Ene 12, 2020 | Carlos Andrés Aguilera, Columnas de Opinión, Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Por Carlos Andrés Aguilera *
@Aguilera_Ariza
La política pública debe generar condiciones para impulsar el mercado digital, pero así mismo, para innovar y competir en este escenario, el sector empresarial requiere desarrollar capacidades para transformarse digitalmente.
La evolución de la economía digital, así como sus dividendos sociales y económicos son el resultado de la interacción de diversos factores y actores del mercado. Un recurso de análisis para abordar el tema es el índice de evolución digital desarrollado por The Fletcher School – Tufts University. Este índice mide la transformación de las economías en el mundo avanzado y en desarrollo, mediante el análisis de los que considera como principales factores que rigen la evolución de un país en una economía digital: Demanda, oferta, entorno institucional e innovación.
De acuerdo con los resultados del índice 2013 y 2017, Colombia es clasificada en la zona de trayectoria donde se encuentran los países que tienen el potencial de desarrollar economías digitales fuertes. No obstante, ocupa la posición 44 del ranking que mide las trayectorias digitales de 60 países en su más reciente edición, en la cual, en los primeros lugares se ubican Noruega, Suecia y Suiza, y de América Latina la mejor posición la ocupa Chile en el puesto 30.
En este contexto, el CONPES 3975 de 2019 Política Nacional para la Transformación Digital e Inteligencia artificial, es un componente a tener en cuenta en el entorno institucional de Colombia para el avance de su economía digital. Entre las acciones definidas se encuentran la inclusión en la oferta del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, de servicios dirigidos a empresarios y emprendedores, para acompañar procesos relacionados con transformación digital, así como la articulación de iniciativas del Ministerio TIC en esa línea. De otra parte, indica que realizaran ajustes normativos para promover y consolidar un ecosistema de pagos electrónicos, así como para la actualización de la normativa relacionada con el surgimiento de modelos de negocios basados en nuevas tecnologías.
Es preciso señalar que el CONPES citado también considera un posible impacto de la transformación digital en la profundización de diferencias sociales e inequidad, teniendo en cuenta que “las industrias basadas en tecnologías de punta superan los niveles de productividad y rendimientos de las industrias tradicionales.”
Frente a lo anterior, es necesario resaltar que la oferta nacional hace parte de un mercado global, por tanto, el sector empresarial requiere desarrollar capacidades que le permitan incorporar tecnologías digitales y uso de datos para evolucionar sus modelos de negocio, es decir, optimización de procesos, desarrollo de bienes y servicios, así como la forma de relacionamiento con los grupos de interés. Este escenario de transformación de las organizaciones y su operación implica también la necesidad de realizar ajustes de acuerdo con las normas vigentes y, prepararse para las que eventualmente se introduzcan.
Por su parte el Estado, no puede quedarse rezagado en “la actualización de la normativa relacionada con el surgimiento de modelos de negocios basados en nuevas tecnologías.” Colombia requiere acciones instituciones coordinadas y oportunas, tanto en materia normativa como en la promoción de la innovación, el desarrollo de nuevas industrias y la atracción de inversión en estos sectores fundamentales para el crecimiento y el desarrollo económico. Es estar a la vanguardia en el escenario de la cuarta revolución industrial, identificando cambios e incorporándolos en beneficio de las personas, y así mismo, para promover la generación de valor y oportunidades de mercado.
* Director de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Tanque de Pensamiento AlCentro
Ene 9, 2020 | Columnas de Opinión, Laura Herrera
Por: Laura Herrera
@Laura_Herrera
No hay buenos gobiernos que comuniquen mal, ni malos que lo haga bien; sin embargo, la comunicación es el aliado clave para construir puentes con los ciudadanos. Volviendo a lo básico, a las claves de los profesores Riorda y Elizalde, aquí presentamos algunos tips para la buena comunicación gubernamental.
1.Tener un mito de gobierno. El mito sera el mensaje central, el marco de la comunicación. El mito o relato será el proyecto general de gobierno para que sea asumido por la sociedad, el que otorgará sentido a la gestión que se realiza, el símbolo, la bandera, el sentido del gobierno. Esta bandera debe ser alcanzable y entendible para los ciudadanos porque será la suma de políticas públicas lo que la gente juzgará, por eso mito o relato de gobierno requiere coherencia entre el hacer y el decir.
2.Apuntar a construir consenso. Entienda que ya no está en campaña, ahora esta gobernando para todos por eso nunca pierda de vista el objetivo de la comunicación gubernamental que es el de construir consenso, más no vender como buena o mala la gestión de gobierno. Si se logra consenso, se disminuyen los bloqueos, se consigue la aprobación y el respaldo de la gestión, esto automáticamente le otorga gobernabilidad a los mandatarios, es decir, le dará vía libre para ejecutar sus proyectos.
3.Por favor, profesionalicen sus equipos de comunicaciones. Ojo a este punto, es hora de dejar de pensar en el grupo de comunicaciones como un área más de apoyo y otorgarle su relevancia. El equipo de comunicaciones debe estructurarse con profesionales preparados en comunicación política. Ser periodista no es garantía de saber comunicar, ser ser analista político no hace a nadie experto en comunicación política, y hacer publicidad no es comunicarse con la gente. Busque talento humano preparado, que no solo comprenda la realidad política sino que sepa gestionar la comunicación, la convergencia y los desafíos de generar consensos. Este grupo será su aliado para construir puentes con los ciudadanos.
4.Asumir y responder a la convergencia. Poder responder a los desafíos del nuevo sistema de medios, las nuevas tecnologías y las innovaciones que a diario se dan, para no solo informar, sino, lo más importante interactuar; escuchar a la ciudadanía, construir puentes y usar estas herramientas para retroalimentarse.
5.Tener y ejecutar una estrategia de comunicación. La planificación de una estrategia de comunicación es fundamental, es la hoja de ruta de cómo generar consenso y aprobación de la gestión. Es saber qué objetivo se tiene, con qué se cuenta, qué medios se usarán y qué efectos se alcanzarán.
6.Lograr establecer una comunicación cada vez más directa. Poner en marcha alternativas de comunicación que no hagan necesaria la mediación de la prensa. En un mundo globalizado, con un ciudadano hyperconectado e hyperinformado hay que buscar la forma llegar a él y acercar el Estado.
7.Intentar no caer en la comunicación egocéntrica. Un alcalde o un gobernador no es un monarca, el mundo no gira en torno a Usted. Personalizar demasiado los mensajes no los hace incluyentes, por el contrario, pueden generar resistencia de la ciudadanía si su imagen esta demasiado ligada a cada una de las acciones. Adicionalmente, si se tiende a la comunicación personalista, en momentos de crisis será más difícil desligar a la figura y el costo para su imagen puede ser más alto.
8.Gestión de crisis. Entender acertadamente la comunicación de crisis. Saber gestionarla con el único objetivo de generar certidumbre sobre la situación y clausurarla. No significa que gestión una crisis sea salir ileso de la situación que la genero, pero al menos lograr hacerlo con el menor daño posible. No se trata de crear un protocolo, pues cada crisis es diferente, pero sí de entender cuál el plazo de gestión, qué tipos de mensajes usar, qué medios, qué voceros, entre otros. Es clave madera riesgos, que cada una de las acciones se analicen desde todos de ángulos posibles.
9.Tener políticas de acceso a la información, veracidad de datos fidedignos. En un mundo hyperconectado, con cada vez mayor apropiación tecnología, es importante tener una política de datos abiertos que no solo permitirá verificar los datos que se comunican, también propician la veeduría ciudadana, las posibilidades de gestiones periodísticas y acentúa la transparencia.
10.Gestión de redes sociales para gobernar. Hay que dejar de entender las redes sociales como solo canales para difundir información, en ellas está la grandiosa oportunidad de interactuar con los ciudadanos, construir relaciones, resolver dudas y leer a la opinión pública de manera más fácil para la toma de decisiones. Es necesario definir y gestionar estratégicamente la comunicación digital, elevando su importancia y estructurando la coordinación de un equipo digital para trabajar de manera articulada, que no solo se dedique a la publicación, sino que participe en las gestión y producción de los contenidos. Es imprescindible tener un equipo profesional, que cuente con los conocimientos en comunicación digital, capaz de diseñar estrategia de social media, ejecutarlas y retroalimentar. El mundo digital, es el nuevo uno a uno con la gente y hay que saber gestionar la comunicación en él.
Ene 5, 2020 | Columnas de Opinión, Paulius Yamin
Por: Paulius Yamin*
@Pauliusyamin
Mi nombre es Paulius Yamin. Cuando estaba en el colegio, sufrí mucho con lo que los expertos llaman “acoso escolar” o “bullying”. Me decían muchas cosas, pero una de las que más me dolía (y por eso una de las que más usaban) tenía que ver con el color de mi piel. Parece que para esas tres o cuatro personas que hoy en día son abogados, administradores o artistas, mi piel no era suficientemente blanca para ir a un colegio de clase alta en Bogotá.
El bullying o acoso escolar es un problema grave en el mundo, y produce consecuencias importantes para los millones de niños y niñas que lo sufren. Según un estudio reciente de UNICEF, más del 30% de los estudiantes entre 13 y 15 años han sufrido algún tipo de acoso escolar. En Colombia, aunque existen distintas medidas y cifras, una encuesta realizada por la OCDE encontró que alrededor del 20% de menores de edad reportan haber sido víctimas de acoso escolar, mientras que el 7.6% asegura que sufre diariamente de algún tipo de maltrato físico. Para estos millones de niños y niñas, ir al colegio todos los días es una fuente enorme de ansiedad y miedo. Los estudiantes que reportan ser víctimas frecuentes de bullying tienen peor desempeño en lectura, matemáticas y ciencias comparado con los que no lo sufren (como mostró un estudio en Estados Unidos), mientras que en Colombia, 3 de cada 5 estudiantes que sufren bullying han pensado en suicidarse.
En mi caso, duré mucho tiempo sin decirle nada a mis papás. Sentía vergüenza por lo que pasaba y por no poder solucionarlo yo mismo. Solamente llegaba a mi casa, me encerraba en el baño, y me ponía a llorar frente al espejo. Varias veces pensé en suicidarme. Después me lavaba la cara y trataba de hacer como si no pasara nada. En el colegio, unos profesores no se daban cuenta, otros sí y no les importaba, y uno se burló de mi con ellos. Solamente tuve que contarles a mis papás el día que llegué a la casa con una quemadura de segundo grado en la cara. Para la psicóloga del colegio, eran “pilatunas de niños”. El colegio siempre estuvo más preocupado por su imagen que por protegerme, y solamente aceptaron intervenir cuando amenazamos con demandar al colegio y contar lo que había pasado en los medios. Después de eso recibimos llamadas amenazantes de padres a la casa, pero el acoso paró.
Como muestra mi caso, y como pasa con muchos otros problemas sociales y colectivos, las mejores leyes y políticas públicas seguirán fallando si no incluyen estrategias para transformar el comportamiento y la cultura de las personas. Como argumenté en una columna anterior, estrategias que mejoren la cultura ciudadana y, con ella, nuestra capacidad de vivir juntos y cooperar para lograr beneficios comunes. Y eso incluye a los estudiantes que lo hacen, pero también a los que lo sufren y a los que miran sin decir nada, a los profesores que lo ignoran y a los que lo apoyan, a los psicólogos y directivos, y a los padres que siguen el ciclo de agresión.
El acoso escolar es un problema con fuertes componentes culturales y comportamentales. Investigaciones han mostrado cómo el acoso tiene poco que ver con las creencias y valores personales de los estudiantes, y que suele ocurrir en todos los niveles jerárquicos sin importar los valores personales. Más bien, los contextos donde es común el acoso escolar se caracterizan porque los estudiantes creen que el maltrato es aceptable e incluso valorado positivamente por los demás. La violencia física y psicológica, y las actitudes racistas, homofóbicas, misóginas o clasistas, se ven como “pilatunas” o como un símbolo de estatus. Por eso, el acoso es generalmente un ciclo en el que unos maltratan a otros, que responden y maltratan a otros, y así sucesivamente. La mayoría de nosotros, así hayamos sufrido de maltrato durante varios años, también recordamos haber maltratado a otros en ocasiones.
Por eso, también, las acciones y medidas para reducir el acoso en los colegios deben ir más allá de transformar las creencias y valores de los estudiantes. Deben, sobre todo, enfocarse en transformar la cultura y los comportamientos que hacen que el acoso parezca normal o aceptable. Sin ir tan lejos: investigaciones en Estados Unidos han mostrado que para detener más de la mitad de los casos de bullying (57%), es suficiente que otro estudiante intervenga en favor de la “víctima”. Por eso son tan necesarias las campañas como #NoMasBullying que recientemente lanzó la empresa Totto, o el programa de competencias ciudadanas que lleva varios años implementando el Ministerio de Educación basado en los trabajos de Enrique Chaux. Pero aunque muy valiosas, sus efectos seguirán siendo limitados si no involucran de forma suficiente a los estudiantes como actores clave en la creación y aplicación de soluciones.
Hay varios ejemplos alrededor del mundo de campañas que han logrado reducir significativamente el bullying y el acoso en los colegios transformando esas percepciones e involucrando a los estudiantes en procesos de acción colectiva. Uno de los casos más interesantes para mí, por ejemplo, son los estudios publicados por Elizabeth Levy Paluck y Hana Shepherd sobre las campañas de la Anti-Defamation League en los colegios públicos de Estados Unidos. En estas intervenciones, a los estudiantes más populares del colegio se les ofrece la oportunidad voluntaria de ser capacitados y acompañados para crear y aplicar campañas contra el bullying y el acoso. Los estudiantes discuten y escriben ensayos sobre sus experiencias y opiniones en foros abiertos, presentan obras de teatro, hacen anuncios en los altavoces de los colegios, posan para posters y volantes, visten camisetas y venden brazaletes con mensajes de la campaña a los demás estudiantes. En un estudio que incluyó 56 colegios, al final del año escolar los reportes disciplnarios por bullying descendieron en un 30%. Según los participantes, las acciones más efectivas de la campaña fueron las que se basaron en conversaciones informales y espontaneas entre los estudiantes, y no las aplicadas a través de canales institucionales.
La única iniciativa contra el acoso que recuerdo en mi colegio fue mucho más corta y desafortunada. Se trató de una conferencia en la que el conferencista les pidió a los estudiantes que se pusieran de pie si eran víctimas de acoso. La única consecuencia fue que los que nos pusimos de pie sufrimos más maltrato cuando terminó. Y aunque hoy, casi 20 años después, todavía se me hace un nudo en la garganta cuando pienso en todo eso, también me siento muy orgulloso. Orgulloso de haber entendido a tiempo que la vida sigue y que como dice la campaña, “it gets better” (todo mejora). Orgulloso de quien soy, de mi piel y de mis raíces. De haber nacido en Colombia de una mezcla improbable entre familias que decidieron hacer su hogar ahí después de tener que emigrar de Lituania (un país pequeño del Noreste de Europa) y el Líbano (un país pequeño del Medio Oriente) en la primera mitad del siglo XX. De haber encontrado después en el colegio a amigos que admiro y que me enseñaron mucho. De tener un hijo, una esposa, una hijastra y una perra a los que amo.
Mi experiencia me enseñó mucho y, en algún sentido, me hizo quien soy hoy en día. Me enseñó el valor de la bondad y me enseñó a tratar a todos con respeto. Me enseñó a sentir náuseas con la violencia y la discriminación. Me enseñó a ser empático con las injusticias que sufren los demás y me hizo querer dedicarme a cambiar el mundo (así sea un poquito, así sea para una persona). Hoy estoy terminando un PhD en Ciencias del Comportamiento en el London School of Economics, soy asesor de la Organización Internacional del Trabajo y Socio del Behavioural Lab de Lituania, donde ahora vivo. Pero aun así, ningún niño ni ningún adulto deberían pasar por eso. Y no hay ninguna excusa.
El bullying y el acoso escolar son problemas complejos que requieren normas y políticas integrales de largo plazo. Pero también requieren procesos de acción colectiva y de cultura ciudadana que logren transformar la cultura y los comportamientos de todas las personas involucradas. Y aunque eso suena complicado y abstracto, la campaña de la Anti-Defamation League muestra que no es tan complicado ni tan costoso como muchas veces creemos. Como dice la reciente campaña de la ONU: “racism stops with you & me” (el racismo termina contigo y conmigo). En este caso, como en tantos otros, la solidaridad y la empatía pueden salvarnos.
*Director de Cultura Ciudadana del Tanque de Pensamiento Al Centro.
Dic 31, 2019 | Columnas de Opinión, John Jairo Ocampo
#ConTodoRespeto
Por: JJ Ocampo
@jjocampo
El 2020 que representa el inicio de una nueva década y no pinta muy bien pese al excesivo optimismo de muchas fuentes oficiales.
Cómo lo dice el ex ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, es muy difícil entender lo que sucede con la economía colombiana. Están pasando cosas positivas como el crecimiento del 3.2%, el aumento del consumo, el auge del crédito de consumo, el relativo control de los precios de los productos básicos de la canasta familiar.
Sin embargo, hay otros temas que no van bien y preocupan: el aumento del desempleo mes tras mes, la caída de las exportaciones, el desplome de la construcción de vivienda, la caída de la confianza de los consumidores y lo más preocupante la reforma tributaria aprobada a la carrera por el Congreso.
Por eso hoy existen más dudas que certezas de lo que pasará en el nuevo año. Aquí algunas de las preguntas que surgen:
¿Qué decidirán las calificadoras internacionales cuando evalúen el impacto de la reforma tributaria en los ingresos del gobierno?
¿Si no ven un panorama fiscal sano, bajarán la calificación a Colombia?
¿Tendrá que recurrir el gobierno mayor endeudamiento o privatizaciones para cuadrar las cuentas fiscales?
¿Dados los billonarios beneficios aprobados en la reforma tributaria, el gobierno tendrá que recurrir a un nuevo proyecto fiscal este año?
¿Subirán los nuevos alcaldes la tarifa del ICA dado que, gracias a la reforma tributaria, los empresarios podrán descontarlo de su renta y el costo se traslada a las cuentas del Estado?
¿Se presentará en 2020 la necesaria reforma pensional?
¿Se tendrá la gobernabilidad para volver a subir el precio de la gasolina cuando sea necesario?
¿Qué pasará con el precio del dólar ante el nerviosismo que despiertan las cuentas fiscales del gobierno?
¿El aumento del salario mínimo y el exagerado crecimiento del consumo de los hogares presionarán al alza la inflación?
¿En el 2020 se acabará la política monetaria relajada del Banco de la República y ajustarán hacia arriba las tasas de interés?
¿Si suben las tasas de interés comenzará a afectarse el pago de los créditos por parte de las familias endeudadas?
¿Los beneficios tributarios a las empresas se traducirá este mismo año en la generación de empleo?
¿Los beneficios tributarios otorgados en la última reforma permitirán que la economía crezca por encima del 3%?
¿Las elecciones en Estados Unidos, la tensión con China y los problemas de la Unión Europea presionarán al alza el precio del dólar impactando los precios de productos importados?
¿Trump en campaña endurecerá el discurso contra Colombia y amenazará la apertura de productos colombianos a ese mercado?
¿Qué tanto impactará la protesta social la confianza de los empresarios y los hogares?
¿Recuperará la gobernabilidad el presidente Duque que le permita sacar adelante los proyectos de interés para la sociedad en su conjunto?
Estas y muchas dudas quedan por resolver. Por el bien de todos los colombianos lo único que esperamos es que a todos nos vaya bien y poder ver un mejor país en los próximos 12 meses.
#ConTondoRespeto: un feliz año para todos y que las cosas vayan mejor en 2020.
*Director de Podcast del Tanque de Pensamiento AlCentro.
Dic 27, 2019 | Carlos Andrés Aguilera, Columnas de Opinión, Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Por Carlos Andrés Aguilera *
@Aguilera_Ariza
El desarrollo humano es el reflejo del grado de responsabilidad del Estado con las personas, el goce de sus derechos, aspiraciones y proyección en cada momento de la vida. Este escenario, aunque pueda apreciarse como idealista, es en realidad el fin de un Estado Social de Derecho, y para ello se requieren acciones de política pública que cambien enfoques para atender situaciones de pobreza, y para garantizar la equidad en el acceso a oportunidades, para que el desarrollo del potencial de las personas en la sociedad no esté determinado por las condiciones socioeconómicas al momento de nacer.
El Informe sobre Desarrollo Humano 2019 presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señala que, a pesar de los avances en la reducción de privaciones extremas, continúan las disparidades, y está surgiendo una nueva generación de desigualdades. Es decir, logros en capacidades básicas como supervivencia en primera infancia, enseñanza primaria y tecnología básica, contrastan con logros en capacidades aumentadas como la esperanza de vida a los 70 años, acceso a atención de salud de calidad en todos los niveles, educación de calidad en todos los niveles y acceso efectivo a tecnologías modernas. Así como hace énfasis el Informe, más allá de los promedios, que ubican a Colombia en la posición 79 -entre 189 países- con un valor de 0,761 de Índice de Desarrollo Humano (IDH), el reto para el país está en mejorar los resultados en las tres dimensiones básicas del desarrollo humano a partir de las cuales es calculado el índice: una vida larga y saludable, el conocimiento y un nivel de vida decente.
La oferta social del Estado requiere la articulación efectiva de programas basados en transferencias monetarias, con iniciativas que contribuyan al fortalecimiento del tejido social. Las personas requieren capacitación y acompañamiento para la puesta en marcha de actividades productivas que generen ingresos para sus hogares, y así mismo, a través de mecanismos de participación comunitaria, generar opciones para que sean parte frente a retos de convivencia, ambientales y cada aspecto que contribuya a mejorar las condiciones de su entorno. Esta es una vía para reducir la dependencia de subsidios y programas de asistencia para atender privaciones extremas y en el mediano plazo trasladar recursos al desarrollo de capacidades aumentadas, como el mejor acceso y aprovechamiento de las tecnologías, de forma que los cambios en curso no amplíen las brechas, sino que por el contrario potencien las posibilidades de progreso social.
En la medida en que se cambien los enfoques y en consecuencia la destinación de recursos públicos, se evitará el uso de programas sociales con fines populistas a costa de comunidades vulnerables, y en cambio, se lograrán avances para sacar a las personas de esas trampas de pobreza, es decir, de esas condiciones que hacen que a lo largo de la vida empeore su situación y sea persistente en las siguientes generaciones.
Cambiar las dinámicas asociadas a la asistencia social en los territorios es apostarle a la movilidad social, a un ascenso social intergeneracional, entendido como la posibilidad de alcanzar mejores niveles de educación, ingresos y bienestar como resultado del esfuerzo de cada individuo y no sólo de las condiciones heredadas. En el nivel actual de movilidad intergeneracional, de acuerdo con el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OECD (2018) – ¿Un ascensor social descompuesto? Cómo promover la movilidad social -, se necesitaría en promedio en los países de la OECD de cuatro a cinco generaciones para que la descendencia de una familia de bajos ingresos alcance un nivel medio de ingresos, y en el caso de Colombia sería de 11 generaciones. Esto llama la atención sobre el ritmo al cual avanza cada persona en la sociedad y hasta dónde puede llegar, es una reflexión sobre la efectividad del Estado para garantizar la igualdad de oportunidades. Este es el contexto del descontento social, de voces cada vez más apartadas de sofismas ideológicos detrás de los cuales actores en extremos disonantes sólo persiguen sus intereses, es la ciudadanía que cada día se reconoce mejor como nación, para dar los siguientes pasos y promover objetivos comunes en las instancias democráticas de participación y representación.
*Director de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Tanque de Pensamiento AlCentro
Dic 22, 2019 | Columnas de Opinión, Juan José Ramírez, Tecnologías de la Información
Por: Juan José Ramírez*
@jujorare
El servicio de Radiodifusión Sonora es único en el sector de las telecomunicaciones en nuestro país al continuar ostentando una gran cobertura de todo el territorio colombiano (casi del 90%) e influencia en la transmisión de noticias. Aún somos de los pocos países donde nos enteramos con mediatez de lo que sucede, por la radio y no por twitter.
En Colombia, el servicio de la radio lleva 90 años donde se ha destacado como factor de comunicación esencial de todos los territorios, ya que nuestro país aún tiene metas por cumplir en cuanto a cobertura de Internet y transformación digital. No obstante, tal como se proyecta, estos factores crecerán en grandes proporciones, lo que generaría grandes ventajas para todos en un mundo digital, pero colocaría en riesgo la continuidad de servicios análogos como la radiodifusión sonora.
De igual manera, los efectos de la Ley de Modernización del Sector TIC respecto al Servicio de Radiodifusión Sonora, traerá grandes retos de análisis e interpretación en los procesos de selección objetiva para la radio comercial frente a la maximización del bienestar social en la asignación de espectro radioeléctrico, el aumento de las concesiones del servicio a 20 años con prorrogas de este mismo plazo en relación al mercado del servicio de la radio y además el papel que jugara el nuevo regulador convergente como lo será la Comisión de Regulación de Comunicaciones en aspectos tan fundamentales para el servicio como análisis de fórmulas de contraprestación, compartición de infraestructura y estudios del mercado del servicio de la radio.
Ahora en pleno desarrollo de la cuarta revolución industrial donde el internet y la transformación digital han cambiado nuestra vida y la percepción de la misma, incluyendo como captamos las noticias, música y asuntos de interés, lo que ha producido grandes crisis en la continuidad de la prensa escrita, producción de libros en papel y algunos servicios, como el de la radiodifusión sonora que al ser un servicio análogo a nivel mundial debió evolucionar digitalmente en conjunto con nuevas tecnologías para continuar su operación, lo que no acontece en Colombia al permanecer totalmente análogo sin tener componentes digitales en su transmisión.
Por lo tanto, la radio al ser una tecnología análoga debe evolucionar en esta era digital, en conjunto con una regulación bien interpretada, regulación nueva adaptada a la era digital y desarrollo en su asignación y concesiones, se logrará que el servicio siga evolucionando al lado de tecnologías y mercados dinámicos tecnológicos.
Por lo tanto, estamos en el tiempo perfecto para cambiar las discusiones de la radio, no solo recordando la influencia y grandes aportes de este servicio o la importancia de las inversiones a las redes análogas existentes o aumento de más prestadores análogos, sino pensando en el desarrollo de las nuevas tecnologías de la radio en Colombia.
La radio se enfrente a un gran reto que es sobrevivir en la cuarta revolución industrial ya que si solo evoluciona en nuestro país como un servicio análogo donde la prioridad es crecer la oferta análoga y donde la única opción de pensar en el futuro digital, es transmitir radio a través de internet llegara prácticamente a su mayor crisis de continuidad.
En consecuencia todos los que intervienen en este maravilloso servicio deben pensar en la cuarta revolución industrial de la radio que son las nuevas tecnologías para este servicio como la radio hibrida, la radio digital, AM Estereo, instalación de chip F.M en dispositivos móviles, entre otras nuevas tecnologías digitales que están permitiendo a nivel mundial que el servicio de la radio evolucione al mundo digital sin perderse en el mundo del internet y donde este servicio continuaría su influencia esencial en los medios de comunicación ahora digitales.
Requerimos discursos y planteamientos de todos los sectores que hacen parte del servicio de la radiodifusión sonora frente a la obligatoriedad de evolucionar digitalmente no solo en la producción de contenidos sino en la forma de transmisión ya que de lo contrario tendríamos un servicio análogo fuera del mundo digital; mundo que sería en unos años el dominante en todos los sectores sociales y económicos.
Hablar de la necesidad de como evolucionamos digitalmente el servicio de la radio en Colombia no es fácil ya que debemos cambiar paradigmas en este servicio pero es necesario y obligatorio desde ya hacerlo porque esta evolución digital no solo trae efectos en la infraestructura del servicio como tal sino en los mismos usuarios ya que deben recibir estas señalas a través de nuevos receptores, nuevos formatos y cambios en la programación debido a las posibilidades que ofrecen estas tecnologías que a través de una sola frecuencia, se puedan recibir varias señales a la vez.
Nuestro país merece que la radio continúe y siga consolidándose, pero necesita que todos los sectores planteen y discutan programas y políticas que incluyan a los prestadores, órganos reguladores, entidades competentes y a los usuarios hacia una evolución digital de los servicios radiodifusión sonora a través de sus nuevas tecnologías.
*Director de Radiodifusión Sonora del Tanque de Pensamiento AlCentro.