (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948, p. 01).

En Colombia, la Constitución Política de 1991 ha sido denominada por académicos y juristas como la Constitución de los Derechos Humanos y de la oportunidad, garantista de un Estado Social de Derecho y de la preponderancia de los derechos fundamentales. Sin embargo, nuestro país se enmarca entre los constantes vulneradores de derechos hacia la mujer, donde se señala que esto obedece a móviles como el conflicto armado y toda clase de violaciones a los Derechos Humanos y fundamentales.

Colombia se enfrenta a un panorama desolador de altos indicativos de violencia, no solo sexual sino psicológica y económica que ameritan una pronta intervención, de cara a su conocimiento, a las garantías de defensa, de reparación, de no repetición y al restablecimiento de los derechos de las mujeres vulneradas, de alguna u otra forma invisibilizadas.

Es menester generar acciones prácticas que le permitan a las mujeres conocer y reconocer sus derechos de forma que sea este conocimiento específico, e incluso aplaquen la violencia económica, generándoles fuentes de ingresos y estabilidad monetaria, como el emprendimiento.

El conocimiento de los derechos fundamentales enmarcados en nuestra constitución y el emprendimiento, como generador de ingresos, surgen como instrumentos de ayuda al empoderamiento para la defensa y reivindicación de todos y cada uno de sus derechos fundamentales, especialmente de aquellos que les han sido vulnerados, en las mujeres no solo víctimas del conflicto armado, sino de toda índole.

*Miembro de número de la Dirección de Emprendimiento.