Humedal el Burro, más popularmente conocido como el “Burrito”, es uno de los tres humedales que están ubicados en la Localidad Octava de Kennedy. Es considerado un patrimonio ambiental y cultural. Se dice que, en los años 50, este humedal contaba con aproximadamente 171 hectáreas de área ambiental; hoy, con suma tristeza, el “Burrito” solo cuenta con 18,8 hectáreas; lo anterior, debido al aprovechamiento de entes públicos y privados.
El humedal se encuentra ubicado exactamente en la parte suroccidental de la Ciudad, divido por la avenida Ciudad de Cali, limita con barrios como: Patio Bonito, Ciudad Tintal, María Paz, Castilla e incluso puede llegar hasta el sector de Mandalay.
En el año 2004, el humedal alcanzo quizás el limite más crítico ambientalmente hablando, lo anterior debido a las excesivas construcciones que se realizaron en ese tramo de tiempo en los sectores de Patio bonito y Ciudad Tintal; por aquella época, la conciencia ambiental de nosotros los Kennedyanos prácticamente no existía. Tuvimos que llegar al límite para darnos cuenta de la importancia de este corredor ambiental. Fue así, que hasta el año 2010 y con mucho trabajo se logró recuperar algunas hectáreas. En el año 2012 por medio de la resolución 1238 del mismo año se consideró al humedal el Burro, como área de protección ambiental.
Hasta aquí, la recuperación del humedal iba por buen camino; pero, el 16 de diciembre del 2019, La administración del entonces Alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa Emitió la resolución 3643, la cual deroga y deja sin efectos la resolución 1238 del 2012, que protegía al humedal el Burro de intervenciones por parte de privados. Esta noticia fue golpe para los que consideramos que ya hemos realizado suficiente daño a la estructura ambiental de la Ciudad y de la Localidad; inmediatamente miles de ambientalistas y ciudadanos del común pusieron en la mesa una contundente voz de rechazo, lo que provoco por poco tiempo, qué las maquinarias no pudiesen ingresar al sitio de construcción.
Sin embargo, aprovechando la época de fin de año y demás, la constructora a cargo de iniciar labores en el humedal “burrito” comenzó a ingresar tractocamiones y maquinaria pesada. A lo cual los ciudadanos reaccionaron con protestas frente a los hechos que están ocurriendo, la constructora responde diciendo que a la fecha no se encuentra rasgo alguno de espejos de agua y que además no hay un enlace superficial con el humedal el burro; lo cual es una mentira absoluta, el terreno demarcado como el burrito a la fecha cuenta con presencia de espejos de agua lo que haría totalmente descabellada la decisión de construir allí.
Recientemente, fue consultada la Alcaldesa Actual de la Ciudad, Claudia López, sobre cuál sería su postura y actuar frente a los hechos que están ocurriendo en dicho corredor ambiental; a lo cual ella respondió que una de sus banderas como jefa absoluta de la Ciudad era proteger cada cuerpo de agua y cada reserva ambiental, también sostuvo que ha mantenido constantes reuniones con la nueva secretaria ambiental Carolina Urrutia, para determinar los caminos jurídicos que evitarían una construcción allí. Además, recientemente la secretaría ambiental sostuvo que es prácticamente un hecho que el humedal el burro volverá a ser un área de protección ambiental.
Para terminar, considero que tenemos que ser conscientes del daño ambiental que se le ha ocasionado al humedal el burro; estamos hablando que a la fecha se reporta que se ha acabado con el 89% de tierras que tenía originalmente el humedal. Es momento que, como Ciudadanos, como Kennedyanos nos mantengamos unidos y evitemos la urbanización en este lugar que tanto nos puede brindar. Es momento que la Junta Administradora Local de Kennedy tome parte activa en este asunto, es momento que los colegios realicen charlas constructivas sobre el cuidado ambiental y, sobre todo, es momento de que los niños y jóvenes sean los que más alcen la voz de protesta contra estos hechos funestos, ya que está generación es la más afectada por nuestro actuar ambiental en el pasado.
Dado lo anterior y siendo probablemente el humedal que más terreno ha cedido a constructoras, hoy cientos de Kennedyanos, damos una voz de protesta para que el “Burrito” sea por fin un sendero ambiental y turístico y se evite las futuras construcciones en este hermoso Lugar.
De acuerdo con cifras de la Organización mundial de la Salud -OMS -, casi mil millones de personas, esto es, el 15% de la población mundial, cuenta con algún tipo de discapacidad. A nivel nacional, el último censo realizado por el Dane, revela que el 7.1% de la población colombiana se encuentra en situación de discapacidad.
Más allá de un porcentaje en términos de estadística, todos conocemos alguna persona en dicha situación y sabemos que la gran mayoría necesita de sus amigos y familiares para realizar sus actividades, pues no tienen los mecanismos para hacerlo de manera independiente, por ello, deberíamos brindarle herramientas para la comunicación y la autonomía a través de las tecnologías para la inclusión.
La transformación digital es una necesidad, y las empresas están destinando sus esfuerzos económicos para optimizar recursos y ser más eficientes aprovechando la inteligencia artificial, el big data, machine learning, lo cual es perfectamente válido, sin embargo, ¿estarán aprovechando esta tendencia para que sus servicios sean accesibles también a los consumidores en situación de discapacidad?
Aunque ya existen algunas compañías que están haciendo lo propio implementando herramientas tecnológicas destinadas a que sus servicios y productos sean accesibles, se esperaría que fueran cada vez más las que decidieran hacerlo para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Una de ellas es Cabify, la plataforma tecnológica de movilidad creada en 2011, que habilitó en noviembre de 2019, su aplicación para usuarios con discapacidad visual, a través de VoiceOver, -lector de pantalla basado en descripciones habladas-. Esta iniciativa es admirable, sin embargo, pasaron 8 años para que fuera realidad.
Nuestra sociedad requiere de la tecnología y lo lógico sería usarla para generar valor a este grupo que, desafortunadamente no es la prioridad de las compañías. No se trata de destinar recursos en invenciones tecnológicas que van a requerir años de estudio, sino más bien, analizar si las soluciones tecnológicas que ya existen para esta población, pueden ser compatibles con los servicios que prestan las empresas. Por ejemplo, existen unos lentes con inteligencia artificial, que permite a quienes tienen problemas de visión a identificar personas, leer textos, reconocer productos en el supermercado, indicar el color de un objeto e incluso el valor de los billetes, el reto sería que fueran compatibles con las plataformas o aplicaciones para facilitar su interacción con ellas a través de la tecnología inclusiva.
Queremos una sociedad “inteligente”, pero también necesitamos una sociedad “inclusiva” y como la era digital llegó para quedarse, la prioridad de las empresas que buscan la transformación digital, debería encaminarse a beneficiar a todos los grupos de interés y pese a que falta mucho por recorrer, no sabemos si están comprometidas a satisfacer las necesidades de una población en situación de discapacidad que también son sus clientes. Por eso, el llamado es a dignificar este grupo poblacional, romper las barreras y sensibilizarnos para lograr una mejor accesibilidad, solo así, lograríamos hacer cambios positivos en su calidad de vida, ratificando el valor de la sociedad 5.0, donde las transformaciones tecnológicas están al servicio de la humanidad.
¿Estaremos dispuestos a hacerlo?
*Directora de Empresa, Industria y Competitividad de Alcentro.
Antes de comenzar, y dado que ya he sido víctima de insultos en Twitter, quiero advertir que no soy anti-redes. ¡No soy enemigo de las redes!
Las redes sociales tienen su razón de ser, son útiles en muchos casos, pero de ningún modo pueden convertirse en el sustituto de los medios de comunicación tradicionales, ni del periodismo como tal.
Sorprende ver que en Colombia los medios se volvieron “red-dependientes” y le entregaron su espacio a una cantidad de cuentas, en su mayoría malintencionadas, cuyo único propósito es desinformar, fabricar mentiras, polarizar y promover el odio.
Las redes, en especial Twitter, están repletas de personas anónimas con cuentas que forman parte de las tradicionales bodegas, cuyo claro objetivo es hacer daño. Es lamentable percibir que el periodismo y los medios han cedido el terrero.
Con todo respeto, no es exagerado afirmar que hoy en día no existe ningún estímulo para ver noticieros de televisión, escuchar programas informativos de radio o leer periódicos. Ningún medio está ofreciendo contenidos distintos a los que se ven y se escuchan en las redes.
He realizado, con juicio, el ejercicio de comparar lo que se reporta en redes y lo que emiten noticieros de televisión respecto a noticias como las marchas, temblores o inundaciones, y debo decir que en la información que se presenta en televisión no hay ningún valor agregado, nada que haga la diferencia con lo visto previamente en un dispositivo móvil.
Para no ir tan lejos, revisemos el tema de los goles. El noticiero de televisión invierte tiempo y espacio de su programación para transmitir los goles de ligas nacionales e internacionales que ya hemos visto en el celular. No existe ningún valor agregado.
Pero más preocupante es que si al siguiente día uno toma el periódico para leer algo adicional de un hecho noticioso, no encuentra nada distinto a lo que se dijo previamente en redes y telediarios.
Estos ejemplos explican la llamada “crisis de los medios en Colombia”. Y no es para menos: si no hay un valor agregado en la información, la batalla está perdida.
Es lamentable que el criterio de muchos editores y directores para publicar una nota dependa de la importancia de esta en redes. Es inaudito que el criterio se lo dejemos al sinnúmero de N.N. que deambula por la red, y cuyo único objetivo es polarizar, desinformar y promover el odio.
¿Por qué razón una tendencia de dos mil tweets se vuelve noticia en los medios de comunicación? Si se supone, según las mediciones, que los programas informativos de radio los escuchan entre doscientos mil y un millón de oyentes, ¿qué importancia tiene ser tendencia con dos mil trinos? Lo más probable es que la mayoría de esas cuentas sean de bodegas o de personas que opinan en redes sin haber escuchado el programa.
Con todo respeto, creo que también se equivocan quienes creen que la solución es crear los programas de opinión y debate, pero para llevarlos a lo digital en vez de a la pantalla tradicional. En un país como el nuestro, donde internet no siempre funciona bien, ni siquiera en Bogotá, además de ser un servicio costoso, dudo mucho que las masas se dediquen a ver desde sus dispositivos móviles programas de media hora o más.
Los contenidos en redes deben ser cortos, casi que promocionales, y deben persuadir a los consumidores de ver los contenidos en las pantallas, y no al revés. La televisión seguirá siendo el compañero de los hogares. Otra cosa son las plataformas que ofrecen contenidos de entretenimiento.
Esto no es un mal generalizado. Es algo que ocurre en Colombia y en otros pocos países en vía de desarrollo. Después de vivir trece meses en España pude comprobar que, en efecto, los noticieros no son los programas preferidos por las personas para informarse. Allí, hoy el enfoque está en los programas de opinión, entrevistas, debates y humor político.
En el país ibérico, la gran mayoría de canales de televisión nacional dedica prácticamente la mañana a debatir los temas más importantes de la agenda española, y a las emisoras de radio no les preocupa si son o no tendencia en redes. Mucho menos se ve o se escucha a los líderes de opinión insultando o descalificando a las fuentes.
En Colombia, sin embargo, no todo está perdido. Hay el suficiente espacio para que los medios radiales y audiovisuales se reinventen, y así revivamos el periodismo puro. El de grandes investigaciones, el de grandes primicias, el de profundas entrevistas, el de los debates y el del humor político.
Un ejemplo de lo que se debe hacer es lo realizado por la Revista Semana en ediciones recientes. ¡Qué bueno saber que los domingos llega una revista que sorprende porque trae primicias y resulta de obligatoria lectura para comentar el contenido de la publicación!
Sin embargo, sorprende que después de la última información revelada por la revista en su investigación “Chuzadas sin Cuartel”, las preguntas de los periodistas en el programa radial del lunes en la mañana estuvieran más enfocadas en lo que se decía en redes que en profundizar tamaña revelación.
Un periodista ilustre preguntó a Alejandro Santos: “En redes se critica a la revista por no revelar el nombre del político a quien daban información de las chuzadas. ¿En redes dicen que es Uribe, por qué no lo confirman de una vez?”. La respuesta del director de Semana fue contundente en esa y otras entrevistas radiales: “Una cosa son las redes en las que solo se mueve el odio, la mentira y las noticias falsas y una cosa es el periodismo de investigación y responsable que nosotros hacemos”.
El llamado es a recuperar el periodismo y los medios de comunicación. Volver a la esencia de la reportería viva, la de la calle, y no a la del escritorio y las redes. Reinventar los formatos. Colombia necesita con urgencia más espacios de opinión.
Para formar sociedad y para que la gente entienda lo que sucede en el país, es necesario brindar a los ciudadanos todos los elementos de juicio sobre lo que está pasando.
¡No le dejemos el espacio a la cloaca de las redes que nos está destruyendo como sociedad!
(*) Director de Medios de Comunicación y Libertad de Expresión de Alcentro.
Al iniciar un año siempre hacemos propósitos personales, familiares académicos y profesionales, por eso en esta ocasión los quiero invitar para que piensen sobre la posibilidad de desarrollar una idea de negocio o en otras palabras de emprender y así cumplir esos propósitos de año nuevo.
Piensen en que emprender es una oportunidad fantástica para llenar los vacíos que muchas veces tiene la vida y responder a las necesidades de nuestra sociedad. Todas las personas pueden emprender sin importar la edad, el estrato social o la profesión u oficio a la cual se dediquen. Es solo una cuestión de decisión.
Un denominador común en todos los emprendimientos exitosos, sin temor a equivocarme, es LA PASIÓN. Esta premisa la confirma el empresario colombiano Alexander Torrenegra, cuando afirma que, «emprende en lo que eres súper apasionado» y la complementa el neurólogo Español, Francisco Mora, quien plantea majestuosamente que, «sin pasión no se aprende»; estas expresiones definen la diferencia entre triunfar o fracasar en este exigente ecosistema productivo.
Por esta razón, es recomendable para los emprendedores, que incluyan en su léxico del día a día, estos 11 conceptos que serán una guía en la planeación, ejecución, verificación y ajustes de la propuesta de valor que presentarán al mercado, recuerden que como dice Sylvia Ramírez, coach de felicidad, emprender no es Disneylandia, pero cuando recibes los frutos no te cambias por nada ni por nadie, por eso atendamos con detenimiento estos consejos que quiero dejarles basados en mi experiencia profesional:
Trabajo en equipo de forma multidisciplinar.
Vocación de servicio.
Toma de decisiones oportunas.
Resiliencia.
Creatividad.
Innovación constante.
Disciplina.
Constancia.
Capacidad de Soñar y proyectarse a corto, mediano y largo plazo.
Optimización de los recursos humanos y tecnológicos.
Conocimiento financiero.
Una vez interiorizadas y puestas en práctica en el diario vivir, se debe pensar, definir y escribir la idea de negocio, solo así, podremos empezar a hacerla realidad. Definido esto, se podrá aplicar a los diferentes beneficios que tiene y ofrece el sector público y privado, ya que sin recursos es aún más complicado el tema, por eso sugiero observar los siguentes canales de financiación.
Uno de los mayores referentes que tenemos en el país es el programa ofrecido por el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, quien implementó un proceso denominado: Ruta de Emprendimiento, a través del Fondo Emprender, que cuenta con tres fases a saber: i) entrenamiento y elaboración del plan de negocio; ii) implementación del plan y; iii) evolución y seguimiento por parte de un comité de expertos en el tema; todo esto con el fin de que se haga entrega del capital semilla que oscila entre 49 y 149 millones de pesos, de acuerdo a las características del negocio y las bases en su consolidación y proyección.
Otros referentes para aplicar y apalancar nuestros emprendimientos los encontramos con Wayra Colombia, que le apuesta a las startups, INNPULSA, que cuenta con recursos para fortalecer los emprendimientos en funcionamiento, Ventures, Destapa Futuro, Fondo Naranja, también son programas que ofrecen grandes beneficios a quienes le apuestan al emprendimiento. Lo cierto de todo esto es que existen millones de recursos económicos, programas de formación y capacitación de emprendimiento y lo único que hace falta es tomar la iniciativa y aplicar al que más se ajuste a nuestras necesidades y sueños.
Quiero concluir esta breve reflexión, reiterando la invitación para que le apostemos al emprendimiento en el 2020 y dejemos a un lado las excusas que nos alejan de nuestros sueños. Si bien somos estudiantes, profesionales, amas de casa, asalariados o estamos inactivos en el mercado laboral, lo bueno del emprendimiento es que todos cabemos en él. En mi caso, le aposte al emprendimiento periodístico y decidí crear mi propio programa informativo el cual difundo a tráves de redes sociales y el cual denominé: El Radar Informativo. Si son apasionados por el deporte los invito a seguirme en redes sociales.
Por si les queda otra duda, sobre los beneficios del emprendimiento, acá les dejo esta reflexión, es una solución para enfrentar el problema de desempleo en el país. Según cifras del DANE, para el mes de noviembre de 2019, la desocupación laboral llegó al 9.3%, si bien es de un solo dígito, resulta preocupante para el desarrollo económico del país.
*Columnista invitado y Miembro de número de la Dirección de Emprendimiento.
Desde que entró en furor la era del conocimiento y en plena revolución 4.0, que consiste en la digitalización de los procesos industriales por medio de la interacción de la inteligencia artificial con las máquinas y la optimización de recursos enfocada en la creación de efectivas metodologías comerciales, se han generado disrupción en operaciones de TI, modelos de negocio, y mercados.
Las nuevas tecnologías han incursionado de manera disruptiva más allá de ser fenómeno o tendencia, logrando cambiar la vida de millones de personas a través de desarrollo como el blockchain como se publicó en un reciente artículo del tanque de Pensamiento Al Centro, así como la robótica, la realidad digital, la big data y la inteligencia artificial.
En ese sentido, la industria 4.0 seguirá siendo protagonista en la introducción de las tecnologías digitales en las empresas, particularmente MiPymes, para lograr interconexión entre los procesos, lo cual establece una serie de retos, como adaptarse a las necesidades y expectativas de demanda, servir al cliente de una forma más personalizada, aportar un servicio posventa uno a uno con el cliente, diseñar, producir y vender productos en menos tiempo, añadir servicios a los productos físicos, crear series de producción más cortas y rentables, entre otros aspectos.
Los proveedores de nube de hiperescala a nivel de infraestructura como servicio (IaaS), plataforma como servicio (PaaS) y software como servicio (SaaS), como Google, Microsoft, Amazon y Salesforce están empezando a integrar estas capacidades en sus ofertas o a ponerlas a disposición como una plataforma para ser utilizadas por terceros, traduciéndose en una mayor oferta de servicios y productos a través de distintas plataformas; en todo este mundo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la conectividad es y seguirá siendo la infraestructura fundamental de los individuos, las empresas y las sociedades.
Es imperativo dejar claro que el avance tecnológico es una realidad imparable, que implica cambios a los cuales tiene que estar dispuestos tanto emprendedores como empresarios y gobierno, todos articulados en un ecosistema en el cual cada participe apalanca y genera tracción para que la economía crezca. Según Internet World Stats, a junio de 2018, el 55,1 % de la población mundial tenía acceso a internet, es decir, 4.200 millones de los 7.600 millones de personas en todo el mundo.
Por supuesto, la universalización y masificación de las TIC han desempeñado un papel clave para dinamizar la sociedad del conocimiento y han permitido la apropiación de la tecnología en distintos sectores, como educación, hogar, salud, movilidad, transporte, bancarización, entretenimiento, justicia, trámites, servicios públicos, entre otros, a través de la innovación y el emprendimiento, contribuyendo a generar oportunidades para miles de ciudadanos y empresas.
En 2019, algunas tendencias que se consolidaron fueron: inteligencia artificial (IA), internet industrial de las cosas (IIoT), sistemas ciberfísicos (CPS), robótica colaborativa (Cobot), Big Data (macrodatos), impresión 3D, realidad virtual y realidad aumentada, desarrollo de nuevas aplicaciones con mayor énfasis en la salud y blockchain. Esto soportado en la electrónica como estructura fundamental del desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Así mismo la electrónica seguirá soportando el desarrollo del control de procesos industriales, sistemas electrónicos de potencia, instrumentación y control, diseño y análisis de instrumentación electrónica, microcontroladores y microprocesadores, así como apoyo en el diseño de software para su control, entre otros.
Amén de la investigación, la innovación y el desarrollo, para nadie es un secreto que el sector tecnológico se ha convertido en un interesante y rentable negocio que cada día consigue más adeptos, permitiendo que se consolidaran durante la última década las compañías tecnológicas como las más valiosas del mundo.
Cada día se aparecen nuevas startups, algunas de las cuales logran posicionarse en el mercado. Unas no tan conocidas que están siendo parte de una especie de revolución silenciosa en este negocio, por cuenta de la transformación digital por fuera de la cual nadie se quiere quedar.
Ahora bien, teniendo claro el contexto real de la relación desarrollo tecnológico – económico, vale la pena analizar a su vez el avance normativo en la materia, que resulta incipiente y obsoleto, con el riesgo de retroceso por la ideología ultraconservadora y proteccionista de los sectores tradicionales como en el caso del transporte defendiendo a ultranza la operación del modelo taxi, lejos de comparación con el uso de aplicaciones porque se trata básicamente de dos modelos de negocio diferentes.
Hoy más que guerras entre sectores que nos llevan al estancamiento o retroceder en lo ya avanzado, requerimos aunar esfuerzos para que las voces de los diferentes actores lleguen al congreso y al gobierno, de modo tal que se tracen los lineamientos que nos lleven al establecimiento de una política pública que promueva la creación, desarrollo y fortalecimiento de la industria en general que cobije el emprendimiento y desarrollo de las empresas de base tecnológica; los colombianos demandamos que se genere una dinámica institucional, normativa, económica, social y empresarial que nos permite liderar el proceso de cambio y modernización en la región como otrora en otras áreas.
No es posible que empresas e inversionistas extranjeros salgan espantados del país o decidan obviar nuestro país como destino de inversiones claves para la tracción de nuestra economía y terminemos perdiendo una oportunidad de oro para liderar la revolución industrial y tecnológica en América Latina, además del coletazo que trae consigo desempleo y la negación del derecho a acceder a diferentes servicios de una manera moderna, práctica y eficiente, es un derecho que no nos pueden arrebatar los sectores políticos y que más bien sí estos se pongan a disposición de los ciudadanos para lograr un marco regulatorio progresista y de avanzada.
Entiéndase por emprendimientos de base tecnológica aquellas empresas que se crean sobre la base de la investigación y el desarrollo, en ambientes universitarios o en empresas ya existentes. Este tipo de empresas se caracterizan por tener desarrollos tecnológicos propios, de la empresa o del emprendedor, con un conocimiento específico difícilmente replicable.
Las Empresas de Base Tecnológica e Innovadoras se definen como aquellas unidades productivas que generan valor a través de la aplicación sistémica de conocimientos tecnológicos y científicos, que diseñan, desarrollan, producen o comercializan nuevos productos o servicios. Como en la mayoría de las empresas, las de base tecnológica no son ajenos al riesgo de fracaso que implica el emprendimiento, ante lo cual el desarrollo normativo que se pueda lograr en la materia debe contemplar aspectos como:
Asesoría, acompañamiento y capacitación gratuita, en áreas cruciales como finanzas, impuestos, marketing, administración y legislación laboral.
Acceso a mecanismos de financiación con entidades públicas o privadas, inversionistas, incubadoras y otros modelos alternativos, con tasas preferenciales fuera del esquema de experiencia crediticia o reportes negativos en centrales de información.
Conformación del equipo de gestores emprendedores quienes ayudan a fortalecer y aumentar el crecimiento de estas iniciativas y que por lo mismo requieren un tratamiento especial si se quiere preferencial en materia impositiva.
Desarrollo de mecanismos necesarios para llevar sus productos o servicios fuera de su país de origen y comercialización en el ámbito global.
*Columnista invitado y Miembro de Número de la Dirección de Emprendimiento.
En días pasados un ciudadano dio de baja a tres delincuentes que trataron de atracarlo. El médico desenfundó un arma que portaba con salvoconducto y les disparó. Al día siguiente se entregó a las autoridades y admitió que había sido él, quien en ese puente de la calle 122 con avenida 9 en Bogotá, había activado el arma para defenderse. Si bien las investigaciones deben seguir su curso, en una versión preliminar, se conoce que hubo un forcejeo y que los atracadores atacaron al ciudadano con armas blancas.
En las redes sociales estallaron mensajes de apoyo para el médico. Mientras algunos lo llamaban héroe e invitaban a la ciudadanía a que siguiera su ejemplo, otros decían que los atracadores eran unos “buenos muertos”. La verdad es que en ningún país donde se aplique un Estado Social de Derecho la muerte es algo que se deba celebrar. Y no por ello estoy sugiriendo que el médico haya hecho mal en defender su vida y sus bienes; me refiero más bien al punto de degradación al que hemos llegado como para no ver que este ejemplo que nos ocupa, más que llamar a la celebración encierra una tragedia bajo todo punto de vista. Piénsese no más en la consciencia y el peso que debe sentir alguien que después de firmar su voto hipocrático se ve obligado a matar con su arma a tres sujetos. ¡Eso no debe ser fácil!
Los sucesos ocurridos la semana pasada deberían invitarnos a reflexionar en diferentes temas. Está, por supuesto, el debate de si se trató o no de una legítima defensa. A juzgar por los datos que se han dado a conocer ante la opinión pública, podría afirmarse que se cumplieron los presupuestos del artículo 32 del código penal, a saber: que el ataque a quien alega la legítima defensa haya sido actual, inminente y no haya sido provocado por él mismo. De igual manera, que la respuesta haya sido proporcional. Se puede deducir que el médico actuó en defensa de un ataque inminente y que la desproporción en el número de atacantes podría a su vez justificar la desproporción en el uso de la fuerza. En pocas semanas, entonces, este caso debería ser precluido por un juez de la República.
Pero los temas sobre los que verdaderamente habría que reflexionar son bien otros. El primero, sin duda, es la escalada de la delincuencia organizada y de la inseguridad ciudadana en la capital. Según las mismas cifras del Distrito, los homicidios, que venían presentando una reducción considerable, cerraron el 2019 al alza. Sólo el año pasado este delito aumentó en casi un 10%. Peor aún, en los últimos meses del año, la diferencia entre los homicidios ocurridos en noviembre y diciembre fue del 26%. Eso sin hablar de un aumento desproporcionado y preocupante de los hurtos a personas que ha venido aumentando a tasas cercanas al 20% en los últimos años. Particularmente afectados, los ciudadanos en las estaciones de Transmilenio y en los puentes peatonales.
El tema de la inseguridad ciudadana debe ser la prioridad numero 1 del Distrito. Ya se había advertido en este mismo espacio sobre la necesidad de innovar e implementar medidas de seguridad realmente eficientes. Está bien que la actual administración quiera prevenir el delito concentrando esfuerzos en la cultura ciudadana y el manejo de conflicto sociales, pero no nos podemos quedar en eso. Se exige integrar nuevas tecnologías, cámaras de reconocimiento biométrico, inteligencia artificial, policía predictiva y vigilancia aerostática en las localidades más afectadas. Eso sin contar, por supuesto, en la necesidad de aumentar el pie de fuerza, por ejemplo, eliminando la policía de tránsito; renovar el equipamiento tecnológico de los policías, aumentar la capacidad en las salas de comando y control y articular esfuerzos con las autoridades judiciales para prevenir la reincidencia y garantizar la efectiva judicialización. Confiamos que el secretario de seguridad actúe de manera contundente no sólo para prevenir el delito, sino también para reaccionar a tiempo cuando éste ocurre.
Asimismo, la historia del médico que dio de baja a los tres atracadores, es un indicador del miedo que siente la ciudadanía, así como del cansancio frente a la incapacidad de las autoridades de garantizar su seguridad. ¿Por qué un médico saldría armado si no es porque teme por su vida e integridad? ¿Qué previene ahora, que cualquier ciudadano salga armado para defenderse? ¿Qué seguridad tenemos que los ciudadanos que salgan armados tengan su salvoconducto, sepan operar las armas y actúen con base en los límites legales? ¿Es conveniente que los ciudadanos anden armados en la calle? ¿Qué tan lejos estamos de adoptar una lógica de autodefensa, o incluso, qué tan lejos estamos de salir a perseguir hampones y sentir que está justificada esa acción? ¿Cuánta confianza nos queda en las instituciones?
Es imposible juzgar a quienes temen por su vida y se arman para defenderla. Es casi que un impulso de supervivencia; es instinto. Pero el hecho de que se haya llegado a ese punto no sólo indica que como sociedad democrática estamos fallando en garantizar la vida, los bienes y la integridad de las personas, sino que, peor aún, estamos a un paso de que los ciudadanos sientan que es legítimo asesinar ante la ineficiencia de las autoridades. Lo que está sucediendo no sólo es grave, sino que va en contra vía de una noción de sociedad civilizada. Es hora de actuar con contundencia, pero desde la administración. La justicia a mano propia no se puede convertir en la solución.
Es muy pronto para hacer una valoración de lo que esta administración ha logrado, pero la ciudadanía confía en que se materialicen resultados y victorias tempranas. Es necesario pasar del discurso a la acción. Es una obligación del Distrito y un derecho de los capitalinos. Las soluciones integrales no dan espera, más de un millón de bogotanos depositaron la confianza en esta administración y exigen resultados de manera pronta y contundente.