Corridas de Toros desde la RAZÓN y no desde la POLITIZACIÓN

Por: Rodrigo Arenas

Mucho se habla en Colombia sobre las corridas de toros, la mayor parte de los argumentos desde la emoción y la instrumentalización política que impiden ver la actividad con racionalidad y objetividad. Acá una lista de hechos y verdades que permitirán dar el debate con mayor información: 

  1. Los toros de lidia usados en corridas en Colombia son en promedio 2 años mayores que novillos sacrificados para carne. Inclusive, el toro de corrida puede llegar a ser 3 años mayor que aquellos novillos sacrificados en edad de carne Premium (12 a 24 meses). Recuerden que la terneza de la carne esta, radica, aparte de su maduración, en la edad que tenga la res en su sacrificio. 
  2. A partir de los 4 años, se considera que un bovino como adulto. Edad en la que comenzarán a adquirir cada día un peso contraproducente que les impedirá vivir en buenas condiciones, pues por un lado resultarán ser muy pesados para servir vacas y por el otro serán muy pesados para sus mismas extremidades.
  3. En países como España, toros lidiados son, en algunas ocasiones, mayores (6 a 7 años) a los lidiados en Colombia, lo que superaría ampliamente la vida promedio de un novillo sacrificado para consumo de carne.
  4. Una vez superados los 4 años de edad, el novillo pasa a ser un toro y su carne deja de ser tierna, se pone mucho más dura y deja de ser apetecida. En la raza de ganado lidia este aspecto es aún más acelerado, pues los novillos son criados en total libertad y en ocasiones en condiciones geográficas montañosas que fortalecen su masa muscular y por consiguiente deterioran la calidad de su carne para consumo. 
  5. Cada raza bovina tiene un propósito y una razón de ser, algunas son con fin lechero otras con fin cárnico. Por ejemplo, la raza Holstein tiene un propósito netamente lechero y no podemos obligarlos a tener un fin cárnico de un día para otro, pues su naturaleza y genética no responde a esa necesidad. Para el caso puntual del toro de lidia, su propósito no es ni cárnico ni mucho menos lechero y su esencia está en su mismo nombre «la lidia».
  6. Las condiciones en las que se cría esta raza sobrepasan a las de cualquier otra. En estás ganaderías las vacas no son sometidas a ningún tipo de ordeño, los terneros no son retirados al nacer de su madre, los novillos no están confinados a comer todo el día en un establo, ni encerrados durante largas jornadas en corrales. Esta raza nace, crece y vive toda su vida en completa libertad.
  7. En Colombia son sacrificadas cada año casi 4 millones de reses para consumo de carne, entre terneros, novillos, vacas y toros, igualmente expuestos a todo tipo de “sufrimiento”, durante su cría, levante (proceso de engorde) y posterior sacrificio. Mientras que, en el mismo periodo no llega a 100 el número de toros adultos sacrificados en “plazas de primera” como Cali, Manizales y Bogotá.
  8. El sacrificio de éstos 100 toros de lidia adultos, garantiza y protege la existencia de miles de reses (entre terneros, novillos, vacas y toros) y ecosistemas asociados a lo largo de las casi 100 ganaderías de lidia que tiene nuestro país. De prohibirse esta actividad se condenaría al sacrificio a éstas miles de reses que automáticamente perderían su propósito, pues como mencionábamos anteriormente, no servirían para producción de carne ni tampoco para leche. 
  9. En el sin número de proyectos legislativos e iniciativas presentadas para abolir está actividad, no se conoce el primer plan de transición que tendrían al menos las vacas de esta raza a un propósito cárnico o lechero, pues los costos por inseminación o trasplante de embriones serían inmensos e igualmente concluirán en el exterminio genético de la raza. 
  10. En lo que respecta al sacrificio del toro, no existe método más noble y que respete de mejor manera la naturaleza taurina que las corridas de toro. A diferencia de los demás métodos de sacrificio, el toro en corrida muere en edad adulta, embistiendo y con la posibilidad de prolongar unos años más su vida por indulto.
  11. Los demás métodos de sacrificio bovino permitidos en Colombia y con los que se sacrifican los casi 4 millones de cabezas de ganado al año, no son precisamente los más nobles:
    1. Aturdimiento: La res es aturdida con pistola de aire (en algunos casos con electricidad) y posteriormente degollada.
    2. Métodos kosher y halal: La res está plenamente despierta cuando es degollada.

El consumo de carne responde a una tradición adquirida con los años y no se debe realmente a una necesidad del ser humano por consumir proteínas, ya que podría alimentarse de granos e igualmente compensar tal necesidad. Toda cría y sacrificio de animales está provocada por y para el goce del Ser Humano.

12. Además de los tipos de sacrificio mencionados, se suman los largos viajes, incomodidad y estrés al que son sometidas las reses para consumo en Colombia. Basta con visitar plantas de sacrificio como Guadalupe o San Martín en Bogotá, para conocer casos de reses con más de 8 horas de carretera, descargadas en corrales con solo agua y que deberán esperar otras 24 horas para ser sacrificadas. ¿Pasar 32 horas sin alimentación, entre camiones y pequeños corrales, es un sacrificio realmente noble.

13. A los toreros se les conoce también como «matadores de toros” y es entre otras cosas por lo que se les premia. Si el toro no es indultado al final de la faena (El indulto premia la bravura del toro a lo largo de la faena y le permite seguir con vida, se le curan sus heridas y es devuelto a ganadería para terminar sus años como padrote), se procede a sacrificarlo de la manera más rápida y efectiva posible.  Si el torero no logra matar al toro de una estocada o demora mucho tiempo en hacerlo, se castiga al torero y se devuelve el toro a los corrales. Una faena dura aproximadamente 25 minutos. 

14. Contrario a lo que se cree, para un aficionado taurino no hay nada más importante y que merezca mayor respeto que el toro mismo. El toro se admira, se cuida y se respeta en su misma muerte.

15. Los proyectos de ley e iniciativas presentadas para abolir prácticas taurinas se centran solamente y de manera oportunista en el rejoneo, corridas de toros, novilladas, becerradas y tientas; sin tener en cuenta espectáculos donde el toro también es un elemento central y tienen gran difusión en el país como los toros coleados y disciplinas de rodeo como el team penning (encierro de ganado) específicamente. 

16. Se realizan alrededor de 15 corridas de toros al año en las grandes ferias de Colombia (Cali, Manizales, Bogotá), mientras que competencias de coleo y rodeo se realizan casi todos los fines de semana. ¿Por qué los políticos y pseudo animalistas no asocian el coleo, el rodeo y en general la ganadería con maltrato animal y se centran únicamente a las corridas de toros y asociados? Un novillo usado para prácticas de coleo sufre inclusive más que un toro de corrida, pues está expuesto mucho más tiempo a estrés, hambre y maltrato por causa de la “vuelta campana” a la que se ve expuesto en cada salida a la manga. Si esto no fuera poco, el ganado regresa claramente golpeado en sus costillas, columna y rabo, a la finca a continuar con su engorde y posterior sacrificio.

17. Para el caso del team penning suelen ser usados terneros de máximo año y medio de edad, que al igual que el coleo quedan expuestos durante largas jornadas a hambre y estrés. 

18. En términos económicos cada temporada genera cerca de 15.000 empleos indirectos y 1.200 directos, entre ganaderías y empresas que se relacionan con el negocio. ¿Cómo se va a garantizar la transición de estas personas, cuya vocación y proyecto de vida ha sido la ganadería de lidia y la fiesta brava?

19. En 2018, tras cinco corridas y una novillada, la Corporación Taurina de Bogotá estimó ganancias de casi 1.445 millones de pesos para la ciudad.  Estos recursos fueron invertidos en adecuación y mantenimiento de parques públicos por parte del Distrito.  

20. Se estima que un toro de lidia, entre 4 y 5 años, con peso promedio de 550kg puede llegar a costar 10 veces más que una res vendida para consumo de carne. 

Argumentos en contra de la prohibición de las corridas de toros pueden darse desde la orilla técnica, ganadera, económica e incluso cultural, sin embargo, la razón más contundente debería ser la no intervención del Estado/Gobierno como agente prohibicionista de la actividad, principalmente porque desencadenaría un gravísimo precedente que podría acabar con todas las industrias ganaderas del país de carácter cárnico, lechero y deportivo, no solo en el ámbito bovino, sino también en el porcino, ovino, equino y pesquero, ya que la misma naturaleza de todo sector ganadero y general de cualquier relación con animales implica manipulación, transporte, sobreexposición, retirarlos de su hábitat natural, hambre, estrés, entre otros.

*Miembro de número de la dirección de gestión de territorios

Verdades incómodas

Por: Manuel Eduardo Riaño

En días pasados fue noticia, escandalosa por demás, un artículo publicado por El Heraldo de Barranquilla que aseguraba que Colombia era el país más corrupto del mundo. Después del despliegue mediático que se suscitó, se supo que el medio había confundido las fuentes y este deshonroso lugar fue resultado de una encuesta de percepción sobre corrupción de una revista norteamericana. La revista revisaba un listado de los mejores 73 países en 2020, de acuerdo a una metodología en la que incluían 65 atributos en distintos grupos: aventura, ciudadanía, influencia cultural, emprendimiento, patrimonio, apertura para los negocios, poder y calidad de vida. Dentro del grupo de apertura para los negocios se preguntaba por la percepción de cada país sobre su burocracia, costos de fabricación, entorno fiscal, corrupción y prácticas gubernamentales transparentes. Fue en este apartado en donde más de 20.000 personas que respondieron la encuesta, percibieron al país en esta posición.

La noticia motivó comentarios de varios frentes y pronunciamientos de Transparencia Internacional, una ONG que desde 1993 y con presencia en mas de 100 países, investiga y propone medidas para reducir la corrupción en las sociedades. En el ranking anual que publica esta organización, Colombia no se encuentra bien parada. Ad portas de conocer el informe 2020 las cinco últimas mediciones han arrojado que Colombia no se ha movido ni ha mejorado sus indicadores, ubicándose en promedio en la posición 96 sobre 180 países incluidos. Los países mejores ubicados en la medición han variado muy poco en estos cinco años: Nueva Zelanda, Dinamarca, Finlandia, Suiza. Los últimos lugares en la medición tampoco han variado sustancialmente: Somalia, Sudán del Sur, Siria y Yemen. No obstante, no estar en el último renglón global, la corrupción en Colombia es una verdad incómoda que todos los gobiernos de turno tienen que enfrentar. La Corrupción en un flagelo que nos ha canibalizado desde adentro. 

Proyectos como el Barómetro de las Américas o el Latinobarómetro son líderes también en el desarrollo y análisis de encuestas de opinión pública. Ambos estudios, con más de 20 años de implementación, tienen también mediciones sobre la percepción de corrupción en los países latinoamericanos. En el más reciente informe de Latinobarómetro se destaca que la corrupción es percibida como el principal problema de Colombia con 20% seguido por Perú con 19%, Brasil con 16% y México con 14%. Se desprende del informe que en Colombia la corrupción es percibida como el problema más importante por encima del desempleo, la delincuencia y la salud.

La corrupción no solo tiene un componente público. En Colombia el sector privado también ha sido agente de corrupción y prácticas poco transparentes. La Asociación Nacional de Empresarios-ANDI- y la ONG Transparencia por Colombia han sido pioneras en mediciones sobre esta materia. En el último informe lanzado por Transparencia por Colombia se encontró que el 96% de los empresarios perciben que se ofrecen sobornos en el entorno de los negocios. Así mismo, el porcentaje de soborno que se estima necesario para ganar un contrato es de 16.7% de su valor. No menos preocupante que el 51% de los empresarios del país considere que las contribuciones a campañas políticas es una de las formas más comunes de soborno. En la Encuesta sobre percepción de la corrupción en la actividad empresarial, de la ANDI, los empresarios señalaron que a nivel nacional la salud es el sector más afectado por la corrupción con un 73,2%. Le siguen aduanas con 69,3% e impuestos (59,1%). En el ámbito territorial están el sector ambiental (45,7%), salud (43,3%), impuestos y minería (30,7%).

Son muchas las acciones que se han tomado desde el gobierno nacional, con apoyo de diversas entidades multilaterales, para disminuir la corrupción y reducir así los incentivos para realizar acciones no transparentes. Estas acciones se han movido tanto desde el ámbito punitivo como social en sectores públicos y privados.  El Programa Presidencial de Lucha contra la Corrupción fue creado en 1998 con la función de atacar las causas estructurales del fenómeno de la corrupción en la administración pública colombiana. En 2011, se sustituyó dicho programa por la Secretaría de Transparencia, con la misión de asesorar en el diseño de la Política Integral de Transparencia y Lucha contra la Corrupción.

Los hallazgos de la encuesta de Transparencia por Colombia indican que el 65% de los empresarios encuestados considera importante fortalecer los sistemas de integridad corporativa para mitigar cualquier riesgo de corrupción en su gestión. Complementariamente, el 47% de empresas priorizan dentro de su planeación estratégica acciones contra el soborno, mediante la implementación y capacitación de los sistemas de integridad corporativa.  La ANDI propone a su vez como como mecanismos para la lucha contra la corrupción, ampliar el uso de tecnologías en todos los trámites Empresa -Estado. Así mismo, disminuir los trámites necesarios para cualquier proceso con el Estado, eliminando regulaciones innecesarias. Todas estas medidas bienvenidas y necesarias en una sociedad que continuamente ha sido bombardeada con escándalos multimillonarios en proyectos públicos y cartelizaciones en diversos sectores productivos.

Sin embargo, Transparencia por Colombia, concluye que el mayor reto es avanzar hacia un cambio de cultura organizacional donde la ética se incluya en los modelos de gestión para generar sostenibilidad empresarial. Por esta misma tendencia se inclinan los resultados del informe Latinobarómetro. Aquí la corrupción aparece como relevante sólo como problema a nivel país, pero no aparece como relevante en los problemas del municipio, ni como problema a nivel de las familias. Es decir, no existe una percepción de la corrupción como un problema ético a nivel personal y familiar y que deba abordarse desde los valores nucleares de la sociedad.

Acá es donde se debe poner el foco de las acciones como sociedad para un cambio que debe ser generacional. En nuestros valores como sociedad colombiana. En no todo vale.  Dejar de actuar como si la corrupción estuviese por fuera del foco de nuestras acciones personales y familiares. Pensar que pequeños sobornos a agentes del Estado, cotizar a servicios de salud por valores inferiores, aprovechar los beneficios del Sisben sin ser vulnerable, no pagar por el uso de servicios públicos, entre muchos otros, no constituyen la semilla de la corrupción futura, es un error.  Un error profundamente grave que la sociedad pagará con recursos que no llegarán a quienes los necesitan, ni permitirán un desarrollo social equitativo para Colombia.

*Miembro de número de la dirección de Emprendimiento.

Denuncia y Justicia

Por: Juan Manuel Borráez Rojas*
@borraezjuan

¿Qué pasa con la seguridad en Bogotá? Es lamentable pero recurrentemente escuchamos de nuestros familiares y amigos cercanos sobre algún conocido que fue atracado, le robaron una parte de su vehículo, que se metieron a robar a una casa, entre otras situaciones que nadie quiere vivir. La sensación de inseguridad no solo es una cuestión de percepción por los casos que se vuelven mediáticos, como el del médico en la calle 123 con carrera 9, o los que se comentan en los círculos de amigos y familia; las cifras de seguridad no son positivas.

Según el informe “Bogotá Cómo Vamos” del año 2019, solo el 27% de los bogotanos se siente seguros en la ciudad. Esta indiscutible sensación de inseguridad que siente el ciudadano del común, quien cada vez que sale a su trabajo o estudio busca como esconder su celular, computador portátil, tableta, reloj y otros artículos personales, se encuentra acompañada de un profundo sentimiento de inoperancia en las autoridades.

El mismo informe, muestra que solo el 42% de los ciudadanos en Bogotá denunció el delito del que fue víctima. Sin duda, se ha instalado la creencia de que cuando una persona sufre un delito, por ejemplo el hurto del celular, el trámite de denuncia puede tomarle uno o dos días laborales, tiempo que para un trabajador o estudiante son imposibles.

Afortunadamente, y aunque falta mucho, la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación cuentan con una plataforma de denuncia virtual llamada “¡ADenunciar!”. Esta plataforma ya no solo permite reportar documentos extraviados. En ella se pueden denunciar los delitos de hurtos al comercio, residencias y personas; difusión de material con contenido de explotación sexual infantil, delitos informáticos y extorsión. En general, es de un uso razonablemente sencillo y puede ser usada tanto en celulares como en un computador.

Pese a que las denuncias se incrementaron del 18% al 41%, del 2018 al 2019, es claro que los ciudadanos siguen desconfiando en que las autoridades investigarán y sancionarán los delitos denunciados (el 70% considera que es baja la probabilidad de que un delito denunciado sea efectivamente sancionado), asimismo se desconoce la herramienta virtual de denuncia ya que no ha recibido ni la publicidad necesaria, así como la pedagogía suficiente para su uso.

Este desconocimiento, no solo es frente a la denuncia virtual de ciertos delitos, es frente al hecho de la denuncia como tal. Frente a ciertos delitos, muchos de ellos los que más comúnmente sufren los ciudadanos, según nuestra Ley Penal solo pueden ser investigados cuando media denuncia por parte de la victima. He aquí la importancia de denunciar los delitos sufridos.

La falta de denuncia, no solo está relacionada con el desconocimiento de su importancia o de las herramientas para interponerla más fácilmente, si no también con la falta de credibilidad en la justicia. Como observamos, muchos ciudadanos no creen que un delito denunciado sea sancionado, incluso, el 41% está de acuerdo con “darle una golpiza” a quien atraca a otra persona.

Es claro, que un elemento fundamental de la lucha contra la criminalidad es la justicia, y aunque nuestro sistema requiere profundas reformas e inversiones, los ciudadanos tenemos la responsabilidad de hacer uso de las herramientas que actualmente existen para poner en conocimiento de las autoridades los delitos. De igual manera, las autoridades deben hacer mucha más pedagogía en la importancia de denunciar, así como las herramientas que existen para ello.

No se debe dejar sin mencionar, la imperiosa necesidad de invertir en la justicia para que sea efectiva y se evite así, la reincidencia de los delincuentes. Si no, vamos a ver como sigue creciendo el número de ciudadanos dispuestos a tomar la justicia con mano propia. Si bien los ciudadanos del común debemos poner de nuestra parte, las autoridades también. No dejemos que la gente buena se vuelva mala por la inoperancia judicial.

Según el informe “Bogotá Cómo Vamos” del año 2019, solo el 27% de los bogotanos se siente seguros en la ciudad. Esta indiscutible sensación de inseguridad que siente el ciudadano del común, quien cada vez que sale a su trabajo o estudio busca como esconder su celular, computador portátil, tableta, reloj y otros artículos personales, se encuentra acompañada de un profundo sentimiento de inoperancia en las autoridades. ¿Qué pasa con la seguridad en Bogotá?

*Miembro de número de la Dirección de Seguridad y Justicia de Alcentro.

Futuro energético integral

Por: Javier León*

Dedicado a mi mentor: mi papá

«La edad de piedra terminó, pero no fue por falta de piedras. La edad del petróleo terminará, pero no por falta de petróleo» (Yamani).

 

Hace 200 años el mundo cambió dramáticamente con la revolución industrial, y su deseo de mejorar las condiciones de vida de la sociedad. En la actual revolución energética, la oferta y la demanda de la energía debe adaptarse a la necesidad apremiante de gestionar los recursos naturales de manera sostenible.  Para cumplir con la inmensa cantidad de energía que requiere el desarrollo humano, se necesita abordar dos estrategias principales: la optimización energética de fuentes convencionales, y la aceleración de entrada de las fuentes renovables. No se debe caer en la tentación de pensar que la cantidad de energía proveniente de combustibles fósiles disminuirá en breve. La demanda energética de un mundo creciente, y cada vez más tecnificado, aún requiere grandes inversiones en fuentes de energía no renovables, sin disminuir, por supuesto, el aumento de participación de energía renovable. En esta inversión requerida para fuentes tradicionales hay un enorme potencial de beneficio social y ambiental, si se siguen los nuevos tratados y las lecciones aprendidas del pasado. Desde hace varios años comenzó un cambio gradual de la mentalidad de los inversionistas, y la sociedad en general, aun sabiendo que un cambio de modelo social y económico tarda décadas en materializarse.

El desarrollo humano y la mejora de calidad de vida, tienen un gran reto del cual dependen nuestras vidas: la necesidad de más energía y menos contaminación.

Debido al crecimiento de la población mundial, la demanda de energía continuará en una rampa ascendente, pasando de 13,511 MTOE (millones de toneladas equivalentes de petróleo) en 2017, a 17,866 MTOE en los próximos 20 años (BP, 2019). En promedio, el uso principal del petróleo es en el transporte con el 60% – cuya estrategia de disminución requiere no solo de aumento de energías renovables en la oferta, sino además un cambio a motores eléctricos en la demanda -, seguido por la industria con el 33% y residencial con el 19%. Incluso con las mejores proyecciones del aumento de la generación por métodos renovables –lo que definitivamente debe ser el camino a seguir, y hacia donde todos debemos alinear esfuerzos-, el consumo de combustibles fósiles seguirá aumentando. El consumo en 2017 de combustibles fósiles fue de 11,425 MTOE con una participación de mercado del 85% fósiles y 15% renovables. Se pronostica una reducción de la participación de mercado de combustibles fósiles a 73% y aumento de renovables al 27% en 20 años, pero por el aumento de la necesidad energética global el consumo de combustibles fósiles aumentará a 13,102 MTOE. Para satisfacer esta demanda de energía, se prevé la necesidad de aumentar la producción mundial de crudo en 10 millones de barriles por día para la década de 2030, donde se prevé sea el pico de consumo, lo que requiere una gestión sostenible integral en los desarrollos e infraestructura necesaria (BP, 2019).

El modelo global para mitigar la contaminación, y el cambio climático, debe incluir cambios de comportamientos asociados a Energía, Comida, Genero, Construcciones y Ciudades, Uso de la Tierra, Transporte y Materiales (DrawDown, 2017).

Solo cuando la tecnología garantice la confiabilidad y estabilidad de las fuentes renovables, se establezcan las regulaciones necesarias, y los países se muevan de los presupuestos basados ​​en el petróleo, la producción de petróleo y gas comenzará su extinción (Neuhoff, 2005).

Es innegable que aproximadamente 7.7 billones de personas necesitan energía para garantizar sus actividades diarias, y ese número aún está creciendo. Debemos encontrar formas más limpias, más respetuosas para proporcionar la energía que el mundo necesita y debemos lograr la participación de todos los involucrados para definir entre diferentes alternativas el mejor uso de los recursos limitados disponibles para nosotros. Todavía no hay una sola fuente de energía que pueda satisfacer completamente la cantidad total, en el lugar necesario, con la periodicidad requerida y bajo la fiabilidad prevista.

El debate de la gestión energética, garantizando la sostenibilidad ambiental y social, durante el desarrollo requerido de cada país, es el mayor desafío de la humanidad.

El desafío del diseño sostenible, la planificación y la ejecución de los nuevos desarrollos de infraestructura de petróleo y gas es un factor crucial para los inversores, y para todos nosotros. La banca utiliza hoy más que nunca los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para evaluar el comportamiento corporativo y determinar el rendimiento financiero futuro de las empresas (United Nations Task Force on Financing for Development, 2018). La movilización de capital es un factor vital para la financiación de proyectos. El pronóstico de una mayor producción de petróleo y gas para 2040 requerirá grandes inversiones en infraestructura en todo el mundo, la forma en que esta infraestructura se desarrolle de acuerdo con los estándares ESG definirá el impacto que tiene sobre el planeta y el negocio en sí. La oportunidad de lograr desarrollo integral en áreas que lo requieren, apoyándonos en las inversiones de petróleo y gas en una oportunidad que debemos aprovechar.

La respuesta política internacional al cambio climático en la conferencia de París, celebrada en diciembre de 2015, es un enfoque para resolver el equilibrio entre el crecimiento y el deterioro del medio ambiente. Es necesario desarrollar modelos energéticos que se evalúen técnica, financiera y ambientalmente para garantizar las necesidades de una población en crecimiento y al mismo tiempo se monitoreen de forma continua las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar los niveles deseados. De la misma manera, las Naciones Unidas están haciendo un trabajo fantástico para establecer estrategias reales a fin de incluir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG) en los modelos de negocio de las inversiones nuevas y en curso. A partir del 2019 El Banco Mundial no apoya proyectos de Oil & Gas, salvo en circunstancias excepcionales donde las evaluaciones de los proyectos arrojen beneficios claros en términos de acceso a la energía, y los proyectos estén alineados con el acuerdo de Paris (Banco Mundial, 2017).

Todos estos mecanismos incluyen una nueva iniciativa que se llama Carbón Tracker, reconociendo que existe una limite global de emisiones que debe respetarse para evitar desestabilizar el clima global, la cual maneja el concepto de Unburnable Carbon (Carbon Tracker Initiative, 2020) . Este concepto significa que incluso si existen los mecanismos técnicos para extraer más petróleo en los campos de producción en curso, la disminución de la demanda hará que parte de ese petróleo permanezca bajo tierra, lo que significa, entre muchas otras cosas, un valor completamente diferente para el retorno de la inversión que se prometió a accionistas al comienzo de la valoración del proyecto de desarrollo petrolero, lo que requiere nuevos métodos sofisticados de evaluación de inversiones por fases (León, 2017).

Javier Mauricio León

Trabajos citados

Yamani, S. (s.f.). Minister of Petroleum Saudi Arabia.

BP. (2019). Energy Outlook. BP.

Neuhoff, K. (2005). Large-Scale deployment of renewables for electricity generation. Oxford Review of Economic Policy.

United Nations Task Force on Financing for Development. (2018). ESG investing and returns. Obtenido de https://developmentfinance.un.org/esg-investing-and-returns

Banco Mundial. (2017). World Bank Group Announcements at One Planet Summit. Obtenido de https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2017/12/12/world-bank-group-announcements-at-one-planet-summit

Carbon Tracker Initiative. (2020). Obtenido de https://www.carbontracker.org

León, J. M. (2017). Tesis Evaluación de proyectos de desarrollo de campos petroleros utilizando opciones reales. Obtenido de https://repository.cesa.edu.co/handle/10726/1716

DrawDown. (2017). The most comprenhensive plan ever proposed to reverse global warming. Penguin.

Santa Marta estrena burguesía

Por: Ernesto Forero.

@ErnestoForero

Recientemente el DANE publicó las proyecciones de la población colombiana para el año 2020, las cuales fueron realizadas con base en el censo nacional adelantado en el año 2018. Dichas proyecciones estiman que Colombia llegará a 50 millones de habitantes en el año 2020 y Santa Marta a 538.000.

El hecho de tener más de 500.000 personas asentadas de manera permanente en un espacio físico limitado tiene efectos en todos los aspectos de la vida de quienes allí conviven; son 500.000 personas que comen, que viven, que se relacionan, que trabajan, que no trabajan, que tienen necesidades, que las cubren, que no las cubren, que sueñan, que fracasan, que estudian, que roban, etc. 

La historia ha evidenciado que el crecimiento poblacional lleva implícito cambios sustanciales en la dinámica social y económica de la sociedad respectiva. Por ejemplo, hacia el final de la Edad Media, el crecimiento de los pueblos trajo consigo la aparición de una nueva clase en la sociedad, diferente de las tres clases o estamentos en que se encontraba dividida la misma: el estamento nobiliario, el clero y el pueblo llano, conformado este último por todos los que no hacían parte de las dos categorías anteriores. Esa nueva clase fue denominada como la “burguesía”, palabra utilizada para llamar de manera genérica a los habitantes de los “burgos” como se denominó a las nuevas “ciudades” en crecimiento de la época. Esta burguesía agrupaba a quienes se dedicaban a actividades esencialmente comerciales, las cuales no giraban en torno a la propiedad o terrenos de los nobles o del clero. 

El surgimiento de esta nueva clase, que con el tiempo fue acumulando recursos e influencia, introdujo a la sociedad nuevos intereses, nuevas percepciones de la realidad, nuevas exigencias y nuevas visiones de lo que era y debía ser la organización social, generando una situación de crisis con el establecimiento. Esta situación de agitación intelectual y social logró generar y acumular el vapor suficiente para hacer pitar, hasta estallar, la olla del ordenamiento social, legal y económico imperante, dando origen a las revoluciones burguesas, siendo la Revolución Francesa la principal de ellas. Estas revoluciones evidenciaron cómo la fuerza de una nueva clase emergente logró cambiar por completo y de un tajo la forma en que se organizaba la sociedad, dejando atrás el Antiguo Régimen, como lo denominaron los burgueses revolucionarios.   

Una ciudad como Santa Marta, que en el año 2020 llegará a aglomerar a más de 500.000 personas de manera permanente, sin sumar la población flotante asociada a su vocación turística, empieza a sumergirse en dinámicas sociales y económicas propias de las ciudades medianas, con todo lo que ello implica. Ese tránsito trae consigo, entre otros, cambios en el perfil de su habitante medio, pues el crecimiento poblacional y la dinámica económica que genera abre la posibilidad de supervivencia a un mayor número de actividades profesionales, comerciales o industriales, diversificando así los intereses y visiones que interactúan en la sociedad. 

Hoy, por ejemplo, un ingeniero de sistemas programador de softwares puede tener la expectativa legítima y fundada de poder desarrollar su carrera de manera independiente en Santa Marta, lo cual era antes inimaginable, salvo que fuese contratado directamente por una empresa. Lo mismo sucede con diferentes profesiones “no tradicionales”, por llamarlas de alguna manera que permita ilustrar el punto. Como el ingeniero del ejemplo, hoy es económicamente posible (no sin dificultades, ¡pero antes era imposible!) que un diseñador de interiores, un artista, un cineasta, un chef, o un emprendedor contemplen la posibilidad de desarrollarse profesionalmente en Santa Marta. 

Ese nuevo perfil de habitante samario, producto de una ciudad en crecimiento, es la nueva burguesía. Una burguesía conformada por estudiantes universitarios, por jóvenes profesionales especializados, emprendedores, trabajadores preparados, amantes del arte, de la cultura, defensores del ambiente, profesores con maestría y doctorados.  

Esa nueva burguesía samaria, que trae la herencia de la burguesía de las revoluciones del siglo XVIII, viene incluso con más ebullición que aquella, pues la tecnología y la globalización han puesto al servicio de sus intereses mayores y mejores herramientas. Hoy esa nueva burguesía tiene acceso a un mayor conocimiento que antes, viaja de manera más fácil y económica, está comunicada y conectada de manera casi instantánea con el mundo, todo lo cual le permite analizarse a sí misma y a su entorno, comparar su realidad con la realidad de la población de otras ciudades colombianas o extranjeras, y, finalmente, le permite llegar a la conclusión de en qué realidad se encuentra y en qué realidad quiere estar. 

Cuando evidencia que la realidad en la que se encuentra no lo satisface, la ebullición incrementa y el silbido del pito empieza a subir su volumen; la presión cae entonces sobre los hombros de los gobernantes de turno y las expectativas del futuro son depositadas en los brazos de los aspirantes a gobernantes. Esta compleja situación en la que se mezclan inconformidades del presente, historias y prejuicios del pasado, con expectativas del futuro, abonan el terreno para caudillajes politiqueros que terminan alimentando el ciclo vicioso de la defraudación de expectativas y creando nuevos prejuicios. 

Los gobernantes actuales y quienes aspiren a ser los gobernantes de estos burgos del presente como Santa Marta, que en 2020 albergará a 500.000 habitantes, tienen el reto inmenso de estar a la altura de las exigencias de la nueva burguesía, mucho más ilustrada y consciente que la del pasado, y deberán sintonizarse con la forma como ese nuevo estamento percibe su realidad y proyecta su futuro. La población en general, por su parte, deberá permanecer exigente, aunque atenta para no caer en caciquismos que terminen por defraudar, nuevamente, sus expectativas.

*Director Temático del Departamento del Magdalena.

Paz al aula: iniciativas para resolver conflictos en el salón de clases

Por: Juanita Peñuela y Diana Zerda*

Dictar clases no es tan fácil como saber instruir un tema. Para cualquier profesor que haya pisado el salón de clases es una verdad que el manejo de grupo o gestión de aula es algo que se lleva una tajada grande del tiempo cada día y se interpone a los objetivos académicos de aprendizaje.

Claro está que los contextos varían así como lo hacen las dinámicas entre los grupos, y las condiciones generales que rodean a los estudiantes. Los conflictos se manifiestan de formas tan diversas e inesperadas que un profesor está de antemano prevenido a cualquier evento. Al fin y al cabo, como adulto responsable los menores de edad están a su cargo es él o ella quien debe responder por ellos.

Pero, ¿de qué manera sortean los profesores los conflictos del salón de clases a diario? No hay una sola fórmula secreta, pero sí varias iniciativas y propuestas que queremos dar a conocer. Tenedor, cuchara y cuchillo Para ningún profesor es un secreto que muchas de las actitudes que sus estudiantes tienen en el aula provienen de sus experiencias en casa. Es por ello que los padres de familia juegan un rol fundamental en aspectos como la forma de resolver conflictos. Por eso, realizar talleres de padres en las Instituciones Educativas resulta una estrategia de gran importancia para el desarrollo diario de las actividades de los estudiantes.

Una manera creativa y útil para abordar este tema es mediante el uso del tenedor, la cuchara y el cuchillo como analogías de formas violentas y no violentas para tratar un conflicto. Así, el cuchillo y el tenedor representan instrumentos generadores de tensión y de mayor violencia que no reconocen en sí mismos ni en el otros emociones y posibilidades de transformar la situación hacia una solución funcional para todas las partes involucradas. La cuchara, por el contrario, tiene la facultad de unir, acompañar y crear nuevos caminos. Después de una breve explicación, cada padre y madre es confrontado con una pregunta: ¿con qué elemento se identifican a la hora de tratar conflictos con sus hijos? En una aula en el Urabá, sin pensarlo, la mayoría de padres se reconoció en el cuchillo, pues en sus palabras “es la mejor manera de cortar el conflicto/problema de raíz”. Tras esta breve escuela de padres, poco a poco se vislumbraron actitudes nuevas en algunos estudiantes de 3A. Empezaron a relacionarse de otra forma con sus compañeros debido a que la manera como sus padres se relacionaban con ellos se transformó.

Pequeñas victorias como esta son un recordatorio para los docentes que en regiones como el Urabá, están trabajando con distintos actores de su comunidad educativa en búsqueda de herramientas y estrategias relevantes dentro y fuera del aula en torno a la construcción de paz local. GuardianesOtro de los grandes desafíos que se viven diariamente en el aula es el de las relaciones interpersonales.

De nuevo, lo que los niños aprenden en casa, sumado a sus contextos y realidades más inmediatas necesariamente permea en la manera como se relacionan con sus pares en el colegio. Así, es posible que los profesores se vean enfrentados a situaciones en las que sus estudiantes de primaria repliquen acaloradas discusiones sobre, por ejemplo, quienes son más fuertes para combatir la nueva amenaza en la región del Urabá: si el Ejército o la Policía Nacional.

Rápidamente este tipo de situaciones se traducen en fricciones entre compañeros, diferencias que se agudizan con el pasar de los días. Situaciones como estas constituyen el escenario perfecto para probar nuevas estrategias que permitan a los niños transformar sus relaciones a partir de sus realidades individuales sin desconocer el contexto social y político en el que viven.

Así, nació el plan de aula “Guardianes” en una Institución Educativa del Urabá Antioqueño, pensado para trabajar a través de la disciplina positiva en habilidades de trabajo en equipo, gratitud y empatía. La rutina diaria cambió. Los días iniciaban en círculo, para que cada uno reconociera al otro y se reconociera como parte de un grupo. Cada estudiante traía al círculo su “Libro de los Guardianes” y un palito de paleta con el nombre de quien había sido asignado como su guardián, como símbolo de cuidado y protección. En su libro, escribían lo que sentían y por qué se sentían agradecidos, con su guardián y con algún otro compañero o compañera de clase. Además, todos los viernes hacían un intercambio de gratitud que quedaba plasmado en un mural al lado derecho del salón. Con el tiempo, los niños empezaron a adquirir pequeñas rutinas de organización del espacio con el fin de prepararlo para iniciar el día con gratitud.

Además, la relación entre guardianes se fortaleció, permitiendo que acaloradas situaciones como la descrita, no irrumpieran con la misma fuerza en las relaciones de los niños. Aprendieron a reconocer y a reconocerse como miembros importantes para la sana convivencia de su curso y a expresar lo que sentían hacia el otro en un lenguaje de empatía universal: el de la gratitud.

 

La colmena

El salón de clase tiene un fuerte potencial para transformar realidades, hablar y reflexionar en torno a temas como la resolución de conflictos desde la realidad de los estudiantes. Se trata de ser creativos con los recursos humanos, culturales y naturales disponibles, teniendo presente que son los estudiantes quienes tienen el potencial para guiar la actividad y generar alternativas de transformación.

Así como los cubiertos se convirtieron en una analogía para la resolución de conflictos, en esta experiencia fue el panal de abejas el elemento seleccionado por los profesores para reflexionar en torno a la resolución de conflictos y al fortalecimiento comunitario. Los chicos recibieron un octágono en el cual escribieron un conflicto que recientemente hubieran tenido con algún compañero o familiar y cómo lo resolvieron. Tras una breve reflexión, el otro lado del octágono escribieron cómo les habría gustado resolverlo. Los profesores les pidieron que tomaran los extremos de cada octágono, en los cuales había colgada un pedazo de lana, para que formaran una gran colmena que representara su comunidad. Sin embargo, algunos estudiantes recibieron una herramienta extra: unas tijeras.

Ningún otro compañero sabía que las tenían, pero su objetivo era claro: cortar las recién formadas relaciones. Hubo confusión. Quienes estaban formando la colmena se molestaron con quienes intentaron, en muchos casos con éxito, cortar la lana de sus octágonos. En algunas esquinas se escuchó una queja: “profe, están dañando mi unión” o, “profe ¡vea! Quítele las tijeras” Lo que no sabían era que todo hacía parte del mismo ejercicio y que ellos, quienes estaban cortando su colmena, eran sus conflictos, peleas y discusiones. Para estos estudiantes de noveno grado fue claro que su comunidad en la Zona Norte de Cartagena y las relaciones que se gestan en ella son más fuertes que un tercero con intención de desintegrarla. Así, con la poca lana que les quedó, volvieron a unir su colmena, transformando la “herida” en un insumo de unión. 

Ceder, evadir, negociar o usar la fuerza

Al preguntarle a los niños cuáles son las formas en que se deben resolver los conflictos y los problemas la mayoría responderá que con el diálogo o hablando. Sin embargo, en el día a día las emociones ganan terreno haciendo que las peleas y agresiones sean las formas más usadas por los estudiantes. El uso de la fuerza perpetúa la violencia y aunque da una solución a las cosas, daña la relación entre las dos personas. Por eso, usar la reflexión que hace la cartilla “Secuencias Didácticas de Educación para la Paz” en el salón de clase permite tener una herramienta útil para darle a conocer a los estudiantes mejores maneras de resolver los conflictos que diariamente se presentan en sus vidas en su interacción con las demás personas.

Al trabajar esta herramienta con los grados sexto y séptimo los estudiantes reconocieron el valor de mantener las relaciones entre las demás personas que hacen parte de una comunidad. A través de ejemplos los estudiantes mencionaron las situaciones en las que consideraban que era necesario ceder, o evadir. Usamos situaciones de la vida cotidiana como el trato con los papás o los ciudadanos o compañeros del colegio.

Por ejemplo, consideraron que cuando un papá o una mamá les pide que lleguen a cierta hora a la casa es mejor ceder, pues es una precaución que ellos toman para cuidarlos. También nos cuestionamos sobre cuáles eran las formas más comunes en las que solíamos resolver los conflictos en el salón, y las consecuencias que esto traía para el ambiente de clase; el uso de agresiones físicas o verbales creaba rencores y pensamientos y actitudes negativas entre ellos. Ante la negativa de varios estudiantes que manifestaban no estar interesados en tener buenos lazos afectivos con otras personas del salón se usaron anécdotas sobre personas que se vuelven a encontrar más adelante y cómo cambian las circunstancias para ambos.

Algunos concluyeron que era necesario mantener los buenos tratos “pues no se sabe qué vaya a pasar más adelante”. Al finalizar la sesión se hicieron compromisos personales en los que los estudiantes escribían algo nuevo que hubieran aprendido y que quisieran poner en práctica en sus vidas diarias. No obstante, como profesor es necesario recordar constantemente estas formas de resolver conflictos a los estudiantes y crear consciencia sobre las consecuencias que trae usar una u otra forma para la vida en comunidad.

¿Resolver o transformar los conflictos en el aula?

Las experiencias educativas aquí expuestas son una pequeña radiografía de los cientos de iniciativas que profesores en todas las esquinas de Colombia están sacando adelante para formar a sus estudiantes en valores, un elemento esencial en materia de educación para la paz.

Hoy en Colombia la educación para la paz encuentra una ventana de oportunidad para constituirse como un elemento, no para resolver el conflicto, sino para transformarlo desde sus raíces estructurales. Transformar implica tener una mirada a largo plazo, primando el fortalecimiento de relaciones y la transformación de las mismas hacia espacios de reconocimiento de realidades propias y ajenas.

Esta perspectiva propuesta por John Paul Lederach permite abordar los conflictos desde sus causas más profundas, reconociendo la multiplicidad de actores que lo componen y generando espacios para que todos actúen hacia la construcción de paz iniciando por su entorno más inmediato. Pero, ¿cómo hacerlo en el aula de clases? Permitiendo que los estudiantes cuenten con espacios para reconocerse y reconocer al otro desde lo que los une y lo que los diferencia, así como apostándole a la formación docente en y para la educación para la paz.

Así, el aula tiene el potencial de convertirse en un espacio seguro, a partir del cual los estudiantes aprendan no solo a sumar y a restar, a leer y a escribir, también a construir relaciones y a reforzar las existentes a través de una pedagogía basada en valores para la paz que abarque distintos niveles de la sociedad colombiana.