De cómo los ciudadanos defienden sus derechos

Por: Camilo A Díaz Crispín.

Quizás tengamos más respuestas al preguntar cómo llegar de la estación de Paiba hasta el terminal del ferrocarril en el antiguo tranvía, que si indagamos a los bogotanos sobre qué es y para qué sirve la veeduría ciudadana. Esta figura obsoleta que muchos hemos dejado olvidada en el baúl de los recuerdos, la desempolvó un pequeño grupo de ciudadanos en la localidad de Fontibón.

Liderados por el presidente de la junta de acción comunal, la comunidad inició una cruzada contra lo que consideraban un atropello, ya que aunque la Administración Distrital y el Departamento Administrativo de la Defensa del Espacio Público (DADEP) conocen el caso, hasta el día de hoy no han planteado ninguna solución a pesar de las constantes denuncias de miembros de la comunidad que se han visto afectados.

Bajo una de las tantas modalidades de contratación directa el distrito le otorgó a la Corporación Afrocolombiana Lazos de Progreso (COALAPRO) un contrato de concesión que tenía como objeto la administración y mantenimiento de un parque ubicado en el barrio Villemar. Esta fue sin duda alguna, una iniciativa que parecía aceptable de no ser porque el contratista, como ya es usual en Bogotá, lo único que buscaba era el lucro personal y no el bien de la comunidad.

El parque, que colinda con el colegio Villemar el Carmen y que era el sitio donde los niños salían a disfrutar su recreo, se tornó poco a poco en un predio dedicado únicamente a complacer los caprichos y el afán de lucro de un selecto grupo de amigos del contratista. Con el paso del tiempo, el sitio donde los niños soñaban con meter goles como James o Falcao, terminó siendo un campo de entrenamiento de rugby donde entrenaban personajes nunca antes vistos en la comunidad. Paso de ser el lugar donde la comunidad disfrutaba de las famosas copas navideñas de fútbol, para convertirse en un negocio redondo gracias a que el contratista lo alquila a precios astronómicos. De aquel oasis verde, donde los domingos se podía ir a comer helados, hoy sólo queda un tierrero donde los amigos importados hacen touchdowns y gritan palabras como hut –hut o hike.

Y esto no s´´olo pasa en los parques de Fontibón sino en muchos centros recreativos de la ciudad. Todavía cuesta creer que los bogotanos tengamos que pagar por las canchas públicas administradas por el Instituto de Recreación y Deporte, que además, no son propiamente un estadio europeo. El uso de estas canchas debería ser gratuito y se deben hacer inversiones para mantenerlas en las mejores condiciones. Incluso, debería pensarse en una solución a largo plazo como es la grama sintética, que reducirá costos de mantenimiento y garantizará que la cancha se mantenga en buen estado por más mucho tiempo, aún en los períodos de invierno.

Volviendo a nuestra denuncia, el DADEP expidió un acto administrativo que facultó al contratista para convertir un pedazo de el parque en el botadero de escombros de otro contratista que iniciaba una obra de reparación de una vía cercana. Según lo manifestó un funcionario de DADEP, “esto se hizo porque el bien común debe primar sobre el bien individual”. Bien común donde los beneficiados son los contratistas quienes por un lado se ahorran los gastos de transporte y por el otro disfrutan del beneficio económico de alquilar un espacio ajeno.

Ante tamaña ironía, y viendo como claramente se estaban vulnerando derechos como el de la recreación de los niños y el de la salud, la comunidad de Villemar decidió buscar en el baúl de los recuerdos y desempolvar la valiosa pero olvidada figura de la veeduría ciudadana. Fue en ese momento cuando decidieron emprender una cruzada heroica en contra de una alcaldía ineficiente, y así luchar por este espacio que años atrás podían disfrutar junto a sus familias.

Después de radicar incontables derechos de petición, de instaurar más de un centenar quejas y de oír una sarta de promesas incumplidas en varias reuniones a puerta cerrada en la alcaldía local, por fin se logró que el pasado jueves 16 de octubre se convocara una reunión en el salón comunal del barrio Villemar, a la cual asistieron miembros de la comunidad, el contratista, el Departamento Administrativo de la Defensa del Espacio Público y la Alcaldía Local de Fontibón. En dicha reunión y después de escuchar varios argumentos que se caían de su peso como que “el bien común prima sobre el bien individual”, la comunidad de Villemar tomó la vocería y exigió que se cumpliera el articulo 23 del contrato de concesión que en su inciso sexto define como una causal de terminación anticipada del contrato la siguiente situación: “Cuando el nivel de conflictividad entre el contratista y la comunidad impida el desarrollo normal del proyecto”, ante lo cual , la Alcaldesa Local de Fontibón Andrea Castro Latorre no tuvo más remedio que anunciar que se le va a solicitar al DADEP la terminación anticipada del contrato de concesión.

Sin embargo, y a pesar de este triunfo momentáneo, la comunidad de Villemar está convencida que no puede quedarse con los brazos cruzados, y seguirán luchando hasta que no se declare la caducidad del contrato. Es por esta razón, que quiero pedirles a todos los lectores, que apoyemos esta causa, que entendamos que la veeduría ciudadana es una herramienta vital que poco utilizamos los bogotanos para defender nuestros derechos y que difundamos este artículo que le exige a la Alcaldesa Local de Fontibón solicitar la caducidad del contrato de inmediato. Con esta pequeña acción, cada uno de ustedes no solo estará aportándole a esta noble causa, sino también estará ejerciendo un derecho ciudadano que sin duda alguna los bogotanos olvidamos, así como olvidamos que un día Bogotá fue una ciudad limpia y segura en donde la gente era feliz porque si y no porque lo decía una encuesta.

Movilidad de flujos

Por Ronald Sáen
@RonaldSaenz

De un tiempo acá he visto la necesidad de hablar de las situaciones que han formado una gran discordia en Bogotá, creo pertinente seguir pensando en modelos que nos duren 20 años, pero si bien hemos sabido, Bogotá y la mayoría de ciudades latinoamericanas tienen cambios sustanciales en muy pocos periodos de tiempo, y las cargas de movilidad tienen que ser así de dinámicas como las mismas coyunturas que se dan.

Aunque los programas de choque no tienen una gran acogida creo fervientemente en que estas deben ir acompañando las actuaciones a largo plazo, por ejemplo para la construcción de la primera línea de metro pesado en Bogotá, el plan de trafico no solo debe ir ajustado a las zonas a intervenir, debe ser un complemento con el resto de la ciudad por que las afectaciones que se van a dar trasladarán al resto de la ciudad.

Así como los planes maestro de movilidad nos dan un mapa de la ciudad, la necesidad de modificar las zonas y sus usos se vuelve una variable para analizar, desde la adopción de usos horarios para identificar las zonas de mas densificación automotriz en la ciudad, hecho que hace que las políticas publicas para así aprovechar estas horas, como la implementación del pico y placa por horas.

Un par de meses atrás viendo la figura de reciclaje, me puse a analizar como la teoría de flujos puede afectar a Bogotá en el tema de movilidad; si vemos un mapa la realidad de Bogotá es que son solo seis vías las que atraviesan de norte a sur la ciudad, pero tenemos una gran red de vías que articulan esta de oriente a occidente, Así bien lo que quiero decir es que si aplicamos esta figura de flujos Bogotá en ciertas horas debería funcionar al unísono de norte a sur y viceversa

EN principio pensé en lo descabellado que podría sonar en poner a rodar casi 400.000 vehículos en un lapso de tiempo corto y si nosotros como bogotános podríamos asumir una carga cultural tan grande muy parecida a lo que pasa por la carrera 7ma, pero a una escala mucho mayor.

Expuesto lo anterior y las necesidades de conectividad Bogotá funcionaria así:

De Sur a Norte: los contingentes orientales asumirían la mayor carga, como son la avenida Caracas-Autopista Norte y la Carrera 7ma.
DE Norte a Sur: Avenida Boyacá Avenida 68 y avenida Ciudad de Cali.
La NQS lo que firmaría seria una especie de transición que amortiguaría la ciudad-

Es de esta forma que la red de calles que atraviesan Bogotá de Oriente a Occidente serían las garantes que dicha articulación, esto es necesario para generar la fluidez necesaria para la generar una pérdida de carga total y que se puede distribuir de manera uniforme en las vías anteriormente mencionadas.

Es así como el “caudal” de vehículos podría canalizarse y direccionarse de norte a sur, estas cargas, mas la movilización de el personal de transito y transporte, entidades adscritas a la Secretaria Distrital de Movilidad y una real articulación de la los planes de manejo de trafico en las obras y contingentes de construcción, podrían garantizar que Bogotá y este flujo puedan movilizar en las horas mas complicadas de movilidad, a los ciudadanos y reducir los tiempos e intervalos de movilidad dentro de los limites Distritales.

¿Cuál es el área de servicio al cliente de una ciudad?

Por: @MiBlogota

“La percepción del cliente es tu realidad” Kate Zabriskie (Experta en servicio al cliente. Cita que encontré buscando frases sobre servicio al cliente)

“Cada contacto que tenemos con el cliente determina si vuelve o no vuelve. Tenemos que ser excelentes en cada oportunidad o de lo contrario lo perdemos.” Kevin Stirtz (Lo mismo, lo encontré por ahí. Lo importante es el mensaje)

El evidente deterioro de la ciudad en todo sentido es una clara señal de que la administración de la ciudad no está funcionando adecuadamente. Desde hace ya varios años he venido prestándole especial atención al lamentable estado del espacio público de la ciudad, porque es ahí precisamente, en sus calles, andenes, afuera de nuestras casas, donde los ciudadanos padecemos o disfrutamos la ciudad. No hay otro ámbito del entorno urbano que tenga mayor impacto sobre la percepción de los ciudadanos. La ciudad se vive y se siente en su espacio público.

¿Es agradable, está limpio, es y se siente seguro? ¿Dan ganas de permanecer afuera? Son algunas de las preguntas que naturalmente nos hacemos los ciudadanos al salir a la ciudad. Hay calles y andenes más placenteros y que se sienten más seguros que otros. Hay rutas para llegar a la estación del bus que preferimos sobre otras. Suele pasar que en calles oscuras o desoladas, preferimos evitar a un grupo de jóvenes que se acerca hacia nosotros; nos cambiamos de acera. Hay aceras que sencillamente evitamos porque la congestión de ventas ambulantes hace casi imposible caminarlas. En fin, el punto es que es ese contacto con la ciudad, diario y regular, el que en gran medida va dando forma a la opinión y percepción que sobre ella nos hacemos.

Pero tal y cómo de entrada lo menciono, es sobre todo en este frente -espacio público- que el gobierno actual de la ciudad se raja penosamente en su gestión. Entonces, bien puede la administración salir con informes y cifras a pintarnos un panorama estupendo (que suele ser el caso), pero que si el espacio público nos agrede como pasa en Bogotá –tráfico, huecos, vías y andenes destruidos, basuras, contaminación, atracos, etc.-, que se olviden; a nadie engañan.

Véalo así. El espacio público es cómo el área de servicio al cliente de una ciudad. Todo lo que ahí suceda es definitivo y lo registra el ciudadano. Es ahí, con hechos y gerencia, donde en gran medida se gana la confianza del ciudadano en su ciudad. Es ahí donde se le conquista, o por el contrario, se le ahuyenta. Y sin embargo, esa noción clave, dónde el cliente es el ciudadano y el objetivo es priorizar su calidad de vida -no al contratista, no al político y su buen vivir-, difícilmente se percibe dentro de la administración pública y los funcionarios de la ciudad. Son principios que para desgracia de todos, en Bogotá están extraviados.

¿Qué fue lo que más cambió a la vista del ciudadano durante las administraciones de Antanas Mockus y Enrique Peñalosa? Obras y modificación de comportamientos en el espacio público que le cambiaron la cara a la ciudad y por ahí mismo la experiencia de la ciudad a los ciudadanos. Por supuesto se trabajó en los otros frentes –educación, salud, finanzas-, pero el avance en este aspecto fue notorio; llámese Transmilenio, cultura ciudadana, ciclorutas, bibliotecas, parques, etc. El espacio público fue un claro protagonista de la gestión de estos gobiernos.

¿Cómo hacer entonces para que el distrito se concentre en oír, seguir y atender lo que necesita el ciudadano? ¿Cómo hacer entonces para que el distrito entienda la importancia de cuidar la experiencia del ciudadano con su ciudad? ¿De cuidar y gestionar su espacio público?

“La percepción del cliente es tu realidad”

La percepción del ciudadano es la realidad (responsabilidad) del gobierno de una ciudad. Bien le vendría a la ciudad que el gobierno aplicara a su gestión este y otros principios de servicio al cliente. Y se le sugiere que empiece por este:

“El ciudadano siempre va primero.”

La movilidad en Bogotá ¿Avanza?

Carlos Andres Aguilera A.
@Aguilera_Ariza

La movilidad en el Distrito Capital no ha avanzado porque las políticas en materia de transporte público e infraestructura vial que se han implementado durante las últimas administraciones no son suficientes. Los planteamientos exclusivamente discursivos, ausentes en muchos casos de fundamentos técnicos, han hecho que las decisiones de política estén todavía muy alejadas de brindar condiciones dignas y seguras para los usuarios del transporte público.

Las acciones dirigidas a restringir cada vez más el uso del vehículo particular no solucionan los problemas. Su uso y el reciente incremento del número de motocicletas es el resultado de un sistema ineficiente de transporte público que presenta sobrecupo en los buses de Transmilenio, irregularidades en las frecuencias y baja cobertura de las rutas del Sistema Integrado de Transporte Público – SITP, el cual de acuerdo con cifras presentadas por Transmilenio con corte al 18 de noviembre de 2013, sólo cuenta con el 25,8% de la flota requerida (12.333), que incluye buses de los servicios troncales, de alimentación, urbanos, complementarios y especiales. Lo anterior denota la ausencia de gestión del Distrito, teniendo en cuenta que la meta para la implementación del 100% del SITP estaba proyectada para el mes de abril de 2014.

Lograr tener un buen servicio de transporte público en Bogotá, es sin duda alguno el principal incentivo para disminuir el uso de vehículo particular – y al tiempo contribuir a la reducción de la contaminación –, sin embargo, esto no ha sido posible, y hoy tenemos un servicio en precarias condiciones, en donde hacinamiento e inseguridad persisten día a día, y los métodos utilizados para controlar y sancionar a conductores que por acciones irresponsables exponen la integridad de los usuarios del Sistema Público de Transporte siguen siendo ineficientes.

Adicional a la ausencia de planeación y gestión a largo plazo tan característica de las últimas administraciones, el transporte público se ve afectado por el retroceso en la cultura ciudadana, perturbada por el comportamiento de algunos usuarios, quienes agravan el caos al pretender acceder a un derecho – como el transporte público -, olvidando sus deberes para convivir con otros usuarios, aunado a, los cada vez más frecuentes bloqueos en las estaciones, portales y vías de Transmilenio que afectan la movilidad y han generado problemas de orden público recientemente conocidos por tod@s. Frente a esta situación la respuesta de la anterior administración había sido acudir a más discursos mencionando como siempre intereses de sus opositores para desestabilizar el gobierno distrital – gobierno que no había gobernado –, y anunciando soluciones improvisadas como la utilización adicional para los buses de Transmilenio de un carril del transporte mixto, – solución que días después fue reversada–, son sólo un ejemplo más de la falta de gerencia que se tiene frente a algunos temas importantes de la ciudad.

La firma por parte del Presidente Santos del Decreto 570 de 2014 por medio del cual da cumplimiento a una decisión de la Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación que ordenó destituir al Alcalde Mayor de Bogotá, y encarga de las Funciones del Despacho del Alcalde Mayor de Bogotá al Ministro Rafael Pardo, fue seguida del anuncio de medidas en materia de movilidad – uno de los cuatro frentes definidos por el Gobierno Nacional para Bogotá – que incluyen un billón de pesos para invertir en obras prioritarias como las vías para Transmilenio por la Avenida Boyacá, la Autopista Norte y la Troncal de la Caracas, así mismo la ampliación de estaciones del sistema que no dan abasto dado el incremento del número de usuarios. Por otra parte, se anunció la reactivación de la construcción de tres metrocables – uno de ellos entre Soacha y Cazucá – y el compromiso del Gobierno de proveer el 70% de los recursos para la construcción del metro de la ciudad.

Ante los cambios y los anuncios recientes, los ciudadanos esperamos que avance la movilidad y de igual manera cada uno de los temas de la ciudad. Bogotá necesita salir de la polarización creada para defender las posiciones ideológicas. Es el momento de dar paso a un Gobierno comprometido con las necesidades de los ciudadanos, el progreso y el fortalecimiento institucional.

Los Núcleos Empresariales y la Megaciudad de Bogotá

Juan Bautista Franco Clavijo
Consultor Empresarial
juanbfrancoc@gmail.com

La Ciudad de Bogotá, según el Censo poblacional del DANE del año 2005, contaba con 6.840.116 pobladores, y que según la misma entidad estima para el presente año, en 7.776.845 ciudadanos, así como basado en su metodología, con una mirada de visión de futuro, para el año 2020, podría ser una población de 8.380.8011. De otra parte, la Secretaria de Hacienda del Distrito, según escenarios de proyección demográfica de la población total de Bogotá, en una hipótesis alta, para el año 2015 estima que la población llegaría a 9.504.173 habitantes2, tendencias que indican que la Capital de Colombia estaría próxima a convertirse en una “Megaciudad”, que son aquellas ciudades que superan los 10 millones de habitantes.

Posiblemente sea esa la razón por la cual, el Banco Interamericano de Desarrollo en una reciente encuesta sobre “Megaciudades” que comprende las ciudades de México, Sao Paulo, y Buenos Aires, por contar cada una de ellas con más de 10 millones de habitantes, además incluyó a Bogotá y Lima que tienen menos de esa cantidad, pero que por su crecimiento acelerado, es muy probable que en pocos años estarían alcanzando dicho límite poblacional.

Hablando específicamente de Bogotá, los resultados de la encuesta del BID, se deberían tomar como una alerta, que incite a los dirigentes, la administración distrital, y a los próximos Alcaldes para que junto con la sociedad civil, otros actores públicos y privados aceleren los procesos que permitan la preparación de la ciudad para asumir con responsabilidad y modernismo, el reto de la connotación de “Megaciudad”, liderando incluso de manera creativa factores o temas que la hagan diferente, respecto a lo que las ciudades que obstentan actualmente dicho título no han acertado en su proceso de desarrollo, para alcanzar un mejor bienestar y calidad de vida de sus comunidades.

Precisamente un actor importante privado y de la sociedad civil en este proceso de alistamiento deben ser los Núcleos Empresariales Naturales (NEN), aquellas agrupaciones de negocios y empresas generalmente caracterizados por ser de tamaño micro y pequeña, que alrededor de determinada actividad económica se han generado en el tiempo, de manera natural y en algunos casos con visos de informalidad en diferentes lugares de la ciudad, implicando el esfuerzo individual de sus emprendedores y empresarios, donde los consumidores y clientes encuentran focalizado la opción de respuesta a la satisfacción de sus necesidades de productos y servicios a precios competitivos, sin mayor esfuerzo.

De hecho en Bogotá pululan dichos NEN, tal es el caso de las empresas de calzado, marroquinería y cueros en el Barrio Restrepo; en Chapinero los negocios de mascotas, servicios musicales (mariachis, vallenatos y tríos), artesanías, instrumentos musicales, cocinas integrales; Avenida Primero de Mayo con negocios de muebles; El Barrio 7 de Agosto, Avenida Primera, y Prado Veraniego, con negocios de autopartes; Calle 127, Calle 116, y Autopista Norte con negocios de concesionarios de vehículos; Barrios Toberín, Carvajal y Puente Aranda que concentran negocios y empresas en diferentes actividades económicas; en el Centro de la ciudad negocios de productos e insumos electrónicos, electrodomésticos; El Lago con negocios de tecnología y software.

En fin, dejo aquí el ejemplo, ya que esta lista se podría hacer muy extensa. El asunto es, cómo desde dichos NEN se podría adelantar una labor conjunta bajo esquemas de cooperación entre lo privado y lo público, que además de los beneficios propios para los negocios y empresas, sus empleados, son un medio para la transferencia de nuevos valores y satisfacciones a sus clientes y consumidores, deben ser sitios agradables para los transeúntes, al igual que favorece con reconocimientos y réditos propios para la gestión del gobierno local, todo lo cual converge en lograr una mejor megaciudad. Por lo tanto, valdría la pena hacer un inicial y rápido ejercicio de lluvia de ideas, que lo ideal sería hacerlo de manera participativa con los propios actores, dando una mirada desde los temas de la metodología del BID, que consultó con diferentes ciudadanos y que dependiendo del peso o la frecuencia de respuesta permitieron la priorización de las problemáticas que afectan su calidad de vida.

Frente al orden de los temas, según respuestas de los mil bogotanos entrevistados, se priorizaron así: la seguridad; transparencia; transporte, ruido; cambio climático; participación; salud; burocracia; lluvias fuertes; calidad del aire; inequidad; empleo; espacios públicos; educación; vivienda; conectividad; residuos sólidos; saneamiento; agua; y energía, veamos en este primer ejercicio, cómo se podría participar y con qué acciones desde los NEN se pudiera emprender en generar una nueva cultura colectiva actuante y propositiva.

Seguridad: Vigilancia compartida; sistemas de monitoreo con mensajes en tiempo real a las autoridades para una reacción oportuna; uso de TIC y sistemas inteligentes para la prevención de actos ilícitos; Campañas de prevención con los empresarios, clientes y quienes regularmente transitan por las áreas de influencia de los NEN.

Transparencia: Acuerdos de concertación social con la autoridades locales; Participación en veedurías ciudadanas; Información oportuna de las actividades que programa la administración distrital y que benefician las empresas de los NEN, así como aquellas que pueden afectar su operación.

Transporte: Horarios de trabajo flexibles que eviten al máximo el desplazamiento de su personal en horas pico; Carga y descarga de vehículos en estacionamientos u horarios apropiados evitando afectación al flujo vehicular en el sector; Entrega de domicilios en horarios de menor congestión vial; Mantenimiento regular y oportuno de sus vehículos; Servicios de transporte compartidos.

Ruido: Controles compartidos para la mitigación del ruido; Sistemas no sonoros de propaganda y motivación a clientes; Actividades participativas conjuntamente apoyo de la Secretaria del Medio Ambiente.

Cambio climático: Sistemas compartidos que coadyuven a la eliminación o control de fuentes que estén afectando del medio ambiente en el sector; Campañas conjuntas de concientización sobre el tema con propietarios, empleados, clientes, y grupos de interés de su entorno; Utilización de tecnologías domóticas e inteligentes; Definición de planes individuales y colectivos que coadyuven a la mitigación de factores desfavorables con los que se puede estar afectando el medio ambiente.

Participación: En actividades conjuntas con las autoridades locales, así como con los grupos de interés de su entorno; En el mercado de compras públicas; En brigadas y campañas sociales colectivas en el marco de la responsabilidad social empresarial.

Salud: Asegurar las condiciones básicas del propietario y empleados a los servicios fundamentales de salud; Campañas de prevención y riesgos laborales; Servicios básicos para la atención oportuna de clientes que se vean afectados por cualquier tipo de riesgo en el entorno de los NEN.

Burocracia: Denunciar y hacer cumplir la función de los servidores públicos que por alguna razón entraben, retarden o desatiendan los requerimientos y trámites de los empresarios de los NEN.

Lluvias fuertes: Velar porque en el entorno de los NEN existan paraderos cubiertos; Trabajar conjuntamente con la empresa de acueducto y alcantarillado en actividades preventivas para que los sitios de desagües de aguas lluvias del entorno fluyan sin problemas evitando posibles inundaciones que afecten su entorno.

Calidad del aire: Adelantar acciones conjuntas para prevenir y eliminar focos que contribuyan a deteriorar la calidad del aire en su entorno; Realizar campañas de arborización del sector; Con apoyo de la Secretaria del Medio Ambiente realizar controles periódicos sobre niveles de contaminación del aire para tomar medidas correctivas.

Inequidad: Lograr que todos los empresarios del NE N tengan las mismas garantías de atención y prestación de servicios de las entidades del Distrito y en particular de la Alcaldía Local.

Empleo: Propender porque los trabajadores tengan empleo digno; Promover la creación de cooperativas de empleados de los NEN; Acercar servicios a los que se tiene derecho por parte de diferentes entidades.

Espacios públicos: Realizar campañas conjuntas para lograr el embellecimiento del entorno de los NEN; Velar porque las entidades del Distrito ejecuten con oportunidad y calidad las obras requeridas en el sector; Presentar propuestas a las autoridades competentes para que se descongestione el espacio público del área; Evitar actividades que contribuyen a desmejorar las condiciones del espacio público para la movilidad tanto vehicular como peatonal.

Vivienda: Conjugar esfuerzos para que tanto empresarios como empleados que no tenga vivienda propia, puedan acceder a dicho recurso; Planes de actualización de vivienda propia actual que les permita mejorar condiciones de vida digna; Desarrollar actividades de implementación de tecnologías domóticas en las viviendas del personal de los NEN.

Conectividad: Contar con conexiones colectivas de los NEN para el acceso a internet, redes sociales y medios masivos para las actividades propias de los negocios, así como de E-Comerce, E-Business.

Residuos sólidos: Planes de manejo conjunto de los residuos provenientes de las actividades propias de los negocios; Coordinar con las entidades distritales responsables del manejo de residuos, la recolección con oportunidad de los mismos; Manejo de procesos de reciclaje; Desarrollo de jornadas conjuntas sobre cultura de reciclaje.

Saneamiento: Definición de campañas con las entidades distritales pertinentes que apunten a brindar las mejores condiciones de saneamiento básico en el entorno de los NEN.

Agua: Velar por el suministro de agua, los mantenimientos respectivos en coordinación con la empresa distrital del tema; Disponer de baterías sanitarias adecuadas para el personal de los NEN, así como para sus clientes; Adelantar campañas de ahorro de agua, utilizando sistemas apropiados para tal fin.

Energía: Realizar campañas de conversión de sistemas de energía que permita ahorros para los negocios del NEN, y la utilización de tecnologías limpias; Coordinar con la empresa de energía el suministro y mantenimiento pertinente en el sector tanto a nivel de las empresas como del servicio público en el sector; Actividades de reciclaje de insumos, productos y equipos desechados u obsoletos, operados a base de energía.

Así pues, es claro que desde los NEN se puede apostar y contribuir en aportar bajo iniciativas particulares desde las empresas mismas que hacen parte de ellos, así como de manera conjunta en una nueva cultura de cooperación entre actores privados y públicos, para que la futura Megaciudad de Bogotá brinde unas mejores condiciones de vida para sus habitantes, donde cada quien se sienta orgulloso de nuestra Bogotá, que sea una ciudad más competitiva y sobre todo una ciudad que actúa armónicamente con el medio ambiente, se convierta y se reconozca en el contexto internacional por ser caracterizada como Bogotá la megaciudad verde o inteligente.

1 Estimación y proyección de población nacional, departamental y municipal total por área 1985-2020 https://www.dane.gov.co/index.php/poblacion-y-demografia/proyecciones-de-poblacion
2 Secretaria de Hacienda de Bogotá. Proyecciones demográficas para Bogotá. Escenarios de proyección demográfica. http://institutodeestudiosurbanos.info/endatos/0100/0130/01312.htm

Bogotá y su Discapacidad

Por: Ronald Sáenz
@RonaldSaenz

La gran mayoría de obras públicas y privadas en Bogotá D.C. no son amables con las personas en condición de discapacidad, generando una desigualdad y un difícil acceso a muchos lugres, aunque se les hayan hecho modificaciones siguen sin cumplir con las necesidades de 99.650 de ciudadanos bogotanos que se encuentran en estas condiciones.

Ahora bien, la necesidad de tener ciudades más amables con todos los ciudadanos no es un capricho para que se vean bonitas, esto es un ejercicio que debe constituir una habitabilidad y movilidad funcional, esto empieza a resumirse en una falta de liderazgo y rezagos, o peor aún en el pensamiento de que “Alguien vendrá y lo hará en el futuro”, este hecho es supremamente grave ya que las políticas de gobierno se han convertido en los únicos instrumentos de planeación para nuestra Capital, pero no contamos con herramientas que garanticen la perpetuidad de proyectos de renovación urbana que proyecten a Bogotá como una metrópolis a la altura de sus ciudadanos y digna para cada uno de los visitantes.

La discapacidad ha estado en la mesa de cada una de las administraciones por lo menos en las ultimas 2 décadas, regulándose en su totalidad pero muy poco en proyectos más de ciudad que zonales.

De la misma forma es evidente que la mala implementación del Sistema Integrado de Transporte público tampoco genera las garantías necesarias para su acceso, no obstante y aunque transmilenio intenta solventar esto, vemos que el resto del parque automotor carece de accesos dignos y funcionales. Ahora me pregunto: ¿Cuál es la diferencia entre la ciudad que queremos y la que necesitamos? Pregunto por qué a hoy no sabemos cuál sería la ciudad que vamos a tener en 20 años y si esta estará en marcada en zonas donde las personas en condición de discapacidad puedan movilizarse y ya, o será una ciudad que sea incluyente, capaz de brindar las garantías necesarias y la amabilidad que tanto buscamos.

Todos los planes de desarrollo lo intentan ¿pero cuando se podrá hace una renovación urbana encaminada a estas personas?

Solo es necesario recorrer un par de cuadras de Bogotá para darnos cuenta que hay una necesidad tácita de convertir esta ciudad en una urbe que genere diferentes estilos con calidad de vida; estos procesos van ligados a políticas públicas que realicen una transformación en la ciudad, no solo temporales y sino que generen un cambio positivo para el futuro.

La relación de 99.650 personas en condición de discapacidad frente a los casi 7.5 millones de habitantes de la ciudad, significa que un gran número de personas que en el siglo XXI, se encuentran aún con una ciudad arcaica para un desplazamiento normal.